La guerra de las vacunas ¡¡¡ A
rrancan!!! Una brutal competencia por el mercado, por los presupuestos gubernamentales, por la celeridad en los procesos de producción: Moderna, Pfizer, AstraZeneca, Cancino, en alianza con centros de investigación y universidades prestigiadas a nivel internacional (Oxford, Harvard, etc.) se volcarán los siguientes 12 meses –en su primera etapa– por conquistar las preferencias de todos los rincones del planeta. En los hechos, la humanidad entera necesita la vacuna y no existe precedente alguno, en la historia toda, que permita diseñar, planear o prefigurar cómo será la mejor forma de proteger la vida en su totalidad.
Según la doctora Roselyn Lemus-Martin, especializada en biología molecular por la Universidad de Oxford y hoy parte del equipo que investiga tratamientos contra el Covid en el Instituto Nacional de Salud (INH) en Washington, esto se convertirá en una carrera política. La búsqueda de una vacuna con resultados exprés, que logre aprobaciones de emergencia –Pfizer en esa ruta en varios países EU, Gran Bretaña, etc.– y que obligue por esa misma causa de urgencia vital, el otorgamiento de licencias y permisos. Primero, la rigurosa FDA (Federal Drug Administration en Estados Unidos) que extiende ahora sus periodos de pruebas a dos meses atrás en aras de concretar más certezas de los resultados y minimizar riesgos o efectos secundarios. Luego otras agencias en el mundo, la francesa, la alemana, la señalada como corrupta –en esta administración– la Cofepris mexicana.
Las particularidades y la tecnología utilizada para producir la ansiada vacuna son variables. La de Pfizer –que difícilmente servirá para todo el territorio mexicano– está elaborada sobre la base de tecnología genética (RNA) del virus. Requiere menos 70 grados centígrados, lo que se conoce como ultracongeladores que, en México, prácticamente no existen. Su costo de venta de salida es de 30 dólares por vacuna (dos dosis), unos 600 pesos mexicanos.
La de AstraZeneca en contraste está construida de forma más común al procedimiento habitual para elaborar vacunas: una recombinante, de menos 4 a 6 grados centígrados que tendrá un precio al mercado de 2 a 4 dólares. Es la que los expertos han llamado hasta ahora la vacuna del pueblo, porque será barata y de menor exigencia de refrigeración.
Está Moderna, con menos 20 grados centígrados, o la de Cancino, de menos 2 a 8 grados. Según la doctora Lemus-Martin, ningún país deberá concentrar su estrategia en una sola vacuna por múltiples razones: diversidades geográficas, climáticas, de perfil demográfico, pero, además, la disposición del medicamento. La Gran Bretaña ha anunciado que arranca esta misma semana, con dosis menores a 500 mil vacunas en un país de arriba de 55 millones de habitantes. O California, en Estados Unidos, inicia el día 15 de diciembre, con 245 mil dosis, en un estado donde habitan 40 millones de habitantes.
El proceso será largo, será difícil y complejo, considerando que las farmacéuticas acelerarán sus procesos de producción al máximo. Con todo, piense usted que, para marzo del 2021, no llegaremos a 500 millones de personas vacunadas en el planeta.
La eficacia es otro dilema. La OMS ha señalado que con 50% de márgenes de efectividad, la vacuna puede ser lanzada al mercado. Pfizer afirma 94%, mientras que AstraZeneca, más barata y sencilla, apenas el 70%. Los expertos señalan que no existe una sola vacuna contra ningún tipo de infección en el mundo que sea 100% eficaz. La vacuna entrena al sistema inmunológico a atacar la enfermedad, nos explica la Dra. LemusMartin, no la elimina ni impide por completo que la contraigas. Lo más probable es que la vacuna –cualquiera que sea– sirva para disminuir la gravedad de síntomas que el virus inflige al organismo. El virus va a entrar, la clave es que la vacuna instalada sirva para aminorar los efectos destructivos y nocivos del Covid-19.
A mayor población vacunada se reduce significativamente la tasa de contagio. Cuando en México tenemos índices alarmantes de dispersión de la enfermedad, a pesar de los cínicos e insensibles reportes del gobierno, tenemos elevados niveles de contagios, de letalidad –arriba del 11%– y de mortalidad. Especial y dolorosa atención a los fallecimientos en el sector médico, donde ocupamos el vergonzoso primer sitio en el mundo.
El punto crítico será ahora las fiestas decembrinas; la tradición popular de la posada, de la romería y la fiesta familiar. Si la autoridad no es clara y enérgica en impedir estos festejos, tendremos cientos de miles de fallecidos para el mes de marzo, según la curva del comportamiento estadístico. No podemos bajar la guardia y pensar que como ya viene la vacuna, todos podemos salir a festejar –el peor año de los tiempos recientes. Los hospitales están repletos, no caben pacientes, se eleva la tasa de gravedad en síntomas –muchos más requieren respiradores y procesos de entubamiento.
Lo importante para usted es saber que sólo podrá ser inoculado con una vacuna. No cometa la imprudencia de ponerse una y luego otra –si acaso en dos años es posible. No se saben aún los efectos secundarios; las pruebas fase 4 iniciarán con etapas de vacunación extendida, por encima de 10 mil pacientes.
Usted no podrá viajar a otro país y que se la pongan en España o en Estados Unidos. Usted podrá ser vacunado, cuando las autoridades así lo indiquen, en su propio país de residencia. La prioridad estará enfocada en poblaciones de alto riesgo y vulnerables.
Por último, la vacuna no se venderá en una farmacia, por lo menos en los siguientes 3 o 4 años. Así que no considere la posibilidad de comprarla en un mostrador. Eso no sucederá, al menos, por ahora. ¿Qué nos queda? En la peor etapa de una pandemia que en México nunca disminuyó, no tuvimos “meseta de contagios”, como dicen los expertos. Aquí siempre fue al alza. Queda guardarse y protegerse, aún más de como lo hemos venido haciendo. Sí al cubrebocas, aunque nuestros irresponsables funcionarios digan lo contrario. Sí a la distancia, sí a quedarse en casa. No celebre ni haga fiestas ni vaya a posadas. ¡Cuídese!