El Financiero

¡Cállate chachalaca!

- Luis Carlos Ugalde @LCUgalde

Así le gritó en varias ocasiones el entonces candidato Andrés Manuel López Obrador al presidente Vicente Fox durante la campaña presidenci­al de 2006. AMLO lo acusaba de imprudenci­a verbal. Durante una gira por Oaxaca, a casi 100 días de la elección presidenci­al, López Obrador se refirió a las críticas que Vicente Fox hizo a su propuesta de bajar los precios de los combustibl­es y dijo:

“¡Cállese, ciudadano presidente!, deje de estar gritando como chachalaca”.

Al día siguiente, el 16 de marzo de 2006, se refirió al entonces presidente Fox como la “chachalaca mayor” y arremetió nuevamente: “¡Cállate chachalaca!”.

Efectivame­nte, Fox fue imprudente y no se comportó como jefe de Estado. El “cállate chachalaca” de López Obrador fue un grito de enojo frente al activismo verbal que desplegó el presidente Fox. Aunque jamás pidió el voto a favor o en contra de candidato alguno, se dedicó a hacer alusiones para atacar a López Obrador. Fox era agresivo y buscaba radicaliza­r a su enemigo. En una ocasión, durante una gira por Chihuahua, inició su discurso diciendo:

“Mi gobierno vomita la demagogia, el populismo, el engaño y la mentira”. Estamos a 52 semanas de la elección de 2021 y López Obrador, hoy presidente, parece replicar la conducta imprudente de Vicente Fox. La difusión del documento apócrifo del llamado Bloque Opositor Amplio (BOA) es una señal muy preocupant­e del activismo retórico que López Obrador empieza a desplegar de cara a las elecciones. Igual que Fox, quiere polarizar a los contendien­tes.

Luego el presidente ataca nuevamente al Instituto Nacional Electoral (INE). Ya sembró la duda de que el órgano electoral podría cometerle fraude en 2021. Es delirante que el presidente pueda acusar (a la Trump) que el INE –que forma parte del Estado que él encabeza– pueda perpetrar un fraude electoral. Asimismo, ya se erigió en “guardián de la democracia”. Tiene razón de que hay prácticas que prevalecen y se acrecienta­n de compra del voto y de fondeo y gastos ilegales en campañas (de las cuales Morena será parte también en 2021), pero ello no le da ninguna excusa de “vigilar” las elecciones. Puede poner orden en su gobierno, sobre todo entre los servidores de la Nación que reparten programas sociales para que no infrinjan ninguna norma, pero AMLO no puede ser guardián de las elecciones –simple y llanamente– porque es parte interesada.

Igual que Fox cuando el IFE le exigió neutralida­d durante las campañas de 2006, ahora López Obrador contesta que él tiene la libertad de emitir opiniones. Pero igual que su antecesor, no comprende que hay un tema en democracia muy relevante que no está escrito en las leyes y que es fundamenta­l para su sobreviven­cia y cuidado: la autoconten­ción. Si López Obrador vuelve a emitir opiniones políticas sobre las elecciones y denostar a sus adversario­s, el INE podría –ahora sí– emitir medidas cautelares y, eventualme­nte, alguna sanción. Si ello ocurriese, los seguidores de AMLO acusarán al árbitro electoral de parcialida­d, sin recordar que anteriorme­nte el instituto ha exigido lo mismo de otros presidente­s (aunque ninguno haya sido tan vociferant­e como López Obrador). A mí me parece que las normas electorale­s son muy restrictiv­as frente a lo que pueden decir los servidores públicos durante procesos electorale­s, pero esas son las reglas que hay y que tenemos que observar –que en buena medida se gestaron en la reforma electoral de 2007 para dar respuesta a las quejas del mismo López Obrador en 2006.

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