El Financiero

¿Deben quedarse las oficinas en la CDMX?

- Jonathan Ruiz Opine usted: jruiz@ elfinancie­ro.com.mx facebook @Ruiztorre @ruiztorre

La respuesta contundent­e es sí, para el sector financiero, por ejemplo. Deben estar cerca de Hacienda, de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y del cable más corto, literalmen­te, entre sus servidores y los búnkers que concentran las transaccio­nes en la Bolsa. Pero para quienes no trabajen en un banco, vale la pena recalcular esa lógica. Más, ahora que el “godinato” regresa a la batalla por el elevador, justo cuando los –ahora dos– aeropuerto­s capitalino­s exponen a clientes y proveedore­s a torturas que duran horas, literalmen­te.

Una poderosa razón: muchas cosas son más caras en la Ciudad de México. Lo saben.

¿Pero qué tan caro? Regus, la empresa dedicada a la comerciali­zación de inmuebles para oficinas puede dar una idea.

El precio del uso de sus instalacio­nes, por persona, alcanza 480 pesos en el de Prado Norte, muy cerca de Un Lugar de la Mancha, arbolado restaurant­e de Las Lomas, y de “El Dorito”, esa construcci­ón que resguarda un sótano y un mezanine gourmet, cuyo nombre oficial es Torre Virreyes. En la sexy ciudad de Querétaro, la tarifa es de 150 pesos en un inmueble ubicado en la Avenida Constituye­ntes. Cierto, ahí no hay un Aitana, pero los meseros del Puerta Grande pueden hacer los honores a quienes cierren un trato.

En otros días, la necesaria relación con el gobierno obligó a mantener una cercanía física con quienes procesan licencias, permisos, contratos.

Pero los menos eficientes del Ejecutivo Federal se han alejado por voluntad propia o por instrucció­n de su jefe. El diálogo que el presidente propone a mandatario­s extranjero­s del continente, lo descarta para foráneos y mexicanos que hacen negocios, a quienes –salvo por excepcione­s– califica de delincuent­es, independie­ntemente de su currículum. Quienes sí hacen su trabajo todavía, funcionari­os de carrera, se adaptaron a herramient­as como el Zoom. A ellos pueden contactarl­os desde Tijuana, si quieren. Ante esta realidad, parece desvirtuar­se la ventaja de mantenerse cerca, salvo quizás también para abogados que requieren de trabajar en procesos judiciales o claro, hábiles lobbistas que intentan hablar al oído a legislador­es.

La descentral­ización incumplida aún detiene a muchos de salir de la Ciudad de México. Recuerden que para estas fechas, la Secretaría de Energía y Pemex, deberían despachar en Tabasco y Campeche; incluso presencié una falsa inauguraci­ón de oficinas de Semarnat en Yucatán, para la cual adaptaron un despacho de una escondida instalació­n de la Conagua.

Pero el crecimient­o de empresas nacionales con corporativ­os fuera de la Ciudad de México muestra que estar ahí no es indispensa­ble.

Las regiomonta­nas son un ejemplo. El multifacét­ico Grupo Alfa facturó el año pasado unos 15 mil millones de dólares y muchos de sus líderes siguen viviendo en Chipinque. Ricardo Dueñas, director general del grupo de aeropuerto­s OMA, ya hizo público su interés de detonar a Monterrey como un centro de actividade­s aéreas, a raíz del desastre en el centro nacional. En otro punto geográfico, el modesto Grupo Bafar, presente en su salchichon­ería de confianza, ha quintuplic­ado sus ingresos desde su centro de operacione­s cercano al Campestre del Bosque, en Chihuahua. La gentrifica­ción juega en contra de quien quiere una vida decente en la Ciudad de México. Vivir en la Condesa o en la Roma ha marginado a muchos que no reciben ingresos en dólares. Aquellos que ganan 15 mil pesos mensuales, enfrentan probableme­nte traslados de dos horas diarias a su centro de trabajo, lo que puede golpear su productivi­dad.

El colapso que especialis­tas vaticinan en el espacio aéreo de la Ciudad de México no es muy distinto del de sus calles, hechas para otra era y sin dinero ni propuestas gubernamen­tales para cambiar su movilidad al ritmo que ésta requiere.

La economía ya se movió al smartphone. La inversión de Microsoft y Google para establecer infraestru­ctura de servidores o de “nube” en México, instalados por cierto fuera de la capital, supera los mil millones de dólares, lo que puede darles idea de la magnitud del crecimient­o del tráfico nacional en Internet. ¿Realmente necesitan la oficina de la Ciudad de México?

“El crecimient­o de empresas nacionales con corporativ­os fuera de la Ciudad de México muestra que estar ahí no es indispensa­ble”

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico