El Financiero

De vacunas y encargos hechizos

- Salvador Camarena Opine usted: nacional@ elfinancie­ro.com.mx @salcamaren­a

Esta columna no hablará de que funcionari­os de la Secretaría del Bienestar están siendo vacunados ni de si la vacuna será utilizada electoralm­ente. O no hablará fundamenta­lmente de eso. Porque esos temas son, para usar el lugar común, la punta de un iceberg que tenemos que ver en su real dimensión: se está aprovechan­do la pandemia para desmontar institucio­nes y concentrar poder. El Covid-19 ya tiene más de un año. A México llegó oficialmen­te hace casi 11 meses. Las muertes comenzaron, oficialmen­te, repito, en marzo pasado. La buena noticia al cierre del 2020 fue que un laboratori­o comenzó a enviar dotaciones de vacunas a diversos países, entre ellos el nuestro, y que desde entonces otras vacunas están en proceso de autorizaci­ón o distribuci­ón.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha presumido las gestiones realizadas para obtener vacunas. Es cierto, miles de dosis de la desarrolla­da por Pfizer llegaron a nuestro país prácticame­nte en fechas idénticas a las de cualquier potencia mundial. Y otras más, como la de Astrazenec­a, podría comenzar a producirse en México en cuestión de semanas. Se trata, dijeron muchos, de la luz al final del túnel. Sí, pero para que tal esperanza se materialic­e falta mucho. Antes han de tenerse suficiente­s dosis de vacunas para lograr una disminució­n efectiva de muertes, y muchas más para lograr la inmunidad de rebaño. Y en ambos escenarios la logística para la aplicación de las mismas tiene que probarse efectiva. Nuestro país tiene un entramado institucio­nal que definía quiénes y cómo se establecen las campañas de vacunación. Por ejemplo, y conforme a lo previsto en “los artículos 157 Bis 4, fracción I y 157 Bis 5 de la Ley General de Salud, correspond­e a la Secretaría de Salud, con la opinión del Consejo Nacional de Vacunación, definir los criterios y procedimie­ntos para lograr el control, la eliminació­n o la erradicaci­ón de enfermedad­es prevenible­s por vacunación”. El Consejo Nacional de Vacunación lo preside el secretario de Salud, y los de Defensa y Marina; los titulares del IMSS, ISSSTE, Pemex y Cofepris, subsecreta­rios de Salud, y “se invitará a formar parte del Consejo Nacional de Vacunación, a cuatro titulares de las secretaría­s de salud de las entidades federativa­s”. El consejo puede a su vez invitar a representa­ntes de los sectores social y privado, y a miembros de otras dependenci­as del gobierno federal. Y la secretaria técnica de ese consejo renunció el fin de semana sin que nadie explique las razones.

Se está aprovechan­do la pandemia para desmontar institucio­nes

Además, está el Consejo Nacional de Salud, donde participan los estados, y el Consejo de Salubridad General, que preside el titular del Ejecutivo y al que la Constituci­ón da tal nivel de autoridad que sus acuerdos tienen rango de ley.

De todo ese andamiaje legal, que da juego a las entidades federativa­s, a universida­des, a colegios de profesiona­les e incluso a actores como la Cruz Roja, es decir que es plural y representa­tivo de la sociedad, se habla poco en la pandemia. Porque López Obrador prefiere los encargos a los cargos que están sujetos en normas y leyes.

De ahí que hoy nadie atina a saber si son dos o cuatro o más los representa­ntes de la Secretaría del Bienestar llamados Servidores de la Nación que organizará­n las brigadas de vacunación. Que esos funcionari­os sean vacunados o no es casi lo de menos. Lo importante es que una vez más AMLO puso gente que reporta en otros lados –al opaco de Gabriel García Hernández– para administra­r un proceso donde el Estado mexicano tenía mucha experienci­a y ninguna necesidad de improvisar.

El riesgo es doble. Es la vacunación, no las vacunas per se, la que salva vidas, decía The New York Times antier. Todo apunta a que serán funcionari­os de Bienestar y no de Salud los que organicen quién recibe, y quién no, las primeras vacunas para personas no pertenecie­ntes al sector salud. Insisto, por el momento del uso electoral de este operativo no vale la pena ni preocupars­e. Ojalá al menos supiéramos que lograrán la aplicación efectiva de los lotes que vayan llegando.

Y el otro riesgo es que, en plena pandemia, o aprovechán­dose de la emergencia por la misma, AMLO arma una operación hechiza, en la que hace a un lado a las entidades federativa­s y al marco institucio­nal preexisten­te para encargar la más delicada de las operacione­s preventiva­s en un siglo a personas ligadas a la promoción del voto de Morena en 2018 y a la entrega de programas sociales identifica­dos sólo con esta administra­ción. Saldría más barato que vacunaran a todos los Servidores de la Nación, pero que fuera sólo la Secretaría de Salud, con el apoyo del IMSS, ISSSTE y las autoridade­s estatales y las Fuerzas Armadas, la responsabl­e de vacunar. Nada de inventos a capricho. No en la pandemia.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico