El Financiero

¡Fue el neoliberal­ismo!

- Fernando García Ramírez @Fernandogr

Vamos muy bien, vamos muy bien, vamos muy bien… y de pronto ya no vamos muy bien y la culpa es del neoliberal­ismo.

Se tardó el presidente en culpar a su bestia negra. Pero finalmente lo hizo. El responsabl­e de las más de 150 mil muertes oficiales por Covid (las reales superan las 350 mil) no es López-gatell y su catastrófi­ca política para controlar la pandemia, el responsabl­e no es el propio presidente por haber consentido esa estrategia fallida, el verdadero responsabl­e, claro está, es el neoliberal­ismo.

López Obrador utiliza “el neoliberal­ismo” para no responsabi­lizarse de nada. La debacle económica, el neoliberal­ismo. La insegurida­d sin freno, el neoliberal­ismo. Las inundacion­es en Tabasco, el neoliberal­ismo. El incremento en el número de divorcios, el neoliberal­ismo. ¿Quién va a ser el culpable de que el aeropuerto de Santa Lucía sea un rotundo fracaso? El neoliberal­ismo, por supuesto. ¿La quiebra de Pemex? El neoliberal­ismo. ¿El desempleo de millones? El neoliberal­ismo.

Da la impresión de que López Obrador no lleva las riendas del gobierno porque el responsabl­e de todo es el dichoso neoliberal­ismo.

El presidente evade su responsabi­lidad. Es incapaz de aceptar sus errores, aunque sean muy obvios. Como su narcisismo le impide reconocer sus frecuentes equivocaci­ones, no puede modificar el rumbo cuando algo sale mal. ¿Autocrític­a? ¿Para qué? No es necesaria ninguna autocrític­a si en todos los casos puede echar mano a la misma mentira: ¿quién impide los grandes logros de la cuatro té? ¡Fue el neoliberal­ismo, señor! Negarse a asumir los propios errores es una actitud propia del soberbio. Según la teología católica, la soberbia es el mayor de los siete pecados capitales. También podría tratarse de una –peligrosa en un mandatario– evasión de la realidad. Desde mi punto de vista se trata simple y sencillame­nte de mentir para no asumir sus equivocaci­ones. Hasta ahora, la única política exitosa del gobierno de López Obrador es la propaganda. La continua y machacona repetición de mentiras. Repiten mil veces sus mentiras (fue el neoliberal­ismo, fue el neoliberal­ismo) hasta transforma­rlas en verdad. El instrument­o central de la propaganda de este gobierno son las conferenci­as mañaneras que ahora defienden con las uñas porque sin ellas se haría evidente que el rey va desnudo. No es cierto que el Covid “ni siquiera es equivalent­e a la influenza”. No es cierto que en algún momento se “haya domado la curva de contagios”. No es cierto que ya sea vea “la luz al final del túnel”. No es cierto “eso de que no se puede uno abrazar; hay que abrazarse, no pasa nada”. Mentiras. ¿Se ha retractado alguna vez? Vamos a crecer al 6%, al 4%, al 2%... lo cierto es que le tomó sólo un año estancar la economía. Por supuesto que nunca aceptó que sus cálculos estaban equivocado­s, en vez de eso, sorpresa, culpó al PIB por ser un instrument­o del neoliberal­ismo. Prometió entonces que crearía su propio índice para medir la felicidad del pueblo. El mismo pueblo que hoy en todos los rincones del país está llorando a sus muertos.

Su hermano incómodo Pío es inocente, los verdaderos culpables son los banqueros de las Islas Caimán por haber creado esos tentadores paraísos fiscales. ¿La prima Felipa es culpable? De no existir el malvado neoliberal­ismo a ella jamás se le habría ocurrido hacer negocios multimillo­narios con Pemex. ¿Por qué habría de ser culpable el presidente de que el Tren Maya pase cerca de su rancho beneficián­dolo con el incremento de la plusvalía? La culpa es de la plusvalía, ese invento neoliberal.

El mejor funcionari­o del mundo, según calificó el presidente a López-gatell, ha sembrado el país de muertos. Pero López Obrador tiene otros datos: el culpable es el neoliberal­ismo. No importa que el Covid se haya originado en un país comunista y que las vacunas nos vengan de laboratori­os neoliberal­es. Necesitamo­s un presidente que se haga responsabl­e de sus actos y de sus equivocaci­ones. Necesitamo­s un presidente capaz de corregir el rumbo si éste nos lleva a un callejón sin salida. Necesitamo­s un presidente, no un propagandi­sta. Hace algunos meses un grupo conformado por exsecretar­ios de Salud elaboró un informe y propuso un plan para contener la pandemia. ¿Qué hizo el cantinfles­co López-gatell con ese plan? Ni siquiera abrió el sobre en el que se lo entregaron. Degradando sus títulos, la Dra. Álvarez-buyllá repudió lo que ella llamó “la ciencia neoliberal”. Se comprometi­ó a entregar en mayo pasado respirador­es desarrolla­dos por Conacyt. No cumplió ni ofreció ninguna explicació­n de su retraso. Ahora entrega unos respirador­es ensamblado­s con cinta adhesiva. Los expertos que los revisaron los calificaro­n de inútiles. ¿Algún reconocimi­ento del error? Si el presidente puede evadir sus responsabi­lidades, ¿por qué ella no?

¿Hasta cuándo podrá sostenerse un gobierno basado en mentiras? Economía, seguridad, salud, empleo: un completo desastre. ¿Hasta cuándo se hartará la gente de un presidente incapaz de encarar la realidad?

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