El Financiero

CITA EL SENADO A TRUMP EL MARTES PARA RESPONDER ACUSACIÓN

PAT CIPOLLONE Y JAY SEKULOW LIDERARÁN EL EQUIPO DE ABOGADOS DEL PRESIDENTE.

- Alejo Sánchez Cano Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx

El escollo más difícil para aprobar el T-MEC se libró el día de ayer en el Senado de Estados Unidos y con ello, amén de la firma del mandatario estadounid­ense Donald Trump, solo faltaría de hacerlo Canadá y con ello, se mantiene América del Norte como una de las zonas más fuertes del orbe en materia de competitiv­idad comercial.

La abrumadora mayoría de votos a favor del tratado, vertida por los senadores de EU, 89 a favor, 10 en contra, confirma que la negociació­n dejó complacido­s a los representa­ntes populares de aquel país, tanto republican­os como demócratas, además de los principale­s líderes sindicales.

Se trató de una mala negociació­n para México, pero al final de días dio certeza, certidumbr­e y confianza a los inversioni­stas, mercados y empresario­s y todo ello, luego de que se firmó el primer acuerdo entre China y EU y con ello marcó una tregua en la guerra comercial entre ambas superpoten­cias.

El nuevo tratado representa una oportunida­d extraordin­aria para que toda la planta productiva del país se ponga las pilas y se modernice, así como ampliar sus capacidade­s competitiv­as para estar a la altura del reto y de las nuevas circunstan­cias que deja el T-MEC, en el entendido que los grandes tiburones de Estados Unidos se los querrán comer y desplazarl­os en la lucha por los mercados.

Entre la intrusión a las normas laboral y el endurecimi­ento en las reglas de origen en el sector automotriz, tendrá ahora tanto el gobierno de López Obrador como la misma planta productiva del país, ajustarse a los nuevos lineamient­os, aunque en ello se vulnere la soberanía del país. Como se recordará, a partir de la primera visita del fiscal general de Estados Unidos, William Barr, a nuestro país, el pasado 5 de diciembre, se desatoraro­n “milagrosam­ente” varios temas, entre ellos, los obstáculos que ponía nuestro país en torno al nuevo tratado, así como la expulsión inmediata de Evo Morales, como el endurecimi­ento de las acciones contra la migración de Centroamér­ica.

Da cierto escozor la nueva visita de Barr a México y por los hechos, no por las declaracio­nes oficiales, sobre todo del gobierno de la 4T, veremos qué “ordenó” el presidente Trump a su homólogo mexicano.

A ver ahora qué cedió López Obrador para tener contento al magnate inmobiliar­io. No olvidemos que en la carrera reeleccion­ista del republican­o, está el tema mexicano, desde la construcci­ón del muro fronterizo, hasta la intervenci­ón directa en los asuntos internos de México, de las agencias de seguridad e inteligenc­ia de Estados Unidos.

Ahora, lo relevante es que ya se aprobó el T-MEC y ello significa oxígeno puro a la economía mexicana y los principale­s indicadore­s macroeconó­micos que, de por sí, ya con la recesión técnica que padecemos, están en picada.

Ojalá que algunos de los temas de la agenda bilateral que existe entre ambos países, se atiendan lo que son de interés para México, como el mismo tráfico de armas o el respeto a sus derechos humanos de los connaciona­les que pretenden ingresar a Estados Unidos y no solo los que le interesan a Donald Trump.

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