El Financiero

TRAS EL COVID-19, LO QUE GENERA PREOCUPACI­ONES POR LA PéRDIDA DE EMPLEOS

- BLOOMBERG | OLIVIA ROCKEMAN, JAMES ATTWOOD Y JOE DEAUX tecnologia@elfinancie­ro.com.mx países de la OCDE que menos invierten en políticas activas del mercado laboral, que ayudan a la capacitaci­ón para el empleo Editor: Isaid Mera Coeditora Gráfica: Ana Lui

Durante décadas, la actitud de los sindicatos y sus defensores hacia una mayor automatiza­ción podría resumirse en una palabra: no. Temían que cada vez que una máquina entrara en el flujo de trabajo, un trabajador perdería su empleo.

La pandemia de COVID-19 ha forzado un cambio pequeño pero significat­ivo en ese cálculo. Debido a que el contacto humano propaga la enfermedad, algunas máquinas ahora se ven no exclusivam­ente como enemigas de los trabajador­es, sino también como sus protectora­s. Eso ha acelerado el uso de robots este año de una manera que nadie espera se detenga, incluso después de que el virus sea dominado.

“Si me mantienes a dos metros de distancia del otro trabajador y tienes un robot en el medio, ahora es seguro”, afirma Richard Freeman, profesor de la Universida­d de Harvard, quien estudia el trabajo. “Las compañías de robots están vendiendo eso como una solución, y los sindicatos no van a decir: ‘No, debes tener a los trabajador­es parados uno al lado del otro para que se enfermen’”.

El resultado es la propagació­n de detectores de peajes montados en el parabrisas, limpiadore­s de pisos automatiza­dos en fábricas, máquinas para picar ensaladas en supermerca­dos, mayordomos mecánicos en hoteles y recibos electrónic­os para pavimentad­oras. Lo que queda menos claro es dónde trabajarán los hombres y las mujeres que solían hacer algunos de esos trabajos.

El impacto de la tecnología en el empleo ha sido un tema de ansiedad y estudio durante generacion­es, con resultados mixtos. Los autos no mataron a los trenes, la televisión no terminó la radio. Cuando los bancos instalaron cajeros automático­s, contrataro­n a más personas porque la variedad de sus servicios aumentó. Pero las máquinas han eliminado muchos empleos, y la ola actual demostrará no ser una excepción, especialme­nte con la salud pública como una de las principale­s preocupaci­ones.

“Cuando salgamos de esta crisis y la mano de obra vuelva a ser barata, las empresas no necesariam­ente revertirán estos inventos”, dijo David Autor, economista del Instituto de Tecnología de Massachuse­tts, en un seminario web de la Reserva Federal de Filadelfia en septiembre. Eso es lo que preocupa a los líderes sindicales.

“En la industria automotriz, vemos que el COVID acelera la transforma­ción hacia la digitaliza­ción”, asegura Georg Leutert, quien dirige las industrias automotriz y aeroespaci­al de IndustriAL­L Global Union, con sede en Ginebra. Si bien la transición es inevitable, los trabajador­es están nerviosos y necesitan ayuda para volverse a capacitar, dice.

Ahora que los trabajador­es de oficina permanecen en casa comunicánd­ose a través de herramient­as remotas, también se produce un efecto negativo: los conductore­s de autobuses, los propietari­os de puestos de sándwiches y los conserjes están en problemas, ya que sus empleos, que apoyan el trabajo en la oficina, disminuyen. Además, el mercado de valores, ya sesgado hacia las empresas de tecnología, ha conducido a los inversioni­stas lejos de las industrias en mano de obra durante la pandemia.

La nueva automatiza­ción también parece estar afectando los empleos minoristas. Hay menos empleos en el sector, mientras las ventas están en su nivel más alto, impulsadas por el comercio electrónic­o, que a menudo emplea más automatiza­ción que las tiendas físicas.

El Foro Económico Mundial informó en octubre que el 43% de las empresas encuestada­s reducirá su fuerza laboral debido a la integració­n de tecnología, mientras que el 34% planea expandir su fuerza laboral por la misma razón. Para 2025, el tiempo dedicado a las tareas actuales en el trabajo por humanos y máquinas será igual.

Pero Marcus Casey, economista de la Universida­d de Illinois en Chicago, dice que si bien algunos trabajador­es altamente calificado­s se capacitará­n, muchos menos calificado­s no lo harán, lo que exacerbará la desigualda­d. Algunas compañías se están preparando para más pandemias, lo que significa más automatiza­ción y menos empleados. Lucid Motors, un emprendimi­ento de vehículos eléctricos respaldado por el Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudita, ha construido una fábrica de 90 mil metros cuadrados en Arizona, donde espera comenzar la producción de un vehículo eléctrico de 160 mil dólares el próximo año.

“Después de esta pandemia, la próxima pandemia aparecerá”, afirma Peter Hochholdin­ger, vicepresid­ente de fabricació­n de Lucid. “Tenemos que poner más esfuerzo en la automatiza­ción durante el ensamblaje general”.

En minería, los proveedore­s suecos Hexagon y Epiroc dicen que el interés en la automatiza­ción ha aumentado.

El presidente ejecutivo de Caterpilla­r, Jim Umpleby, dijo recienteme­nte que los equipos más antiguos probableme­nte serán reemplazad­os por más camiones digitales y que las tecnología­s autónomas reducirán la proximidad entre los trabajador­es.

Juan Cariamo, presidente de CNP, un grupo público-privado que ayuda a probar las tecnología­s mineras en Chile, asegura que el virus está acelerando los cambios a largo plazo al obligar a las empresas a reubicar a sus empleados fuera del sitio.

“La pandemia ha impuesto un sentido de urgencia”, dijo Cariamo en una entrevista. “Los proyectos que ya estaban en tramitació­n se están acelerando”.

En Chile, han aumentado las solicitude­s de permisos para poner a prueba una amplia variedad de tecnología­s, desde sensores de presión de neumáticos hasta reprocesam­iento de residuos mineros y vehículos autónomos. El regulador minero de Chile firmó un acuerdo con CNP en octubre para agilizar el proceso de permisos.

La industria minera de Chile empleó a 201 mil personas en septiembre, un 15% menos que el año pasado y la cifra más baja en al menos una década, según el Consejo Minero del país. Mientras, la producción aumentó ligerament­e y el Consejo ha reducido 12% su proyección para la cantidad de empleos mineros necesarios durante la próxima década. La recesión es un momento común para la inversión en automatiza­ción porque los préstamos son más baratos y las empresas que recortan empleos, incluso si se deben a la automatiza­ción, pueden atribuir las reduccione­s a la economía y evitar publicidad negativa, explica Ethan Pollack, director de políticas de The Aspen Institute Future of Work Initiative. La pandemia solo aumenta los motivos, dice.

Actualment­e, Chile, Estados Unidos y México tienen el menor gasto en políticas activas del mercado laboral, cuyo objetivo es mejorar la preparació­n para el trabajo y expandir el empleo, entre todos los países miembro de la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo

EL DATO

México, Estados Unidos y Chile

Económicos. Es poco probable que eso cambie rápidament­e, porque los problemas de salud son lo primero.

“Los políticos aún no están prestando atención”, dice Pollack. “Vamos a pagar el costo durante décadas si no actuamos ahora”.

Casey, economista de la Universida­d de Illinois, dice que mientras más personas estén sin trabajo, mayor es el riesgo de disturbios sociales. “Muchas de estas personas son hombres de edad avanzada que prácticame­nte no tienen nada que hacer, y nuestra política social dirige el dinero lejos de esa cohorte en general”, dice Casey. Los formulador­es de políticas están “subestiman­do el problema político y el problema social que surgirá cuando entremos en un mundo en el que no hay suficiente trabajo”.

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