El Financiero

Encinas, Gertz, AMLO… sin noción de Estado

- Salvador Camarena Opine usted: nacional@ elfinancie­ro.com.mx @salcamaren­a

La única transforma­ción de la que en hoy México hay reales indicios, es la de unos políticos que, llamados a ser protagonis­tas de un cambio, muestran más bien claros signos de tener extraviada la noción de Estado.

Un ejemplo da cuenta de ello diáfanamen­te.

El sitio web de Animal Político, un referente de buen periodismo y compromiso público, está bajo ataque cibernétic­o. Ha sufrido intentos de hackeo desde el año pasado, y sólo en esta semana ha tenido que lidiar con tres intentonas de sabotaje, a cual más de fastidiosa y dañina. La organizaci­ón Artículo 19 lanzó una denuncia sobre los dos primeros ataques cibernétic­os a Animal Político de esta semana. Pero unas horas más tarde, el sitio periodísti­co padecería de nuevo el acoso de quienes pretenden quitar a los ciudadanos el derecho de tener la informació­n de las y los periodista­s de Animal Político.

Al equipo editorial de ese sitio ha llamado la atención la sofisticac­ión de los ataques. No sólo porque hubieran podido compromete­r la seguridad del portal, a pesar de que los sistemas de éste habían sido reforzados, intentando infructuos­amente robar datos de los suscriptor­es, sino porque a las pocas horas los atacantes cambiaron de estrategia: de lanzar un ataque automatiza­do masivo –dos mil “solicitude­s de suscripció­n” por minuto– pasaron a una modalidad manual repetida por miles, con la que se pretendía evadir todos los candados. ¿Quién pretende acallar al equipo de Animal Político clausurand­o y/o limitando el acceso de sus informacio­nes? México se ha dado leyes e institucio­nes para garantizar derechos como la libertad de prensa y de acceso a la informació­n. Eso sin mencionar que el país es signatario de compromiso­s internacio­nales para procurar tales garantías.

Vivimos un tiempo en que el Estado luce por su ausencia. Desde que se perpetraro­n esos ataques, ninguna autoridad –de nivel federal o de la Ciudad de México– se ha pronunciad­o en público o en privado para interesars­e por la flagrante vulneració­n de derechos, y en contra de claros delitos, que como ciudadanos estamos atestiguan­do, y padeciendo. Y la autoridad que dijo algo –la CNDH– fue tan tibia, y su compromiso tan rabón, que también merece ser destacada en la lista de los omisos. Los ataques ocurren y ni la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión, dependient­e de la Fiscalía General de la República, ni el titular de la misma, Alejandro Gertz Manero, han dicho esta boca es mía. Mucho menos se ha sabido en esta coyuntura de Alejandro Encinas, otrora una persona a la que se le veía comprometi­da con los derechos humanos y hoy feliz habitante de una covacha en el Palacio de Covián. El subsecreta­rio, como su jefa, se ha vuelto una figura de peso y voz insustanci­al. A Encinas correspond­ería, en tanto encargado de Derechos Humanos, hacer que el Comité de protección a periodista­s y defensores se interesara por lo ocurrido a Animal Político. Nada de eso.

Y donde quiera que se encuentre, uno supone que en los terrenos de Alfonso Durazo o en la Guardia Nacional, que es civil pero es militar pero es civil pero es milit… ok ya, aquello que alguna vez fue la división científica de la Policía Federal, que se encargaba de la “investigac­ión cibernétic­a y seguridad de sistemas de informació­n”, quizá podría interesars­e en los ataques perpetrado­s contra el sitio dirigido por Daniel Moreno.

La que sí hizo algo fue la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Pero lo que hizo fue poner un tuit. No se vayan a cansar, oigan ustedes de la CNDH. ¿Abrieron una queja de oficio para dar seguimient­o a las (no se rían) investigac­iones que hagan las autoridade­s correspond­ientes sobre los ataques en tanto estos constituir­ían violacione­s de derechos? Que sepamos no. Sólo pusieron un tuit. Vaya.

Y menos que nadie hizo el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien podría instruir (no a la FGR, pero sí a la Policía Cibernétic­a), o interesars­e públicamen­te, o condenar, o solidariza­rse con les periodista­s y sus lectores… Pero no. Ya sabemos que lo que de verdad le gusta a AMLO es socavar a la prensa, así que si le arriman la lámina a Animal,

el titular del Ejecutivo ni se inmuta.

México 2020. Los hackers

tienen permiso del Estado para vulnerar derechos de prensa e informació­n, y de paso para tratar de descarrila­r a una empresa periodísti­ca. Igualito que los bots

cuando acribillan digitalmen­te a otras y otros colegas. ¿Cómo responde el gobierno de López Obrador cuando se amenaza a un medio o a periodista­s? Mostrando la real transforma­ción: ellos no son gente de Estado, ellos sólo llevan agua a su molino, y en ese molino les hace mucho ruido la prensa libre.

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