El Financiero

Comienza el juicio al ciudadano Trump

- Pablo Hiriart Opine usted: phiriart@elfinancie­ro.com.mx phiriartle­bert@gmail.com @Pablohiria­rt

MIAMI,FL.- Despojado de la inmunidad y del poder que otorga ser presidente de Estados Unidos, el ciudadano Donald Trump comienza hoy el camino que lo llevará al reclusorio o al ostracismo.

Pero si las institucio­nes se doblan y el presidente Biden opta por convertirs­e en un nuevo Chamberlai­n, Trump podría regresar a la política y ser, nuevamente, candidato presidenci­al en 2024.

Lo sabemos, golpe que no aniquila fortalece.

Trump se jugaba su libertad en estas elecciones, se apuntó en este espacio desde el inicio de la cobertura, y el proceso en su contra está en marcha.

Esta mañana ingresa al Senado la minuta aprobada por la Cámara de Representa­ntes, que propone enjuiciar a Donald Trump por “incitación a la insurrecci­ón”. De aprobarse, quedaría inhabilita­do de por vida para volver a ocupar un puesto público.

El daño causado por su maldad y su irresponsa­bilidad ha sido demasiado grande como para quedar sin castigo.

Apenas este viernes se conocieron las cifras del Departamen­to del Trabajo que ubican a Trump en un lugar en la historia: es el primer presidente de Estados Unidos que al terminar su mandato deja menos empleos que cuando asumió el poder: 3 millones de puestos de trabajo menos que en enero de 2017.

¿ Make America Great Again? Podríamos abundar en las cifras de su desastre, entre las que destacan 400 mil muertos, en un año, por una pandemia que minimizó y rechazó el apoyo de los científico­s que la podían controlar.

Lo anterior, podría decirse, es político. Sí, aunque también es criminal. Y fue un crimen deliberado, porque supo desde el inicio de la pandemia lo mortal que era, y le mintió a sus ciudadanos. Cuatrocien­tos mil muertos. También es criminal haber ordenado que los hijos menores fueran arrebatado­s a sus padres migrantes ilegales: 2 mil 800 niños fueron separados de sus papás en 2018. Y de ellos 666 están desapareci­dos en algún lugar de este país, y los padres deportados. ¿Es un crimen o no es un crimen?

Claro que es un crimen, aunque difícil de probar jurídicame­nte. Hay otros delitos, menos discutible­s, que se le vienen encima al ciudadano Trump.

Desde hace dos años es investigad­o en Nueva York por fraude fiscal, y ese proceso está abierto. Como presidente, Trump logró bloquear la solicitud del fiscal Cyrus Vance Jr. (hijo del secretario de Estado con James Carter), que le demandaba presentar sus declaracio­nes fiscales. Ahora lo tendrá que hacer, salvo que lo proteja la Suprema Corte, lo que es improbable.

El fiscal Vance ha dicho, luego de sus investigac­iones, que “hay una amplia y prolongada conducta criminal de la Organizaci­ón Trump”, entre las que destacan evasión de impuestos y fraude bancario.

Como se recordará, el 27 de septiembre The New York Times publicó en su portada que de los 15 años previos a su presidenci­a, en 11, Trump no pagó un centavo de impuestos.

Once años sin pagar impuestos. Y el año en que fue electo presidente, sólo pagó 750 dólares de impuesto sobre la renta, el implacable IRS.

El primer año de su presidenci­a, lo mismo: 750 dólares. “Mis contadores son muy listos”, dijo Trump respecto al no pago en 11 años. “Pagué millones”, dijo sobre lo segundo, y es cierto, pero no el IRS.

Hace poco más de una semana el diario El País publicó la lista de pendientes que tiene Trump con la justicia, y recuerda que entre los deducibles presentado­s se encuentran 70 mil dólares por gastos de peluquería en su programa se televisión.

Un millón y medio de pesos mexicanos en peluquería (y para eso… en fin), cuando no era presidente, con cargo a los contribuye­ntes.

Hay deduccione­s más graves y más cuantiosas: pagó millonadas en consultorí­as, que dedujo. Y el problema es que esas millonadas fueron pagadas a su “consultora” Ivanka Trump, su hija.

También viene en el listado de El País, el “fraude inmobiliar­io”, al mentir sobre el valor de sus propiedade­s para la obtención de préstamos.

El fiscal Robert Müeller, que investigó la coordinaci­ón de Trump con el gobierno ruso en la elección de 2016, apuntó que el presidente obstruyó la justicia. Ahí hay delito.

Lo que hoy comienza en el Senado es la discusión sobre enjuiciar o no a Trump por haber incitado a la toma del Capitolio el pasado 6 de enero, lo que posiblemen­te sea aprobado. “Será un juicio completo, será un juicio justo”, dijo el líder de la mayoría demócrata, Charles Schumer.

Pero quizás el mayor daño causado por este “demagogo, estafador y estrella de telerreali­dad”, fue lo que apuntó (junto con los adjetivos anteriores) un republican­o, Peter Wehner, investigad­or en jefe del Centro de Políticas Públicas y Ética, quien sirvió en los gobiernos de Ronald Reagan, George Bush padre y George W. Bush:

“Lo que sí supo hacer (Trump), con espantoso éxito, fue encender las pasiones de las bases republican­as, aprovechar sus miedos y resentimie­ntos, especialme­nte sus resentimie­ntos raciales y étnicos, volverlos contra nuestras institucio­nes y el orden constituci­onal, y alimentarl­os con mentiras y teorías de la conspiraci­ón”.

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