Año de contracción
Ya tenemos el dato del Producto Interno Bruto para 2019. Se confirma la ligera contracción que había apuntado el dato oportuno hace unas semanas. Esto significa que en el último trimestre del año tuvimos una contracción un poco más importante, de -0.4%, frente al mismo periodo de 2018. Los únicos datos sorprendentes tienen que ver con el comercio al menudeo, que tiene un gran salto en diciembre, y los servicios de gobierno, que por primera vez alcanzaron cifras negras en ese mes.
Lo primero parece ser un tema de calendario. De acuerdo con las tiendas de autoservicio y departamentales (y Walmart, por su parte), noviembre fue un mes excepcional, y diciembre más bien malo. Sin embargo, INEGI reportó en noviembre un crecimiento del comercio al menudeo casi nulo, y en diciembre un gran salto. En las cuentas públicas, el IVA en diciembre fue muy elevado, que correspondería a ventas de noviembre. No hay mayor problema con la cifra si consideramos el comportamiento del trimestre completo: el comercio al menudeo crece en los últimos tres meses de 2019 a un ritmo de 3.2%, ligeramente superior al del trimestre previo, de 3%. Así que no hay que complicarse la vida con la información.
En el caso de los servicios de gobierno, las finanzas públicas también nos ilustran: en diciembre se hizo un reacomodo generalizado en las secretarías, y se gastó dinero que se tenía pendiente. Nos falta saber exactamente qué se hizo en el gobierno, pero no cabe duda de que sí hubo un repunte en gasto, comparado con todo el resto del año.
El resto de actividades no muestra nada excepcional: el comercio al mayoreo se sigue hundiendo (-5.6% en el cuarto trimestre), comunicaciones y transportes, con un crecimiento moderado (1.8%), servicios financieros e inmobiliarios, en contracción leve (-0.3%), educación y salud, con contracción más seria (-1.1%), y servicios de esparcimiento, casi igual (-0.8%). Mejoran los servicios de alojamiento (2.8%) y servicios profesionales y de apoyo (3.4%).
Con base en esa información, y lo poco que hay de enero, esta columna espera una contracción durante el primer trimestre en los servicios, y tal vez datos un poco menos malos en los siguientes. En la industria, es de esperar que la contracción en manufacturas continúe (aun sin considerar el impacto del coronavirus, que cada día es más probable que sea relevante). Continuando el ciclo tradicional de la industria del país vecino, los primeros datos positivos deberían aparecer hacia mayo en este rubro. La caída en construcción continuará en 2020, aunque sea menos seria que el año pasado, en el que fue de casi -5%. Finalmente, la recuperación de producción de petróleo no será espectacular, como comentamos ayer. Podemos esperar una contracción leve de la industria en 2020 (insisto, antes de incorporar el impacto del coronavirus) de medio punto, y un crecimiento muy pequeño en servicios, tal vez de la mitad de eso. En el conjunto, el crecimiento total de la economía será de cero, como ya habíamos comentado hace unos días. Es decir, la información publicada ayer no permite corregir. Ya veremos cuando tengamos datos de enero si hay de dónde tomar una posición más optimista. Aunque algunos siguen discutiendo si esto es recesión o no, pasar de un crecimiento de 2.5% anual a contracciones pequeñas, o estimaciones de estancamiento, no es nada agradable. Considere usted que van cinco trimestres alrededor de cero, y el actual no apunta distinto. Esto significa que ya perdimos 4% del PIB, en crecimiento que no ocurrió, además del impacto en el crecimiento futuro, que es ahora al menos un punto porcentual menor, por año, para la próxima década. Llámele como guste.