Entre lluvia, truenos y relámpagos
La polémica, el cuestionamiento y la oposición abierta de activistas y expertos han sido la marca característica en el desarrollo de los proyectos prioritarios de la actual administración federal, cuyo tono ha incrementado sus decibeles paulatina, pero sostenidamente. De hecho, no hay sorpresa alguna, desde el inicio del sexenio, en que fueron anunciadas las megaobras, comenzando por la cancelación del aeropuerto de Texcoco fue explícita la determinación gubernamental de no reparar en costos para llevarlas a cabo y dejar con ello la impronta y el simbolismo de la
Feliz día de las madres anticipado
Catedrático, analista político, consultor en inteligencia estratégica, seguridad nacional y administración pública transformación.
Los argumentos esgrimidos como justificación corrieron transversalmente desde los beneficios económicos: ahorro, empleo, inversión...desarrollo social, hasta el combate a la corrupción y las prebendas concedidas a sectores de interés en el pasado, elementos legitimadores de las decisiones tomadas y que ahora son usados, cual búmeran, por los sectores que activamente se han opuesto a la ejecución de tales proyectos.
El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) está formalmente concluido y se ha inaugurado con bombo y platillo, pero con una muy escasa afluencia, dada su ubicación y las pocas facilidades de conectividad hacia la Ciudad de México. La refinería de Dos Bocas continúa avanzando y la lluvia de críticas, con truenos y relámpagos asociados fluye generosa, particularmente en redes sociales sobre el Tren Maya, señalando devastadores efectos al ecosistema de la zona por donde está trazada su ruta. Poco se habla del corredor transístmico, donde voces expertas observan a futuro notables beneficios económicos. Por el momento la atención se centra en el sureste, en las selvas de la Península de Yucatán, donde se registra la oposición más radical de los ambientalistas que ha motivado la evidente molestia presidencial y su reiteración, de no dar marcha atrás.
La evidencia indica que los proyectos prioritarios seguirán adelante llueva, truene o relampaguee. Los compromisos asumidos por la administración tienen una fuerte carga simbólica y demandan, indispensablemente, de continuidad y trascendencia política, pero –siempre se aparece un pero– la revoltura interna en el movimiento transformador, ofrece señales de conflicto. La idea de abrir la competencia prematuramente, se había señalado ya, dio rienda a las aspiraciones y despertó, tempranamente, expectativas en los principales actores, que afilan, aun discretamente, sus respectivas cuchillas y nutren sus arsenales con dardos envenenados, de que se hará uso en el momento oportuno.
Por el momento, la dinámica política hacia la sucesión se expresa como en el pasado, al interior del movimiento en el poder, al estilo del viejo régimen, de donde, en teoría, debería surgir el ungido para el relevo, sin embargo, los acontecimientos recientes, muestran una oposición más activa y articulada, si bien con liderazgos tibios, pero que pudiera despertar sensiblemente en los meses por venir y aprovechar los espacios y desencuentros que, podemos pronosticar, se darán, explícitamente, de manera doméstica en la cúpula. Preparémonos para la tormenta.
Por el momento, la dinámica política hacia la sucesión se expresa como en el pasado, al interior del movimiento en el poder, al estilo del viejo régimen...