Ilusionados, pero no ilusos
Apuntaba Italo Calvino en La jornada de un escrutador (1963) que, “en política como en todas las cosas en la vida, (...) sólo cuentan dos principios: no hacerse demasiadas ilusiones y no dejar de creer que cualquier cosa que hagas puede servir”. Retomo la frase porque me parece que refleja una faceta hasta ahora poco discutida de la opinión pública mexicana con respecto al actual gobierno. Durante varios meses hemos visto a través de las encuestas a un público mexicano mayoritariamente esperanzado, hasta cierto punto ilusionado, con el gobierno. Los niveles de apoyo popular al Presidente reflejan expectativas ciudadanas muy favorables. Pero, al mismo tiempo, el público mexicano está muy consciente de la dificultad de los retos y problemas que enfrenta el gobierno. Parece que estamos ante una sociedad que tiene expectativas favorables, pero cautelosas.
El tema del avión presidencial que se discutió esta semana ilustra bien este fenómeno. En el discurso de López Obrador, como candidato y como Presidente, la venta del avión no parecía tener mayor dificultad y se daba por hecho. Pero la noticia de que el avión regresa a México sin venta de por medio, envía otro mensaje: no es tan fácil como parecía.
Entre la opinión pública, la intención de vender el avión se ha visto positiva, pero cauteloparte