El Financiero

Infancia y adolescenc­ia en el entorno digital

- Annayancy Varas García @Yancyvaras Opine usted: yancy.varas@earlyinsti­tute.org

De cara a la Cuarta Revolución Industrial derivada por los cambios tecnológic­os de los últimos años, los niños, las niñas y los adolescent­es se enfrentan a desafíos, oportunida­des y amenazas. Esto significa no sólo estar atentos, sino actuar para que la tecnología sea una aliada, una guía y no un riesgo.

En el reporte

del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés), se habla del entorno en el que vive este sector ante la expansión virtual.

Para empezar, es innegable que este ambiente ha transforma­do las dinámicas en la etapa de la infancia. Según el reporte, los menores de 18 años representa­n, aproximada­mente, uno de cada tres usuarios

Directora de Early Institute de internet en todo el mundo y hay evidencia que revela que los niños están accediendo a internet a edades cada vez más tempranas. Desde el contacto con los videojuego­s hasta la socializac­ión a través de dispositiv­os móviles, la exposición a las herramient­as digitales es una práctica común. En este sentido, es importante la supervisió­n por parte de sus cuidadores y el incentivo a otras actividade­s (deporte, lectura, arte, etcétera) para alentar un desarrollo sano e integral.

Por otro lado, tampoco se pueden negar las bondades en la adquisició­n de conocimien­tos gracias a las herramient­as digitales, sin embargo, sus ventajas no necesariam­ente se comparten. De acuerdo con la UNICEF: “alrededor del 29% de los jóvenes de todo el mundo, unos 346 millones de personas, no están conectados en línea. Los jóvenes africanos son los menos conectados. Alrededor del 60% no están en línea, en comparació­n con solo el 4% en Europa”. Dado que no es parejo el aprendizaj­e de aptitudes –debido a la diferencia de condicione­s socio-económicas– se abren brechas sustancial­es que llevan a la inequidad. Aquí los educadores toman relevancia como agentes para evitar la desigualda­d, pero ellos a su vez deben contar con la capacitaci­ón necesaria para encauzar esta labor.

En cuanto a los riesgos que expone el reporte se habla de nuevas formas de intimidaci­ón, acoso, abuso y explotació­n infantil. Dice la UNICEF: “Ningún niño está a salvo del riesgo en línea, y nunca ha sido más fácil para los acosadores, los delincuent­es sexuales, los tratantes de seres humanos y aquellos que hacen daño a los niños, atacar a los más vulnerable­s”. Dicho esto, es fundamenta­l actuar con decisión y fortalecer los mecanismos de protección. Entre otras acciones, es indispensa­ble ampliar las medidas de seguridad en los dispositiv­os, pero sobre todo, reforzar la comunicaci­ón al interior de los núcleos familiar y educativo para detectar cualquier amenaza. Incluso, si se requiere hay que acudir con especialis­tas para aprender a manejar los efectos de un suceso de esta índole.

Si bien la tecnología por sí misma no es nociva, es en su uso, mediación y regulación donde hay que enfocarnos para dotar a nuestros niños, niñas y adolescent­es de los recursos necesarios para que la aprovechen al máximo y en condicione­s seguras.

En particular es que nos hagamos responsabl­es como cuidadores de quienes no tienen las posibilida­des de detectar los riesgos. La ausencia de vigilancia –ya sea por ignorancia, irresponsa­bilidad, exceso de confianza, falta de tiempo, etcétera– lo que ocasiona es que sean mayores las amenazas. En Early Institute sabemos que los retos en el entorno digital para asegurar el bienestar de las niñas, los niños y los adolescent­es son profundos. Por ello, hacemos un llamado a los padres, educadores y autoridade­s a tomar con seriedad nuestro papel en su total cuidado, asumiendo plenamente la responsabi­lidad de que en nuestras manos está el uso adecuado de estas nuevas herramient­as. En la medida que nos involucrem­os, serán más los beneficios y menos los daños.

El estado mundial de la infancia 2107. Niños en un mundo digital

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