La tortilla de a $20
La economía puede caer y los empleos, desaparecer por cientos de miles, pero para la mayoría de los mexicanos no son necesariamente los datos más relevantes.
El dato sin precedentes de una caída de alrededor de 9 por ciento en la economía como la que tuvo México en 2020, que pronto podría confirmarse, o la pérdida de más de 600 mil empleos formales; incluso esos más de 150 mil muertos acumulados en México por causa de COVID-19, son demasiado grandes y quedan en ese espectro de lo abstracto para muchos que están ocupados en resolver sus problemas del día.
Para ellos quizás, los indicadores delicados son los de 20 pesos. Dependiendo de dónde los compren, hay tres productos que deben rondar o incluso estar debajo de ese nivel: el dólar, la gasolina y la tortilla; por unidad, por litro y por kilo. Y esos tres, coincidentemente, lucen relativamente estables en el país, pese a que todos están sujetos al libre mercado. Eso es especialmente importante en un año electoral.
Otros precios son menos relevantes: ¿Alguien ha notado que el pan del tipo que vende Bimbo subió 5.25 por ciento en un año? ¿O que la leche como la de Lala aumentó casi 6 por ciento? ¿O tal vez que el pollo y el huevo, productos que comercializa Bachoco, se elevaron 5.8 y 19.7 por ciento?
Todos estos indicadores superan la inflación general, asunto en el que ya pusieron atención los analistas del banco estadounidense JP Morgan, quienes advirtieron en un documento: “Las tendencias fuertes permanecen en todos los ámbitos”, en referencia al comportamiento en los precios de los productos de las empresas mencionadas. Pero el que más duele, el de la tortilla, no se dispara… todavía. Eso podría cambiar de acuerdo con datos del mismo estudio, tal
“¿Alguien ha notado que el pan del tipo que vende Bimbo subió 5?2% en un año? ¿O que la leche como la de Lala aumentó casi 6%? ¿O que el pollo y el huevo, como el de Bachoco, subieron 5?8% y 19.7%?”
vez antes de las elecciones del verano.
Es el mismo documento de JP Morgan el que advierte el aumento anual de casi 15 por ciento en el precio de la harina de maíz que vende Grupo Maseca, al cierre de 2020. La elevación parece congruente con el aumento del 22 por ciento en los contratos internacionales del maíz durante los más recientes 12 meses. Pero pese a todo, la tortilla aguanta, aún.
Director General de Proyectos Especiales y Ediciones Regionales de El Financiero
Un disparo en su precio, como en el de la gasolina o el dólar, generalmente detona animadversión en contra del gobierno en turno.
En el del presidente Andrés Manuel López Obrador, los tres productos están sujetos a presiones, pero siguen estables. La baja demanda de combustibles por la pandemia y la abundancia de dólares propiciada por el gobierno estadounidense que repartió millones a su población, pueden explicar eso.
¿Pero qué hay de la tortilla? En lo que va del mandato de López Obrador, ésta subió de precio 7.3 por ciento. Eso apenas supera la inflación acumulada de poco más de 6 por ciento en el país. Comparemos. En lo que va del siglo, solo AMLO y Enrique Peña Nieto pudieron contener alzas fuertes en el precio del principal alimento nacional durante sus dos primeros años de gobierno. Con Felipe Calderón aumentó 16 por ciento; con Vicente Fox, 22 por ciento. Son cifras del INEGI. Es posible que en este momento sean las tortillerías las que carguen con el peso de aguantar el precio. Enfrentan la competencia de supermercados que suelen venderlas más baratas por su poder de negociación, pero también en ánimo de atraer gente a sus establecimientos, para que compren otras cosas posiblemente innecesarias. Pero no está claro cuánto más puedan resistir la presión del precio de la masa.
Es evidente que el gobierno tiene palancas que puede mover para influir en los precios de la gasolina en la bomba y el Banco de México suele activar sus herramientas para detener depreciaciones aceleradas de la moneda nacional.
Pero un eventual incremento en el precio de la tortilla no puede contenerse, salvo artificialmente, culpando a alguien desde el banquillo del gobierno. Es año electoral y los productos “de a 20”, todavía siguen estables. Todavía.
El Infonavit aumentará los montos máximos del crédito para trabajadores que ganen menos de 2.8 Unidad de Medida y Actualización (UMAS), cerca de 7 mil pesos mensuales, y que quieran comprar una vivienda, anticipó Gonzalo Méndez, presidente nacional de la Cámara Nacional de Vivienda (Canadevi).
“Esta nueva recalibración que hará durante este año y se caracteriza por menores tasas de interés y probablemente mayores plazos”, dijo Méndez en entrevista con El Financiero.
Detalló que este esquema y los nuevos en los que trabaja el Instituto forman parte de la reforma a la Ley del Infonavit aprobada a finales del año pasado. Apuntó que existen cerca de 44 millones de derechohabientes que podrían hacer uso de su subcuenta de vivienda como enganche para una vivienda o para refinanciar alguna otra deuda hipotecaria. “El Infonavit maneja casi 60 millones de subcuentas de vivienda, de las cuales 40 aproximadamente