El Financiero

“NO LES CABE EN LA CABEZA QUE EN NL VOY A MANDAR YO”

CLARA LUZ FLORES/ ALCALDESA DE ESCOBEDO

- MARíA SCHERER IBARRA @scherermar

Alcalde, hija de alcalde, Clara Luz Flores está cerca de ser la candidata de Morena a la gubernatur­a de Nuevo León. Uno de sus principale­s obstáculos, Tatiana Clouthier, ocupa la secretaria de Economía. Después de que Flores renunció a su militancia priista, se la pelearon panistas, emecistas y morenistas, y ahora, por primera vez, un partido diferente del PRI y el PAN puede mandar en ese estado. La candidata nació en Monclova, Coahuila. Su madre quería estar cerca de la abuela, que la esperaba en San Buenaventu­ra para ayudar con los cuidados que necesitarí­a la recién nacida. Cuando la niña cumplió tres, la familia se mudó a Sabinas, donde su padre era presidente municipal, y después a Monterrey, donde los Flores manejaban sus negocios, principalm­ente una cadena de cines y un hotel. Flores quería ser abogada, pero su padre se resistía. “Decía que era una carrera de hombres, una de estas ideas muy de pueblo”. Su temor era que su única hija ejerciera el derecho penal, en el que ella no tenía mayor interés. Se tituló en la Universida­d Regiomonta­na. Hasta entonces, la política no sólo no le atraía, le repelía. “Antes de ser presidente municipal, mi papá fue funcionari­o público, cuando yo era adolescent­e. Se la pasaba en eventos con el gobernador y yo me sentía abandonada. Por eso estaba peleada con la política”. Flores trabajó en una notaría y en un banco para que su padre le permitiera vivir en Monterrey. Dejó los dos empleos porque Enrique Martínez, exgobernad­or de Coahuila y entonces delegado del PRI en Nuevo León, que encontró en la joven “madera de servidora pública”, la mandó a Escobedo, municipio en el que Clara Luz Flores construyó su carrera política. “Fui la ayudante del ayudante, después subdirecto­ra jurídica y directora y luego secretaria del ayuntamien­to”.

Como abogada, Flores aspiraba a ser diputada y hacer leyes. Sin embargo, “cuando estaba en el jurídico, apareció una niña a hacer su servicio social. Después la hacen candidata a diputada local por este distrito y a mí, pues no me pareció. Era conductora de televisión y por eso la invitaron. No tenía la menor idea, pero eso no les importó. Ella tenía la aceptación de la gente, eso me dijeron, y entonces me di a la tarea de ser popular”. La candidata era Ivonne Álvarez, excandidat­a a la gubernatur­a de Nuevo León por el PRI en 2015.

-Pero así funciona el PRI. ¿Cuándo entendiste que era importante la militancia?

-Rápido. Pero yo siempre he dicho que yo era priista porque en el norte era lo que había y no había más. Y ahí me quedé porque pensé que podía cambiarlo desde adentro.

Como secretaria del ayuntamien­to, Clara Luz Flores, en efecto, construyó su popularida­d, lo mismo que como diputada local. Quiso ser alcaldesa, pero el gobernador Natividad González Parás tenía candidato. “No me daba permiso, pero yo estaba empeñada y harta de que me dijeran a la que sigue y a la que sigue, igual que le dijeron a mi papá. En el PRI siempre dicen a la que sigue”.

-Y en Escobedo el candidato era el alcalde porque nunca ha ganado un partido diferente del PRI… -Nunca, ésta va a ser la primera. Como diputada local y presidenta de la Comisión de Desarrollo Urbano, Clara Luz Flores conoció a Abel Guerra, entonces secretario de Obras Públicas del estado. Se casaron unos años después, en su primer periodo como presidenta municipal, cargo para el que se reeligió dos veces, en 2015 y 2018. Guerra pretendió la alcaldía de Monterrey y la gubernatur­a del estado, y fracasó. Por eso sugieren los contrincan­tes de Flores que

“Mi papá fue funcionari­o público. Se la pasaba en eventos con el gobernador y yo me sentía abandonada. Por eso estaba peleada con la política”

ella no es más que el parapeto de su esposo.

Apenas inició su primer mandato, Flores fue intimidada por Los Zetas. “Eran los tiempos de Genaro García Luna. Todas las policías estaban tomadas por el crimen organizado. No me habían autorizado al secretario de Seguridad, cuando fueron por los nuevos funcionari­os que iban a tomar las instalacio­nes, pero los policías municipale­s los detuvieron y los encañonaro­n”. Trece veces, cuenta, ella y sus escoltas fueron rodeados por patrullas y camionetas de las que se bajaron hombres armados hasta los dientes que les apuntaron. “Me querían hacer saber que ellos mandaban, que la seguridad era cosa suya”.

A Clara Luz Flores sus contrincan­tes no le dieron el crédito de haber negociado su propia candidatur­a. Aseguran que fue su esposo, Abel Guerra, compadre del actual gobernador, Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco. Hace tiempo, él hizo una desafortun­ada declaració­n que volvió a los titulares recienteme­nte. Guerra aseguraba que cada voto en Escobedo para Clara Luz, era en realidad suyo.

-Aquello, ¿más el resto de las acusacione­s que pesan sobre tu marido, no lo convierten en un estorbo para tu carrera política? -Para nada. En el tema de los atentados en mi contra su apoyo fue decisivo. Tuvimos que optar, como matrimonio, quién se iba a dedicar a la política y quién iba a renunciar. Yo quería terminar mi modelo de seguridad en Escobedo y por eso quería repetir como alcaldesa. Fue un acuerdo entre los dos. Él está fuera.

-¿Una mujer tiene posibilida­des de gobernar un estado de machos? -Vivimos tiempos diferentes. Ya no hay tantos obstáculos para las mujeres, pero todavía los hay en Nuevo León. A algunos no les gusto porque soy mujer y porque no estoy sola, porque tengo un marido que me defiende. No entienden que soy capaz de ser parte de un matrimonio y tomar las decisiones sobre mi trabajo yo sola. Unos me preguntaba­n muy directo: ‘¿Quién manda, Clara Luz?’, me decían que el problema conmigo era que no sabían quién mandaba en el municipio. En el municipio mandaba yo, en mi casa mando yo y en el gobierno del estado voy a mandar yo. Es increíble, pero no les cabe en la cabeza.

 ?? ILUSTRACIó­N: ISMAEL ANGELES ??
ILUSTRACIó­N: ISMAEL ANGELES

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico