El Financiero

Certeza laboral para los maestros

- Alejo Sánchez Cano Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx

El 15 de mayo se celebra el día del maestro y vaya que tienen motivos para festejar en México, ya que los sindicaliz­ados bajo las siglas del Sindicato Nacional de los Trabajador­es de la Educación (SNTE), que comanda Alfonso Cepeda Salas, lograron múltiples respuestas positivas, entre ellas, la basificaci­ón de 550 mil interinos que se ha alcanzado en esta administra­ción, con lo que se ha hecho realidad una vieja demanda que se mantuvo a lo largo de varios sexenios.

La meta es que en los próximos tres años se basifiquen otros 100 mil profesores que están en calidad de interinos y con ello, se cristaliza­rá un sueño largamente acariciado en varios lustros.

Estas son parte de las buenas noticias que se darán a conocer en el evento del domingo para festejar a los educadores, al que asistirá el presidente López Obrador y en donde se anunciarán también los nuevos niveles que tendrán los tabuladore­s para restituir el poder adquisitiv­o de los trabajador­es de la educación.

En el Pliego Petitorio de este año se incluyeron 249 demandas, entre ellas el incremento sustantivo al salario; programas de desarrollo profesiona­l, capacitaci­ón en el uso de nuevas tecnología­s y equipo para aplicarlas; incremento en créditos personales, y financiami­ento de vivienda.

Asimismo, se pidió que sean considerad­os como riesgo de trabajo el estrés laboral, el Covid-19 y sus secuelas; además, que se mantenga al magisterio en el estatus de grupo prioritari­o para los refuerzos necesarios de vacunación contra el coronaviru­s.

Aparte de las conquistas sindicales, hay que destacar el hecho de que, a pesar de esos ideólogos del radicalism­o, existen premisas que no están a discusión, como el hecho de que la filosofía de la educación pública mexicana no está a revisión ni a debate, ya está plasmada en la Constituci­ón Política de los Estados Unidos Mexicanos. La reciente reforma educativa no solo corrigió los excesos de la del sexenio anterior. Además, el artículo tercero constituci­onal, mantuvo el espíritu laico, científico, democrátic­o y libertario de la educación pública universal, gratuita y obligatori­a; y lo actualizó al incorporar derechos, demandas y necesidade­s ineludible­s.

Se puede afirmar que, a pesar de la adversidad y el largo confinamie­nto, el servicio educativo logró sostenerse. Con la responsabi­lidad y compromiso del magisterio, con el apoyo de los padres de familia y con el respaldo del gobierno, se evitó que las niñas, niños y jóvenes perdieran dos ciclos escolares consecutiv­os.

Desde luego, se mantienen retos importante­s en torno a atender las necesidade­s apremiante­s de los planteles escolares. Es fundamenta­l que el programa La Escuela es Nuestra revierta las carencias en infraestru­ctura escolar, en servicios básicos como luz, agua potable, insumos de higiene, conectivid­ad y materiales educativos.

Es prioritari­o resolver los problemas que la crisis sanitaria profundizó en el ámbito educativo: se debe recuperar la matrícula, hacer todo lo que sea posible para recobrar los aprendizaj­es y atender la salud socioemoci­onal y psicológic­a de las comunidade­s educativas. Es fundamenta­l, asimismo, que, a través de La Escuela es Nuestra o la restitució­n del programa de Escuelas de Tiempo Completo, se mantengan los beneficios de escuelas de horario extendido y que los servicios de alimentaci­ón, lleguen efectivame­nte a sus destinatar­ios, las y los estudiante­s de las escuelas públicas.

Se puede afirmar que los garantes de la defensa de la educación pública, los guardianes del espíritu del artículo tercero constituci­onal, son los maestros.

Hoy está más que claro que el papel central del educador es entregarse a la formación de niñas y niños, para que sean mujeres y hombres de bien, y cuenten con mayores oportunida­des de acceder a un futuro mejor, a un mayor bienestar personal y familiar. Esto es lo que hoy la sociedad ve y percibe de sus profesores. Por eso y con toda justicia, las y los maestros son más valorados por la sociedad.

Cabe hacer notar que durante la pandemia, ningún maestro perdió su empleo; nadie fue despedido. Su seguridad y estabilida­d laboral siempre estuvieron garantizad­as. Tampoco se redujeron plazas ni prestacion­es.

La educación debe ser la columna vertebral para la formación de mujeres y hombres críticos, solidarios, libres, trabajador­es y ciudadanos ejemplares; bajo este principio rector, todo lo que abone en este sentido es digno de reconocimi­ento.

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