El posible rompimiento con la Fed
El proyecto por el que se reforman los artículos 20 y 34, y se adicionan los artículos 20 bis y 20 ter a la Ley del Banco de México en materia de captación de divisas, genera consecuencias importantes en caso que esta propuesta se publique en el Diario Oficial de la Federación.
Se ha comentado sobre el impacto en la inflación, pues la compra obligada de dólares por parte del banco central se traduciría en un intercambio por pesos mexicanos que no necesariamente están contemplados en el crecimiento de la base monetaria y probablemente tardarían en esterilizarse. También ha destacado la discusión que gira en torno a la pérdida de autonomía de Banxico y los graves acontecimientos que esto podría generar, incluyendo la pérdida de grado de inversión de la que actualmente goza nuestro país, así como la pérdida de credibilidad del banco central en lo que respecta a la conducción de la política monetaria. Asimismo, se ha resaltado el escenario bajo el cual Banxico se vea obligado a adquirir dólares generados a través de actividades ilícitas cuando no sea posible rastrear el origen de estas divisas, con consecuentes sanciones por parte de organismos acreditados a nivel internacional para combatir el lavado de dinero y el financiamiento al terrorismo.
Algo que se busca destacar en esta ocasión es el fuerte riesgo que enfrenta Banxico (e incluso el sistema de pagos del país) por una posible ruptura en su relación con
Economista en Jefe de INVEX Reserva Federal de Estados Unidos (Fed).
La relación entre los bancos centrales de México y Estados Unidos data de la década de los sesenta cuando surgieron las primeras líneas de swaps de divisas entre el banco central norteamericano y otros organismos encargados de dirigir la política monetaria alrededor del mundo. El objetivo: fomentar el uso del dólar en las reservas internacionales de otros países en sustitución del oro. Fue hasta 1994, con la entrada en vigor del entonces Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que la Fed estableció una línea específica con Banxico bajo el Acuerdo Financiero de América del Norte o North American Framework Agreement (NAFA) por 3 mil millones de dólares. Más adelante, la Fed abrió líneas de swaps de divisas con otros bancos centrales (incluido Banxico) en 2008, cuando estalló la crisis financiera generada por el colapso del sector inmobiliario en Estados Unidos, y en 2020, cuando la parálisis económica generada por la pandemia de SARS-CoV-2 disparó las medidas de riesgo a máximos históricos y los mercados financieros a nivel mundial registraron su peor caída desde la Gran Depresión de 1929.
La posibilidad que las reservas internacionales de Banxico cuenten con divisas generadas a tracuerdas, vés de actividades ilícitas podría prender alertas en la Fed al grado de comprometer una relación sólida y transparente que inició hace 60 años. Es difícil pensar que la Fed continúe participando con Banxico en el más reciente programa de swaps de divisas que está programado hasta el 31 de marzo de 2021 si sospecha, o incluso comprueba, que dólares contaminados forman parte de la reserva internacional del banco central. Esta ruptura no sólo comprometería la operación de Banxico en el programa mencionado, también comprometería operaciones que ascienden a miles de millones de dólares (cientos de miles de millones de pesos) entre México y Estados Unidos por una posible contaminación del sistema de pagos. Con base en información obtenida de Banxico, desde el 2 de febrero de 2004 “se pueden realizar pagos desde cualquier banco comercial en los Estados Unidos que esté suscrito al servicio Directo a México a cualquier persona que tenga una cuenta bancaria en México”, gracias a un convenio con la Fed. Tan sólo de exportaciones y remesas de inmigrantes, México recibe más de 35 mil millones de dólares en promedio al mes. Retrasar la entrada de ese flujo por el escrutinio de autoridades financieras internacionales podría tener consecuencias económicas severas.
Ben Bernanke, presidente de la Fed durante ocho años, hizo la siguiente declaración el 14 de octubre de 2013 por motivo del 20 aniversario de la autonomía de Banxico (https://www.federalreserve.gov/newsevents/speech/ bernanke20131014a.htm): “Desde luego, no debería sorprendernos que la independencia del banco central ha contribuido en la mejorada estabilidad macroeconómica de México durante las últimas dos décadas. Un amplio consenso entre economistas – apoyados por evidencia empírica– sostiene que la credibilidad y la efectividad de un banco central se fortalecen cuando éste conduce su política monetaria basada en los intereses de la economía en el largo plazo en lugar de responder a presiones políticas de corto plazo.”
Todavía es posible rescatar la relación con la Fed y evitar que otros organismos condicionen convenios como la línea de crédito flexible que contrató México con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y que representa un gran respaldo a nuestra moneda. Todavía es posible preservar acuerdos de colaboración con otros bancos centrales e incluso evitar sanciones por parte de instituciones como el Banco Internacional de Pagos (BIS) o aquellas que combaten el lavado de dinero a nivel internacional. Todavía es posible actuar.
Todavía es posible rescatar la relación con la Fed y evitar que otros organismos condicionen convenios como la línea de crédito flexible que contrató México con el FMI