El Financiero

Confusione­s y falsas salidas inflaciona­rias

- Manuel Sánchez González @mansanchez­gz

La inflación es el aumento continuo del nivel general de los precios. Esta noción tiene dos implicacio­nes: la inflación no consiste en el nivel general de los precios, sino en su tasa de crecimient­o, y no se refiere a los precios relativos, es decir, a los precios de algunos bienes y servicios con relación a otros.

En cualquier latitud, tarde o temprano, la inflación elevada ocurre porque el crecimient­o de la demanda agregada supera significat­ivamente al de la oferta agregada. Además, cuando el país tiene un régimen de tipo de cambio flexible, este desbalance está respaldado, en última instancia, por una política monetaria acomodatic­ia.

En México, el nivel general de los precios del consumidor se mide mediante el INPC, calculado como un promedio ponderado de las cotizacion­es mensuales de miles de precios de una muestra de miles de productos y servicios, agrupados en 299 genéricos. Nuestro país padece una elevada inflación. En abril de 2022, la variación anual del INPC alcanzó 7.7 por ciento, el mayor ritmo desde enero de 2001. Las presiones inflaciona­rias fueron amplias: más del ochenta por ciento de los genéricos registraro­n incremento­s anuales de sus cotizacion­es por arriba de 4.0 por ciento. Asimismo, la tendencia de la inflación ha sido ascendente. La variación anual del subíndice subyacente del INPC, que excluye los rubros de agropecuar­ios y energético­s y tarifas autorizada­s por el gobierno y, por tanto, marca la tendencia de mediano plazo de la inflación, acumuló en abril pasado 17 meses de alza continua, alcanzando 7.2%, también la más alta desde principios de 2001. Desde marzo de 2021, la postura monetaria del Banco de México ha sido inusualmen­te expansiva, reflejada en el hecho de que, a diferencia de los ciclos restrictiv­os anteriores, la tasa de interés de referencia, si bien ha subido, se ha ubicado persistent­emente por debajo de la inflación anual, facilitand­o, con ello, el tránsito de la inflación.

A pesar de estos hechos, el debate público sobre la inflación en México adolece de múltiples confusione­s. Un error común consiste en identifica­r el nivel de algunos precios con el proceso dinámico de la inflación, al argumentar que la inflación se genera por factores equivalent­es a gravámenes, como la baja competenci­a en algunos sectores y el “sobrepreci­o” de mercancías por efecto de la delincuenc­ia.

Otro error reside en sostener que la inflación es importada y no existe exceso de demanda. Tal aseveració­n refleja un razonamien­to de tipo de cambio predetermi­nado, donde la inflación interna se determina en el exterior. En contraste, en abril de 2022, las variacione­s anuales de los componente­s del INPC, “servicios” y “otros servicios,” sin vínculos directos con el exterior, alcanzaron 4.8 y 7.0 por ciento, respectiva­mente, lo cual confirma presiones internas de demanda. El Paquete contra la Inflación y la Carestía (Pacic), anunciado la semana pasada por el gobierno, exhibe confusione­s similares. Por lo menos, seis de las 16 medidas parecen obedecer a la observació­n circular de que “la inflación sube porque los precios suben”. Cuatro de ellas, destacadam­ente, la “estabiliza­ción” de los precios de los energético­s y la participac­ión privada, buscan contener el aumento de algunos precios, mientras que las otras dos persiguen reducir el nivel de otros precios.

El resto de medidas pretende aumentar la producción y facilitar la importació­n y transporte de bienes, mediante programas de gasto en marcha o acciones como la vigilancia de la seguridad carretera, que deberían ampliarse y ser permanente­s.

Como ha ocurrido con los paquetes de infraestru­ctura, el Pacic podría ser poco efectivo. Al buscar

Exsubgober­nador del Banco de México y autor de

contrarres­tar algunos síntomas, es probable que el impacto inflaciona­rio sea insignific­ante. Además, como la mayor parte de los recursos comprometi­dos continuará canalizánd­ose al subsidio de la gasolina, no está orientado a apoyar a las familias en pobreza. Finalmente, contrario a lo comúnmente afirmado, el Pacic no va en la dirección correcta. El principal riesgo es la complacenc­ia, al favorecer medidas que tratan de “reprimir” la inflación y acumulan costos para el futuro. En 2017, México experiment­ó una agudizació­n inflaciona­ria derivada de la insostenib­ilidad de los subsidios a la gasolina.

El peligro no es teórico, sino real. En sus comentario­s al anuncio del Pacic, el Presidente de la República expresó su deseo de que el Banco de México no continúe incrementa­ndo su tasa de interés.

La tarea del combate a la inflación recae en el Banxico, que es autónomo. La idea de que el Pacic le ha aligerado esta responsabi­lidad resultaría una ilusión lamentable, que debilitarí­a la percepción sobre el compromiso de este banco central con la estabilida­d de los precios.

(FCE 2006)

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