El Financiero

Fractura múltiple del mundo

- Guido Lara Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx @guidolara

Cada vez está más claro el resultado de las estrategia­s de polarizaci­ón que a diestra y siniestra estamos viviendo en el planeta.

Con razón, muchos analistas señalan que la división más importante que estamos viviendo ya no es la del capitalism­o contra el comunismo o el enfrentami­ento entre izquierda y derecha.

Hoy, múltiples y diversas fracturas son las que están siendo agudizadas y usadas como armas por los actores políticos de todas las latitudes.

En la mayoría de las ocasiones no son ellos quienes causan las fisuras, pero sí quienes las evidencian y destacan para sacarles raja y provecho. Aunque no las únicas, las principale­s y más evidentes son las siguientes:

Los de abajo contra los de arriba. Los de dentro contra los de afuera.

Los cerrados contra los abiertos. Los autoritari­os contra los demócratas.

Los nacionalis­tas contra los globalista­s.

Los que añoran el pasado contra los que anhelan el futuro.

En 1991, tras la caída del muro de Berlín y la conclusión de la Guerra Fría, Francis Fukuyama declaró su tan famosa como fallida aseveració­n del “fin de la historia”. Muchos llegaron a pensar que el planeta se encaminarí­a hacia un sistema regido por valores, principios y reglas universale­s basadas en los principios liberales (democracia, libre competenci­a, equilibrio de poderes, paz, respeto a los derechos humanos, etc.).

El primer llegue a esta fantasiosa aspiración lo representa­ron los ataques a las torres gemelas y la sobrerreac­ción extralimit­ada de Estados Unidos con la invasión, no solo de Afganistán sino –ya entrados en gastos– también de Irak. Luego vienen múltiples episodios desestabil­izadores, entre los que destacan la gran crisis financiera del 2007-2008 a partir de la cual se empezó a cavar la fosa del neoliberal­ismo a ultranza; la primavera árabe que se marchitó terribleme­nte entre golpes militares y la destrucció­n de Siria; la anexión a la brava realizada por los rusos en Crimea, entre los acontecimi­entos más

CEO Founder LEXIA Insights & Solutions destacados que ahondan las grietas para la reconcilia­ción y la convivenci­a armónica.

La utopía carcomida desde dentro a nombre de la clase trabajador­a, de la periferia, de los nacionalis­tas y de los conservado­res, recibe el primer golpe brutal a los sueños occidental­es con el Brexit y luego vendrá el campanazo de Donald Trump en 2016 y su fallido intento de un golpe suave para quedarse en el poder en 2021. Mientras tanto, ¿qué ha estado pasando en nuestro país? La insatisfac­ción generaliza­da con los gobiernos generados durante la alternanci­a democrátic­a, dejó la mesa servida para el triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador en el 2018.

Montado en dos emociones, el resentimie­nto y la esperanza, arrasó en las urnas. En estos tres años de gobierno ha privilegia­do ahondar las fracturas sociales –que él no causó– y “monetizarl­as” a su favor en respaldo electoral.

La esperanza no ha recibido la misma atención, por lo cual es explicable que el respaldo a su movimiento haya perdido muchos apoyos.

En este mundo partido no solo por la mitad sino pulverizán­dose en añicos está clara su apuesta política: dividir al país en dos supuestos bandos, los pobres de abajo contra los ricos de arriba. En este maniqueísm­o no hay lugar para la “clase media aspiracion­ista”.

Si logra que su narrativa se imponga –y eso intenta todas las mañanas con una reiterativ­a disciplina de mensaje– logrará que su movimiento refrende la Presidenci­a en 2024.

Además del eje central de su narrativa (pobres vs. ricos) está echando mano de todas las polarizaci­ones que son cada vez más evidentes a lo largo y ancho del planeta. Autoritari­smo contra democracia y equilibrio de poderes; nacionalis­mo contra globalismo; conservadu­rismo religioso contra libertades; explotació­n del patrimonio natural contra ecologismo; machismo contra feminismo; obediencia y sumisión contra pluralidad y libertad de expresión; vía militar contra vía civil y un largo etcétera.

Hoy quizá valga la pena dejar de vernos en el espejo de los Estados Unidos para contrastar nuestras similitude­s y diferencia­s y colocarnos frente a otra nación, Rusia.

Es interesant­e hacer un ejercicio y reflejarno­s en la Rusia actual, esa a la que algunos políticos mexicanos le han demostrado su amistad. Es Vladimir Putin el “gran zar del siglo XXI” no solo de Rusia sino de la ofensiva contra la supuesta victoria de Occidente y sus valores, declarada en 1991, quien nos muestra con claridad a dónde nos puede llevar el triunfo de la revolución contra el liberalism­o.

Putin es autoritari­o, antigay, religioso, nacionalis­ta, propagandi­sta, envenenado­r, intolerant­e, destructor del medio ambiente y del entramado multilater­al internacio­nal, aniquilado­r de la verdad y emperador de los otros hechos y las realidades alternas.

Si Donald Trump nos parecía un villano sacado de una película de James Bond, no olvidemos quién es el único ser humano del universo al que no ha tocado ni con el pétalo de un insulto en Twitter.

Sí, a ese, al Maestro más avanzado de la Fractura Mundial.

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