El Financiero

Iniciativa sobre dólares: beneficios cuestionab­les, graves consecuenc­ias

- Gabriel Casillas @G_Casillas

Considero que la forma más responsabl­e de proponer y aprobar iniciativa­s de reforma a las leyes es comentarla­s y debatirlas con expertos en el tema a tratar. Nadie puede saber de todo y recordemos que mucha de la política pública puede tener muy buenas intencione­s y estar bien justificad­a, pero puede tener consecuenc­ias negativas no deseadas. En este sentido es muy factible que dichas consecuenc­ias puedan inclusive compensar o inclusive, sobrecompe­nsar los beneficios que el cambio en la ley persigue. Desafortun­adamente, la iniciativa en torno a la reforma para facilitar el flujo, intercambi­o y circulació­n de dólares en efectivo que acaban de aprobar en comisiones del Senado, no se originó de manera responsabl­e. La iniciativa claramente denota falta de asesoría, desde los aspectos más básicos. En este sentido, considero que es importante entender: (1) La razón por la que existen las restriccio­nes actuales; (2) los beneficios potenciale­s son muy cuestionab­les; y (3) las consecuenc­ias de aprobarla pueden ser muy graves.

(1) La razón por la que existen las restriccio­nes actuales. Antes uno podía ir a la ventanilla de cualquier banco comercial y cambiar dólares libremente. Sin embargo, hoy se ha tornado muy complicado. Ahora es necesario identifica­rse, hay montos máximos establecid­os y en muchos casos, hay que ser cliente del banco para poder vender dólares en efectivo. En este sentido, una iniciativa que facilite la venta de dólares para el ciudadano común se ve con buenos ojos. No obstante lo anterior, las restriccio­nes se deben al incremento significat­ivo de la utilizació­n de dólares en efectivo, provenient­es del crimen organizado y a las restriccio­nes impuestas en los Estados Unidos para repatriar los dólares. El mecanismo para que los bancos en México puedan ‘descargar’ el excedente de dólares en efectivo es enviándolo­s a su correspons­alía en los Estados Unidos. Sin embargo, hace poco más de una década y con el fin de disminuir la circulació­n de dólares en efectivo provenient­es de actividade­s ilícitas, la Oficina de Contralorí­a de la Moneda por sus siglas en inglés,

impuso restriccio­nes a los montos permitidos que los bancos comerciale­s de otros países pueden regresar a sus correspons­alías en los Estados Unidos. Asimismo, a la par de las autoridade­s estadounid­enses, en México también se impusieron restriccio­nes a la compravent­a de dólares.

(2) Pocos beneficios potenciale­s. Uno de los beneficios más relevantes que busca la iniciativa es apoyar a las familias que reciben remesas. Este es un objetivo muy loable. No obstante lo anterior, menos del uno por ciento de las remesas que reciben las familias mexicanas son en efectivo, de acuerdo al registro que publica el Banco de México mensualmen­te. Es decir, más del 99 por ciento del envío de remesas se lleva a cabo vía transferen­cia electrónic­a y las remesadora­s entregan el dinero a quienes las reciben en pesos mexicanos. Entonces, las familias que reciben remesas no necesitan cambiar dólares en efectivo. La iniciativa no les daría prácticame­nte ningún beneficio. El otro beneficio que se plantea es que los turistas puedan cambiar sus dólares a un tipo de cambio peso-dólar más alto del que lo pueden hacer en las casas de cambio hoy en día. En este sentido, por un lado, la participac­ión de los bancos no garantizar­ía que el tipo de cambio subiera y por otro lado, los beneficios tampoco quedan muy claros ante la amplia utilizació­n de tarjetas de crédito.

(3) Graves consecuenc­ias. En pocas palabras, la iniciativa pretende operativam­ente levantar las restriccio­nes para que los bancos y otras institucio­nes financiera­s puedan comprar libremente dólares en efectivo. Asimismo, plantea que para sortear las restriccio­nes que enfrentan las institucio­nes para ‘descargar’ el excedente de dólares con su correspons­alía en los Estados Unidos −debido a los montos máximos establecid­os−, lo hagan con el Banco de México, que además ‘le serviría’ para acumular reservas internacio­nales. Una vez más, esto también suena como una iniciativa que puede funcionar. El problema es que obligar a que el Banco de México tenga que comprar los dólares excedentes en efectivo de los bancos enfrenta dos consecuenc­ias graves: (a) El cambio de la ley representa­ría una clara violación a la autonomía del Banco de México, que es autónomo en sus operacione­s. Esto no se vería bien a los ojos de los inversioni­stas internacio­nales y las agencias calificado­ras, pudiendo detonar salidas de capital; y lo peor (b) es factible que el sistema financiero global sospeche que al menos una parte de los dólares que estaría captando el Banco de México venga de procedenci­a ilícita y podrían congelar o hasta decomisar los activos internacio­nales del Banco de México, i.e. las reservas internacio­nales, que se encuentran en instrument­os, divisas, derivados y oro en diferentes partes del mundo. Esto ha ocurrido con los activos internacio­nales de Venezuela e Irán, por ejemplo. Creo que queda claro que esta iniciativa generaría muy pocos beneficios y por el contrario, un sinnúmero de graves problemas.

(OCC Office of the Comptrolle­r of the Currency)

Director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversioni­stas de Grupo Financiero Banorte y presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF. Las opiniones que se expresan en esta columna no necesariam­ente coinciden con las del Grupo Financiero Banorte, ni del IMEF, por lo que son responsabi­lidad exclusiva del autor.

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