La ‘enfermedad’ del (no) crecimiento
No hay buenas noticias para el mundo ni para México. La economía mundial está en riesgo ante la propagación fuera de China de la epidemia de Covid-19, causada por el mortal coronavirus surgido en la ciudad de Wuhan. El desplome reciente de las bolsas de valores y los precios del petróleo refleja el miedo de los inversionistas a una eventual pandemia dada la mayor cantidad de países con brote. Los temores de contagio global se intensifican a medida que la neumonía viral sigue extendiéndose fuera de China continental, principalmente en Corea del Sur, Irán e Italia. México debe estar en alerta después de que el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, llamó al mundo a preparase para una “potencial pandemia”.
Las implicaciones económicas del coronavirus destacaron en la ‘agenda de prioridades’ de la reciente reunión de ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales del G20, realizada en Riad. De acuerdo con el comunicado conjunto oficial de la cumbre, los líderes económicos del G20 “mejoraremos el monitoreo de riesgos globales, incluido el reciente brote de Covid-19. Estamos listos para tomar más medidas para abordar estos riesgos”. Discutieron el impacto del coronavirus y prometieron vigilar el brote de cerca, pero no acordaron medidas concretas. El coronavirus es la “incertidumbre más urgente” que enfrenta la economía global y una amenaza para la “frágil recuperación”, advirtió la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva.
El brote de Covid-19 “es un duro recordatorio de cómo una frágil recuperación está amenazada por eventos imprevistos”, publicó Georgieva en un blog previo a su participación en la reunión ministerial del G20 en Arabia Saudita. Las previsiones más recientes de crecimiento del FMI, publicadas a finales de enero, anticipaban una expansión global de 3.3 por ciento en este año, tras el 2.9 por ciento de 2019.
Según Georgieva, el crecimiento esperado de la economía mundial se verá recortado –hasta ahora– en 0.1 por ciento por la epidemia de coronavirus.
Para China, el FMI pronosticaba en enero un crecimiento de 6 por ciento en 2020, pero el fin de semana recortó su proyección a 5.6 por ciento, que sería la expansión más baja del gigante asiático desde 1990. En el caso de México, ayer
se confirmó que la economía se contrajo 0.1 por ciento en 2019, que representa la primera lectura negativa anual desde 2009. Además, con cifras desestacionalizadas, el dato del PIB del periodo octubre-diciembre fue revisado a la baja de un ‘crecimiento cero’ en la estimación oportuna a una caída de 0.1 por ciento trimestral. La mala noticia es que los datos revisados del INEGI no sólo corroboran que la actividad económica del país permanece estancada desde finales de 2018, sino muestran que en cada uno de los cuatro trimestres de 2019 se contrajo 0.1 por ciento.
Eso, que no tiene precedente desde que inició la serie del PIB trimestral en 1993,
sugiere la existencia de un periodo recesivo.
Aún no se puede sostener que México entró en recesión, porque la contracción de la economía no es generalizada ni profunda, pero sí extendida.
Hacia adelante las señales no son positivas, pues se espera una recuperación moderada de la actividad económica con un crecimiento menor a 1 por ciento en este año.
Se confirma que México padece una ‘enfermedad’ crónica que impide el crecimiento, sin contar los posibles efectos del coronavirus.