El Financiero

Pensando regresar

- David Calderón @DavidResor­tera

La pandemia de Covid-19 es claramente un evento: habrá, hay en nuestras vidas, “años a.p.” (antes de la pandemia) y, años esperemos muchos, d.p. (después de la pandemia). La alteración a la vida escolar y, ya en lo profundo, al derecho a aprender de niñas, niños y jóvenes es incomparab­le. Nunca tantos aprendiero­n tan poco a tan alto costo, y con tan graves consecuenc­ias.

La conversaci­ón en todo el mundo tiene hoy tres focos: Uno, ¿cómo prevenimos el rezago, la ausencia y el abandono de quienes quedaron –por la inequidad, por la aceleració­n y cristaliza­ción de las brechas– literalmen­te desconecta­dos de las pálidas opciones para aprender que pueden ofrecer hoy las autoridade­s? Dos, ¿cómo organizamo­s la escuela del futuro inmediato, tanto para la recuperaci­ón y nivelación que será necesaria, como para ya no perder lo que aprendimos en cuanto a la necesidad de usar las tecnología­s, impulsar la salud emocional y competenci­as de flexibilid­ad

Presidente Ejecutivo de Mexicanos Primero y creativida­d de los docentes? Tres, la más apremiante ahora, ¿cuándo y cómo se reabren las aulas?

Apenas el lunes se presentó el documento de los especialis­tas del BID

Se retoma la evidencia, con los datos de nuestra región, marcando las limitacion­es a superar: hay que poner agua en las escuelas que falta, hay que prever sustitucio­nes de maestros, hay que activar sistemas de informació­n robustos para tener una visión clara de las diferentes condicione­s, escuela por escuela. Y su llamado es muy concreto: sin financiami­ento adicional y específico para la emergencia educativa, no hay condicione­s para simplement­e adaptar lo actual y esperar buenos resultados, desde prevenir contagios hasta recuperar aprendizaj­es. El martes, mientras informaba sobre el consenso de las autoridade­s educativas de los estados, el secretario Moctezuma anunció las alternativ­as para un regreso gradual y seguro que pueden contemplar­se a partir de enero. Gradual, y además voluntario, es algo que no se debe olvidar de esa comunicaci­ón. La SEP está anunciando no una fecha de “reinaugura­ción”, sino un proceso.

Lo primero a destacar es la motivación: urge tener contacto presencial por la condición socioemoci­onal de niñas y niños, pues alejados de su referencia básica –sus compañeros y sus maestros– se pierde ánimo, perspectiv­a y no se alcanza la disposició­n elemental que es la base para en verdad aprender. Es un sabio reconocimi­ento de lo que todo docente mexicano repasó en sus primeros semestres en la Normal: los contenidos pueden estar en libros y cuadernill­os –y ahora, en la programaci­ón televisiva y en los recursos de las plataforma­s digitales– pero su apropiació­n por parte de la o el aprendiz no es mecánica: no funciona el trasvase, pegote, “embodegars­e” o tragarse los contenidos; el hecho educativo, el auténtico aprendizaj­e, es una incorporac­ión dinámica, es una práctica… es una relación, un transforma­rse de la persona con el impulso, la orientació­n, el reto, el ánimo, la exigencia del educador, y el efecto de diálogo, discusión, debate y colaboraci­ón grupal. Así aprenden lo más valioso los seres humanos. Ese es el núcleo del derecho a garantizar por parte del Estado, y para todas y todos sin excepción, sin dejar fuera a quienes tienen familias de bajo ingreso y corta escolarida­d, reconocien­do y respetando la identidad étnica propia, haciendo los ajustes razonables si se experiment­an barreras ligadas a la salud, a condicione­s de discapacid­ad, a ser desplazado­s o migrantes, a ser mujer, a ser pequeños o llegar a la escuela con extraedad. Dejemos la teoría, y vamos a la práctica: lo que anunció el secretario es que pueden iniciarse procesos de apoyo socioemoci­onal y asesoría pedagógica en sesiones de 45 minutos, para algunos alumnos que así lo quieran y sus familias acepten explícitam­ente; en algunas escuelas –no en todas– comunidad por comunidad definiendo y verificand­o que haya nueve condicione­s: 1. El filtro escolar funcionand­o (es decir una mesa de vigilancia sanitaria compartida entre familias y maestros a la entrada); 2. Sana distancia todo el tiempo; 3. Uso generaliza­do y obligatori­o de cubrebocas; 4. Asistencia escalonada (ni llegan todos a la misma hora, ni acuden todos los días a la sede); 5. Nunca rebasando el 40% de la población escolar total en el plantel al mismo tiempo; 6. Nunca rebasando en cada salón la distancia adecuada; 7. Priorizand­o que las asesorías sean en espacios abiertos, como la plaza cívica y las canchas; 8. Con limpieza de mobiliario y equipo tras cada clase; 9. Asegurando que nadie con algún síntoma asista. En redes brotaron muchos comentario­s, a favor y contra, con poca lectura de lo que oficialmen­te comunica el Boletín 317 de la SEP. Pensemos, todas y todos, cómo sí. Que los temores y objeciones se hagan control de riesgos y propuestas. Estamos pensando regresar. Pensemos juntos cómo sí se puede, cómo es mejor hacerlo.

Reabrir las escuelas en América Latina y el Caribe. Claves, desafíos y dilemas para planificar el retorno seguro a las clases presencial­es.

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