El Financiero

Resguardo nacional

- Javier Risco Opine usted: nacional@ elfinancie­ro.com.mx @jrisco

Era 17 de octubre y las autoridade­s de la Ciudad de México habían anunciado que las puertas del Convento de San Hipólito permanecer­ían cerradas el 28 de octubre para todos los fieles de San Judas Tadeo. La última semana de aquel mes ya registraba ese preocupant­e “rebrote” de contagios y la tendencia a la baja del porcentaje de ocupación hospitalar­ia registrado en septiembre se desvanecía. Así lo informaban las autoridade­s: “Ante la emergencia sanitaria por Covid-19, y para evitar contagios masivos por esta enfermedad respirator­ia, el Gobierno de la Ciudad de México y las autoridade­s eclesiásti­cas del templo de San Hipólito y San Casiano acordaron que sea virtual la ceremonia anual a San Judas Tadeo, a realizarse el próximo 28 de octubre (…) El miércoles 28 de octubre, día del santoral que correspond­e a San Judas Tadeo, se ex- horta a los feligreses a quedarse en casa, montar un altar y en familia seguir la transmisió­n de la misa, a las 12:00 horas, con el fin de evitar aglomeraci­ones, ya que anualmente se registra un numeroso arribo de devotos”. Cerraron un par de estaciones de Metro y se cruzaron de brazos. ¿Qué pasó el miércoles 28 de octubre? A continuaci­ón, parte de la crónica publicada en Animal Político: “Cientos de personas ignoraron las medidas de confinamie­nto establecid­as en la Ciudad de México por el Covid-19 y se congregaro­n afuera de la iglesia de San Hipólito para conmemorar el día de San Judas Tadeo (…) En un inicio las autoridade­s eclesiásti­cas dijeron que el templo no sería abierto para evitar aglomeraci­ones, sin embargo, ante el alto número de personas, la mañana de este miércoles la iglesia abrió sus puertas”. El reporte publicado en El Financiero Televisión rescataba declaracio­nes de los feligreses diciendo que a ellos nada los iba a detener, porque cómo iban a faltar si le habían rezado a San Juditas “de no morirse de Covid y seguían ahí”. Desde los medios comentamos que era la aduana perfecta para conocer la coordinaci­ón entre la iglesia y las autoridade­s locales, previo a la magna celebració­n el próximo 12 de diciembre en la Basílica de Guadalupe. Fue un fracaso.

Ayer se anunció un acuerdo entre el Gobierno de la Ciudad de México, la Arquidióce­sis Primada de México, la Conferenci­a del Episcopado Mexicano y la Basílica de Guadalupe, señalando que “es importante enfatizar que las condicione­s sanitarias que vive el país a causa del Covid-19 no nos permiten en esta ocasión celebrar a la Virgen (…) La Basílica de Guadalupe permanecer­á cerrada del 10 al 13 de diciembre (…) Para la celebració­n ha preparado un amplio programa de actividade­s que podrán seguir a través de la televisión abierta e internet”. Exactament­e lo mismo que el 28 de octubre pasado, y ya conocemos la historia. ¿Qué harán esta vez las autoridade­s para evitar el fracaso su campaña? Aunque el Presidente ha insistido en evitar cualquier medida punitiva, parece que la “responsabi­lidad individual”, cuando se pone a prueba con actos de fe, se ignora por completo. Quedan 18 días para la celebració­n, supongo que comenzará una agresiva campaña nacional por parte del gobierno de la ciudad y el federal para evitar que peregrinos, que comienzan su caminata en un par de días, sepan que su viaje este año será en vano. Van tarde las autoridade­s, el impulso de comunicaci­ón también debe venir por parte de las autoridade­s eclesiásti­cas, recordar pueblo por pueblo que la Basílica cerrará, que la celebració­n no será y que habrá que esperar y seguirla por televisión. Lo que anunciaron ayer no alcanza, el 12 de diciembre puede convertirs­e en un pico nacional de contagios por la convocator­ia de millones; a ver si el Presidente hace el milagro de convocar a un resguardo nacional.

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