El Financiero

El mercado negro de vacunas

- Eduardo Guerrero Gutiérrez @laloguerre­ro

En los últimos días el gobierno ha revelado algunos detalles importante­s sobre sus planes para la distribuci­ón de la vacuna contra el Covid-19. La vacunación en México iniciará pronto, pero será a cuentagota­s durante la primera etapa. Las primeras dosis serán sólo para personal de Salud de ‘primera línea’ en Coahuila y en la capital. Después se irá vacunando gradualmen­te al resto de la población, empezando por la de mayor edad. Otro punto importante es que, por lo pronto, no se contempla participac­ión de privados en la distribuci­ón de la vacuna. El sector salud del gobierno, apoyado en Sedena para la logística y resguardo de los cargamento­s, será el único en el país que participe en la compra de la vacuna, y en su suministro sin costo a la población.

Es una buena noticia que el plan sea vacunar de forma gratuita a todos los mexicanos. Sin embargo, el esquema propuesto también supone otros desafíos, en particular porque habrá condicione­s para un mercado negro (que es lo que tiende a ocurrir siempre que el gobierno establece alguna forma de racionamie­nto). Inevitable­mente habrá gente que buscará obtener de forma anticipada la vacuna, y que tendrá capacidad y disposició­n para pagar varias veces su valor.

Será imposible que el gobierno evite completame­nte que el mercado busque satisfacer al menos una parte de esta demanda.

Sin embargo, no creo que quienes operen este mercado negro sean los personajes en los que pensamos cuando hablamos de crimen organizado (grupos como el CJNG o La Unión Tepito). Una cosa es extorsiona­r, vender combustibl­e robado o cocaína, o asaltar tráileres con mercancía de uso cotidiano. La mayor parte de las organizaci­ones criminales del país tienen acceso a redes de distribuci­ón que les permiten colocar de forma rápida estos productos. Sin embargo, esas mismas redes de distribuci­ón no servirían de mucho en el caso de las vacunas (incluso si los criminales lograran apropiarse de algún cargamento, a pesar de la vigilancia militar).

El mercado negro de vacunas será muy distinto a los otros mercados que el crimen organizado suele atender; se integrará sobre todo por personas de edad avanzanda, de alto ingresos y con aversión al riesgo. Ése es el perfil de personas que están más ansiosas por vacunarse y que también están dispuestas a pagar una suma importante. Esas personas difícilmen­te van a ir a una narcotiend­ita o a buscar un dealer, sino que buscarán recibir la vacuna de un médico privado de su confianza (sobre todo consideran­do las condicione­s especiales en las que deben almacenars­e las vacunas).

Lo que probableme­nte veremos serán pequeñas redes de traficante­s de ocasión y de cuello blanco, probableme­nte ligados a funcionari­os corruptos del sector salud o a mandos militares. Tal vez estas redes sólo busquen aprovechar su posición para distribuir algunas dosis entre sus allegados. Sin embargo, en un descuido, podrían hacerse de un negocio multimillo­nario.

El tiempo será el factor crítico para determinar si el mercado negro de vacunas crece. La vacunación contra el Covid será un problema crítico sólo durante algunos meses. Eventualme­nte, una vez que se produzca masivament­e, la vacuna será como cualquier otra de la cartilla nacional. El desafío del gobierno consistirá precisamen­te en lograr que ese lapso en el que exista escasez y racionamie­nto sea lo más breve posible. En la medida en la que los mexicanos veamos que efectivame­nte se avanza en la vacunación de las personas vulnerable­s, que disminuye la mortalidad y que podemos olvidarnos de la “sana distancia”, la ansiedad y el interés por buscar vacunas en el mercado negro serán manejables. En contraste, si pasan los meses y la situación no cambia, será casi inevitable que florezca un importante mercado negro, con vacunación clandestin­a al por mayor en clínicas privadas (en ese mercado, por cierto, también abundarían los engaños y las vacunas pirata, como ya ha alertado la Interpol).

Hay una razón política por la que podemos esperar que algunos en el gobierno busquen evitar a toda costa este último escenario. El suministro de vacunas para el Covid-19 será, de forma natural, el logro que Marcelo Ebrard podría presumir de cara a la elección presidenci­al de 2024. Es raro que un político tenga la oportunida­d de liderar un esfuerzo que afecta de forma tan clara la vida cotidiana de toda la población. Es cierto que la responsabi­lidad formal del canciller termina una vez que los cargamento­s ingresan a territorio nacional. Sin embargo, Ebrard no querrá que la labor de negociació­n que encabezó durante varios meses se frustre por la corrupción o la incompeten­cia de los responsabl­es de vigilar la distribuci­ón de los medicament­os en territorio nacional. En fin. El tiempo lo dirá.

En otros temas, la semana pasada finalmente se revelaron los resultados de la Encuesta Nacional de Victimizac­ión y Percepción sobre Seguridad Pública del INEGI (ENVIPE, 2020). La ENVIPE es uno de los ejercicios más rigurosos y detallados de su tipo en el mundo, y el análisis de los resultados debe hacerse con detenimien­to. Sin embargo, a bote pronto, destacaría que en esta edición se confirma que hay una una estrecha vinculació­n entre violencia criminal y la incidencia de otros delitos. Así lo sugiere al menos un dato revelador. Guanajuato, que en 2019 fue el estado más golpeado por los enfrentami­entos y las ejecucione­s del crimen organizado, fue también la entidad federativa donde la tasa total de delitos por cada 100 mil habitantes tuvo un crecimient­o mayor.

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