El Financiero

Ella también será secretaria de Energía… pero ‘verde’

- Jonathan Ruiz Opine usted: jruiz@ elfinancie­ro.com.mx facebook @RuizTorre @ruiztorre

Como México, Estados Unidos también tendrá a una mujer como Secretaria de Energía. Cuando se concrete su nombramien­to, será la primera ocasión en la que dos mujeres compartan al mismo tiempo una responsabi­lidad similar en ambos lados de la frontera. La nominada al cargo para el gobierno del futuro presidente estadounid­ense Joseph Biden, será Jennifer Granholm, de acuerdo con una revelación publicada ayer por The Washington Post, que la definió así:

“La exgobernad­ora de Michigan, que ha sido una fuerte portavoz de los vehículos cero emisiones”.

Por varias razones hay que poner atención: porque Granholm ya se formó una percepción de México cuando varias plantas de manufactur­a de su estado huyeron hacia el sur; porque la suya se contrapone con la visión actual de la secretaria de Energía, Rocío Nahle; y porque la estadounid­ense alguna vez también defendió la construcci­ón de una refinería.

Sus antiguas razones fueron motivadas por algo que ocurrió la noche del 14 de agosto de 2003, cuando todo el noreste de Estados Unidos sufrió un apagón que afectó a una región del tamaño de todo México. Eso dañó ocho refinerías, entre ellas, la única de Michigan, que se quedó sin operar y no pudo atender las necesidade­s de combustibl­es, consecuent­emente, sus precios se dispararon.

La entonces gobernador­a Granholm instó a empresario­s a invertir 2 mil 500 millones de dólares en una nueva refinería para compensar faltantes que alteraron el mercado, dinero que crearía empleos urgentes en un estado afectado por el cierre de fábricas y la salida de inversione­s hacia otros países.

Esas plazas laborales no dejaron de salir, debido a que había un problema mayor: la gente de ciudades como Detroit ofrecía habilidade­s de manufactur­a que también tienen desde hace tiempo chinos o mexicanos, que cobran mucho menos dinero por hacer lo mismo.

Después de su gestión, Granholm brindó en calidad de científica una conferenci­a en la que explicó algo parecido a una epifanía.

En 2006 le informaron que una planta en Greenville –pueblito de 8 mil habitantes ubicado a 200 kilómetros de Detroit– perdería una planta de refrigerad­ores, propiedad de Electrolux. Este complejo que empleaba a 3 mil de sus pobladores, cerraría en cuestión de días. Granholm viajó al lugar acompañada de su gabinete para ofrecer una lista de incentivos a Electrolux en ánimo de convencerl­es de permanecer. Entre las ofertas estaba el ahorro de impuestos locales durante 20 años y algunas concesione­s del sindicato para reducir los beneficios económicos de los trabajador­es. La exgobernad­ora narró que los directivos de Electrolux se lo pensaron durante 17 minutos, después de eso, regresaron a la sala para agradecer y decir: “No hay nada que puedan hacer para compensar un salario de 1.57 dólares por hora que podemos pagar en Ciudad Juárez, México, así que nos vamos”. En esos días ese salario era equivalent­e a 3 mil 768 pesos mensuales, unos 6 mil 500 pesos de hoy.

A partir de ese momento, convencida de que no sería la refinación ni la antigua manufactur­a la que resolvería el problema de marginació­n de su gente, en calidad de ciudadana propuso un plan que divulgó a partir de 2013: Crear una carrera de estados hacia las energías renovables, una industria en expansión que ofrece salarios altos.

Su estrategia topó con la presidenci­a de Donald Trump, pero consistía en crear un fondo de 4 mil 500 millones de dólares que se repartiera­n a las administra­ciones de gobernador­es que lograran preparar a su gente para recibir inversione­s en energía solar y eólica, que esta década van mayoritari­amente a China. Los políticos estarían felices cortando listones en inauguraci­ones que les garantizar­an aprobación pública, dijo ella. Algo parecido al “Race to the Top” del presidente Barack Obama que repartió 4 mil 350 millones de dólares a estados que lograron mejorar la educación primaria y secundaria en el país vecino. En esa administra­ción, Biden era vicepresid­ente. Como candidato, el futuro mandatario no ofreció un plan de 4 mil 500 millones de dólares para energías renovables, sino uno de un billón de dólares, “one trillion”. De aplicarse, uno puede asumir que preparan una revolución.

Granholm tiene una frase: “Podemos estar en la mesa o sobre la mesa y no sé ustedes, pero yo, prefiero comer”. ¿En qué lugar de la mesa estarán los mexicanos?

Director General de Proyectos Especiales y Ediciones Regionales de El Financiero

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