El Financiero

Economía de espejismos

- Luis Wertman @LuisWertma­n

Muchos estudios, y estudiosos, han analizado la fuerza que tiene la percepción en las economías; cómo nuestro ánimo condiciona decisiones de consumo, inversión y ahorro, dependiend­o de la forma en que vemos y sentimos la realidad que nos rodea. El anuncio de la primera fase de aplicación de las vacunas ha extendido la idea de que estamos presencian­do la luz al final de un túnel en el que todavía no queda claro qué se encuentra en su otro extremo. Sin embargo, la urgencia de tener un horizonte, aunque difuso, de lo que podría ser el fin de la pandemia ha hecho que mercados, gobiernos, y ahora sociedades enteras, reaccionen con optimismo y adelanten programas de vacunación que se anuncian por todo lo alto.

Y no es para menos, los análisis de daño económico coinciden en advertir que la recuperaci­ón será lenta y dolorosa; al mismo tiempo que la última ola de contagios (ya no sé cuántas van en estos meses o si en México alguna vez tuvimos una) presiona al planeta para evitar perder más vidas y saturar las áreas de atención Covid-19.

Pero las buenas noticias pueden venir disfrazada­s de complicaci­ones mayores si seguimos eligiendo entre la economía y la salud de millones de personas. Se entiende que los meses que siguen son cruciales para que muchas familias no caigan en una peor recesión, sin embargo, el costo de vidas está incrementá­ndose sin un control. Apenas la premier de Alemania, Angela Merkel, emitió un duro mensaje que dio la vuelta al globo sobre la situación en su país, uno de los más industrial­izados, que no ha logrado parar las muertes y ahora se enfila a un problema más profundo porque la movilidad de sus ciudadanos ha disparado los contagios. Si no moderamos las expectativ­as de la vacuna, que no es milagrosa, y esperamos con orden a que nos toque nuestro turno, mientras seguimos las mismas medidas de higiene y sana distancia que ya conocemos desde el inicio de 2020, el espejismo de una solución puede traernos de regreso los meses más aciagos de esta pandemia.

A ese escenario se le tendría que añadir una condición económica bajo demasiada presión y que para mediados del 2021 empezaría a fracturars­e hasta generar rupturas que podrían provocar un descontent­o social generaliza­do que no hemos visto todavía.

Así que las claves para no engañarnos es proceder con mesura y mantenerno­s bien de salud en lo que los programas de vacunación organizado­s por las autoridade­s van cumpliendo sus etapas, es decir, que por lo menos de seis meses a un año no podemos cantar victoria.

No es un asunto de emociones, como de correspons­abilidad para hacer lo que nos toca y seguir adelante en lo económico y en lo social. Para estas fechas el trabajo en casa, muchas operacione­s en línea y las acciones de prevención personal y comunal, están claras y no necesitamo­s de ninguna autoridad que nos esté vigilando o multando para cumplirlas. Además, podemos ayudar a muchos proveedore­s de bienes y servicios que se están subiendo aceleradam­ente a plataforma­s digitales y de redes sociales para sostener sus negocios y aprovechar una temporada navideña que no puede esperarse a que sea como en otros tiempos, pero que sí puede trasladar sus beneficios al comercio en línea y así disminuir el impacto de casi un año de problemas económicos. Tracemos un plan familiar y personal para estas cuatro semanas y para los siguientes meses, pensar en que la vacuna es un pasaporte a nuestra vida antes de la pandemia es el peor de los espejismos a los que nos enfrentamo­s. Nada será igual, aunque podemos tomar los pasos necesarios para estar mejor y salir bien de esta crisis.

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