Te cayó el veintiuno
ido tan mal. Por añadir más datos a los costos devastadores que este bicho insolente ha traído consigo, me gustaría decirle que el Covid-19 ha causado aproximadamente pérdidas globales cercanas a los quince mil millones de dólares en el mundo del espectáculo. Broadway –uno de los pilares de la economía neoyorquina– normalmente emplea a más de 90 mil personas y contribuye en más de 2 mil millones de dólares anuales a Nueva York, cantidad estimada que se ha dejado de generar debido a la pandemia. En México se estima que este sector ha tenido pérdidas estimadas de 1.5 mil millones de pesos mensuales debido al cierre de los cines.
Durante todos estos años Estados Unidos –con dos guerras mundiales ganadas y todas las demás perdidas– por dos años no tuvo ni celebración ni concentración. No es que el enemigo esté dentro, es que el enemigo nos está arrojando de nosotros mismos e incluso ya nos impide tratar con nadie que no pueda ser objeto de este extraño contagio. Se ha puesto a pensar, ¿cómo es que hay quien se ha encerrado en sus hogares y se contagia mientras que, por otra parte, hay personas que –ya sea por necesidad, escepticismo o necedad– no han tenido ni el más mínimo de los síntomas o malestar? Ante esto es necesario preguntarnos si en realidad la solución es lavarnos las manos y encerrarnos, esperar a que la vacuna llegue a nuestras manos o si bien existe algo más que no hemos descubierto hasta el momento para combatir de manera eficaz a este virus que tanto daño ha causado. Y es que hasta el momento hemos gastado aproximadamente más de 12 mil billones de dólares con tal de contrarrestar todo lo que el virus nacido en Wuhan ha provocado en nuestras vidas. Pero, eso sí,