¿De plano, nos vale?

Contrario al resto de quienes hablan español en el mundo, para los mexicanos el verbo valer puede significar, con el tono apropiado, que ya no importa. Me vale, te vale. Las cosas más relevantes carecen de la atención nacional, como el hecho de que Pemex acelera en el calentamiento del planeta este año. Hasta ahora, nos vale. Desafortunadamente, la empresa dirigida por Octavio Romero no está sola. Las cifras oficiales más recientes correspondientes a 2019 indican que texanos y oriundos de Dakota del Norte contribuyeron también con una aportación extraordinaria, recientemente.

¿El problema? Se les está “escapando” el gas de los pozos petroleros a la atmósfera más de la cuenta y es algo que los petroleros de cepa en Pemex suelen evitar, no solo por su daño atmosférico, sino porque es un producto que tiene mercado, es gas natural que aprovechado industrialmente es útil para producir electricidad. Hoy, al parecer carecen de recursos para resolver el problema.

Hasta septiembre, la petrolera nacional arrojaba al viento aproximadamente un millón de dólares diarios, monto al que equivalen los 500 millones de pies cúbicos que salen cada día sin control de sus pozos mientras extraen petróleo. Como referencia, con 350 millones de pies cúbicos diarios es posible alimentar todas las necesidades actuales de la Península de Yucatán.

Ese gas es en buena medida metano, cuyo lado negativo radica en que si no es quemado, multiplica por más de 20 el daño como “tapón” que implica el bióxido de carbono para evitar que salga el calor que envía el Sol al planeta. Con esas emisiones México, Texas y Dakota del Norte bloquean el “escape” natural que tiene la Tierra.

Del lado estadounidense, el martes sonaron las alarmas en la Agencia de Información de Energía (EIA) de los Estados Unidos: “El informe anual de gas natural 2020 de la Administración de Información de Energía de Estados Unidos informa que el volumen de gas natural de Estados Unidos que se ventiló y se quemó en 2019 fue de 1.48 mil millones de pies cúbicos diarios, un promedio anual récord”, destacó la institución en un informe firmado por la analista Emily Geary, y añadió:

“Texas representó el 47 por ciento y Dakota del Norte representó el 38 por ciento del total de gas natural ventilado y quemado en Estados Unidos. Las agencias estatales en Texas y Dakota del Norte están trabajando con los productores de petróleo para limitar la necesidad de quemar sin cerrar o afectar la producción de petróleo crudo de los nuevos pozos. La ventilación está prohibida en Dakota del Norte y restringida en Texas”, expuso la EIA. ¿Les vale?.

Allá el problema parte de que la producción de petróleo crecía hasta el año pasado a un ritmo mayor que la infraestructura para recuperar el gas natural que sale de los mismos, de acuerdo con la misma institución de estadística energética. Los reguladores no hacen lo suficiente para evitarlo.

Acá en México, las razones que divulga Pemex son otras: alto contenido de nitrógeno en los campos petroleros, fallas en plantas de recuperación de ese químico y problemas en equipos de compresión, amén de un lío que los petroleros reportan desde hace años: abandonadas desde el sexenio de Enrique Peña Nieto, las refinerías están que se caen solas y sus centros procesadores rechazan el gas que les surten. ¿Resultado? Un aumento de 221 por ciento del envío de gas a la atmósfera de 2018 a la fecha, en México.

Pemex pasó de perder el 3.3 por ciento del gas que producía hace dos años, a una cifra actual de 11.5 por ciento de desperdicio, de acuerdo con lo reportado en sus informes a inversionistas internacionales.

La buena noticia es que mucha gente guardó más tiempo sus coches este año y ayudaron a compensar el aparente desdén de las petroleras por contener los escapes.

La poderosa Shell enfrentó esta semana las consecuencias de no hacer suficiente. Varios de sus ejecutivos de energías limpias renunciaron por la lentitud de la compañía en su ruta hacia una transición energética, publicó el Financial Times. Eso lo abordaré aquí pronto.

“Pemex pasó de perder el 3.3% del gas que producía hace dos años, a una cifra actual de 11.5% de desperdicio, según sus reportes”

Director General de Proyectos Especiales y Ediciones Regionales de El Financiero