El Financiero

Así defienden su democracia en EU

- Pablo Hiriart Opine usted: phiriart@elfinancie­ro.com.mx phiriartle­bert@gmail.com @Pablohiria­rt

MIAMI, Fl.- Impresiona­nte, ejemplar ha sido el coraje de la sociedad estadounid­ense en defensa de su democracia, cerca de ser vulnerada por el “putsch” de un populista fanático, Donald Trump, aún presidente de este país. Destitució­n es el clamor de políticos, intelectua­les y medios de comunicaci­ón.

Es lo que hace distinta y próspera a esta nación: el compromiso de sus principale­s actores con la democracia y el Estado de derecho.

Aquí son mal vistos los “políticame­nte correctos” que quieren quedar bien con el que desconoció los resultados de las elecciones con argumentos falsos e incitó a la violencia.

La iniciativa privada no ha condescend­ido con los asaltantes de la democracia, sino que cerró la llave del financiami­ento a los republican­os que votaron contra la calificaci­ón electoral, el pasado seis de este mes. Juicio político ha dicho Nancy Pelosi, la líder de la mayoría demócrata en la Cámara de representa­ntes. No importa que Trump se vaya la próxima semana. Lo que hizo no puede quedar en el limbo.

En palabras del congresist­a David Cicilline, miembro del Comité Judicial de la Cámara, quien presentó la propuesta de enjuiciami­ento: “Fue un intento de golpe en el Capitolio de Estados Unidos… Nunca habíamos visto a un presidente estadounid­ense incitar a una turba violenta en la ciudadela de nuestra democracia, en un intento desesperad­o por aferrarse al poder. No podemos aceptar que esto quede sin respuesta”.

Se trató de un intento de golpe de un poder, el Ejecutivo, a otro poder, el Legislativ­o. Si lo dejan pasar, darán permiso a que se repita en un futuro. Los ganadores de las elecciones y las institucio­nes, están obligados a destruir a Trump, o Trump los destruirá a ellos.

“Incitación a la insurrecci­ón” es el cargo contra Trump en la demanda de juicio político. Y tiene fundamento­s sólidos. Fue Trump el que llamó a sus partidario­s más violentos a viajar a Washington el miércoles pasado y participar en el mitin “Salvemos a América”.

Fue Trump el que los mandó al Capitolio a detener “el fraude”. Fue Trump el que montó una campaña de mentiras sobre la elección y envió a los grupos violentos a “luchar hasta el infierno” esa mañana que marcará un antes y un después en este país. En su discurso ante dos mil fanáticos afuera de la Casa Blanca el pasado miércoles, convocó: “Vamos a caminar al Capitolio y vamos a animar a nuestros valientes senadores y congresist­as y mujeres, y probableme­nte no vamos a animar tanto a algunos porque no se puede recuperar nuestro país con debilidad. ¡Tienes que mostrar fuerza y tienes que ser fuerte!”. Trump les pidió que “nunca se rindan, nunca cedan… Ganamos esta elección, la ganamos de una manera aplastante… ¡Si no luchas como el infierno ya no vas a tener país!”. También habló Rudolph Giuliani en ese mitin previo al asalto al Capitolio, y arengó a los manifestan­tes a que “hagan un juicio arreglándo­se a golpes”. Otro orador, delante del presidente, rugió: “¡es la hora de la guerra!”

Mo Brooks, representa­nte republican­o por Alabama, dijo a la multitud que ya partía a asaltar el Capitolio: “¡Es hora de anotar nombres y empezar a patear traseros!”.

Y pasó lo que aún no conocemos del todo. Además del asalto, de los muertos, de la huida de los legislador­es, de los videos que enseñan las caras ensangrent­adas de policías que son arrastrado­s y golpeados escaleras abajo, las horcas puestas a la entrada del edificio, los gritos de “¡colguemos a Pence!”, hay otros elementos. Participar­on elementos de las

Fuerzas Armadas (una capitán en activo de Fort Bragg llevó a cien manifestan­tes-golpeadore­s). En las oficinas del Partido Demócrata y del Republican­o, a las 14:45 de ese día, muy cerca del Capitolio, el FBI desactivó bombas.

Afuera del recinto legislativ­o fue asegurada una camioneta con un rifle y varios cargadores llenos, así como bombas caseras.

“Incitación a la insurrecci­ón” es el cargo. Lo repito porque es importante: si es hallado culpable, Trump no puede volver a ser candidato a nada.

La sociedad civil y el sector privado no han sido espectador­es. No han tenido miedo. The New York Times publicó una primera relación de empresas e institucio­nes financiera­s que anunciaron medidas contra los que incitaron a la violencia. Morgan Stanley suspendió todas sus aportacion­es a los legislador­es que votaron contra la certificac­ión. Lo mismo hicieron la cadena hotelera Marriott y Dow (el “gigante de los químicos”). Shopify, la transnacio­nal de ventas en línea, le quitó el uso de franquicia­s a Trump porque violó su código de ética contra la violencia para promover causas. También tomaron medidas Hallmark (exigió la devolución de sus donaciones), Goldman Sacks, Blue Cross Blue Shield, Boston Scientific, Bancshare, JP Morgan (el banco más grande de EU), Facebook, Microsoft, Bank of America, Fedex, Wells Fargo…

Citigroup sacó un comunicado: “Queremos que tengan la seguridad de que no apoyaremos a candidatos que no respeten el Estado de derecho” La PGA anunció que ya no hará su célebre campeonato en el Trump National Golf Club (Nueva Jersey), y el Colegio de Abogados de Nueva York abrió una investigac­ión contra Rudolph Giuliani, con miras a quitarlo de su membresía “por su papel en el ataque violento al Capitolio”.

Quinientos historiado­res firmaron una carta en la que exigen la destitució­n de Donald Trump, porque “violó su juramento de respetar y defender la Constituci­ón”, porque “es una amenaza clara y latente para la seguridad nacional de Estados Unidos”. Vigorosa y sin concesione­s es la defensa que las organizaci­ones civiles, empresas y clase política de este país hacen de su sistema democrátic­o que está bajo amenaza.

Ejemplar. Sólo así es posible asegurarse que no volverá a ocurrir.

Aunque… faltan ocho días para el cambio de mando y cualquier cosa puede pasar bajo los puentes del Potomac.

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