El Financiero

Sobre el “peligro para México”

- Zavalaji@yahoo.com @juanizaval­a

Si algo queda claro ante el panorama desolador de la política nacional es que López Obrador fue un magnífico opositor. Activo todos los días, infatigabl­e durante años, no cesaba en criticar y señalar toda la actividad gubernamen­tal. Como buen opositor, sabía que lo que se le calificaba como necedad era simplement­e disciplina y la única manera de estar presente en la arena política. Supo generar el pleito, mantener el conflicto, enganchar a los personajes. Su ineptitud para gobernar es del tamaño de su brillante capacidad opositora. Supo, magistralm­ente, cargar con culpa a los partidos gobernante­s que no supieron qué hacer más que disculpars­e de sus actos, esconderse de los adjetivos, asustarse con la bocina que cargaba el líder opositor por todos lados.

Un ejemplo nítido de lo anterior es la famosa campaña del 2006: “Un peligro para México”. Sin duda se trató de una campaña efectiva, bien focalizada y que descolocó y dañó gravemente las aspiracion­es del entonces candidato del PRD, al grado de que perdió por poco margen una elección que creía ganada (a la fecha lo sigue creyendo), y le bajó bonos duramente en el conflicto postelecto­ral. Sin embargo, con el tiempo, López Obrador supo darle la vuelta al asunto: durante años se dedicó, junto con sus secuaces, a decir que esa campaña era mentirosa, negra, negativa, sucia, apoyada por medios, por empresario­s, tramposa y que había denigrado la vida pública (con el tiempo él llegaría al poder con su campaña mentirosa y apoyado por medios y empresario­s, cosa que sucede en las democracia­s). Con tal de lastimar al panismo, el PRI se sumó a la crítica de esa campaña, pero lo peor fue que el propio PAN se sintió culpable de haberla realizado. Se deslindaro­n, echaron culpas al calderonis­mo y dijeron que había estado muy mal esa campaña. Solamente un consultor español de medio pelo se asumió falsamente como creador de esa campaña y con eso se hinchó de dinero en otros países. Andrés Manuel, que tiene gran olfato para detectar el miedo de sus adversario­s, se percató de la culpa que había sembrado en sus ofensores y alimentó el pleito. Con los años, muchos de quienes impulsaron y defendiero­n esa campaña, se confesaron culpables, pidieron perdón al señalado y se pasaron a defender a AMLO para lavar sus culpas.

La campaña del “Peligro para México” fue una gran campaña. Una campaña moderna y certera. No fue anónima, la firmaba el PAN. Para algunos de los que la impulsamos era tan cierta que el día de hoy el país paga con creces ese peligro al tener a López Obrador en la Presidenci­a. En el terrible contexto que vive el mundo y en el muy difícil que vive el país, AMLO es cada día más peligroso para el futuro colectivo. Se dijo entonces y hay que repetirlo ahora.

Si la oposición quiere enfrentars­e al proyecto lopezobrad­orista, debería lanzar algo similar a aquella campaña. Hacerlo sin culpa. Asumirse como opositores, como lo que son: priistas o como panistas, sin miedo a los dichos del Presidente y de las estridenci­as de sus seguidores. Deben quitarse la culpa y recordarle a quien ocupa la Presidenci­a que sigue siendo un peligro para México.

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