Habrá boda en Tabasco
Sí señores, ¡se nos casan! No, no estoy hablando de nadie de la familia del presidente López Obrador, ni de su hijo que lo acaba de hacer abuelo desde Houston, Texas. Sino de la tabasqueña Gabriela Ruiz, quien fue nombrada la mejor chef de México de 2019, de acuerdo con la guía de los 120 restaurantes del país México Gastronómico 2019, desarrollada en conjunto por S. Pellegrino, Nespresso y Culinaria Mexicana. Su adorado Rafael López
Rubí se le arrodilló como príncipe y le propuso matrimonio en Cartagena, y Gaby, de la emoción, no saben cómo lloraba mientras se abrazaban y la gente que los vio les deseaba felicidades. El anillo no fue el clásico, sino uno con un rubí y dos diamantes que está ES-PECTA-CU-LAR. De su megaexitoso restaurante, Carmela y Sal, en la Torre Virreyes, ya les había platicado en este mismo espacio. Su apuesta fue preparar una cocina de autor con alma tabasqueña. Durante la pasada campaña presidencial todos los comensales, al saber que era de Tabasco, le preguntaban, obviamente llenos de morbo, si tenía en el menú pejelagarto y se aventaban el siguiente comentario: “por lo menos para que nos lo comamos”. Lo sabía hacer, pues en sus inicios ganó un concurso culinario muy “tú las traes” preparando justamente pejelagarto en verde. Y tras darle vueltas y vueltas, hoy ya tienen en su menú tacos de pejelagarto.
¿Cómo es que decidieron hacerlos?, pregunté.
“Es un plato típico de Tabasco, se come en verde, asado o en empanadas, por mencionar algunas. En los que tenemos en la carta utilizamos col en vez de masa para que no sean pesados, y cebollas moradas encurtidas con limón y chile amashito”.
Seguro se están preguntando, ¿a qué saben? Mi respuesta es, ¡creo que a pantano! Ellos lo describen así: “el pejelagarto sabe a pescado con una nota terrosa, su carne es blanca y la piel es dura sin escamas”. Aunque yo no fui la mejor fan, pues prefiero mil veces antes el sope de chicharrón prensado con pulpo, les puedo platicar que sí son muy demandados, “mucha gente los pide para probarlos por primera vez y cuando regresan los piden de nuevo”, me dijo Gaby. ¿Los servirán en la boda? Se ríen ambos y me contestan “No lo habíamos pensado, podría ser una opción.”
Muchas felicidades y, obvio, ya les contaré la reseña del bodorrio.