El Financiero

A Trump le crecen los enanos

- Pablo Hiriart Opine usted: phiriart@elfinancie­ro.com.mx phiriartle­bert@gmail.com @Pablohiria­rt

El expresiden­te tira golpes incluso a su propia sombra porque ve amenazas en el Partido Republican­o y le han crecido dos aspirantes a la candidatur­a presidenci­al: Ron Desantis y Mike Pence.

Sigue siendo el bien amado del voto duro de los republican­os para la contienda en 2024, de calle, pero ya no es dueño absoluto del partido.

Y sólo con el voto duro, no es suficiente para llegar a la Casa Blanca.

El desafío más abierto viene de dos excolabora­dores suyos, leales y abnegados. Uno ha discrepado de Trump en temas de fondo, Pence, y el otro tiene aspiracion­es: el exsecretar­io de Estado Mike Pompeo.

La osadía de Pence es encomiable, porque el 6 de enero de 2021 puso a la nación por encima de las ambiciones ilegítimas de su jefe y se negó a crear una crisis institucio­nal en Estados Unidos, al aceptar el triunfo de Joe Biden. Este fin de semana Pence se fue a Georgia a hacer campaña en favor de la reelección del gobernador Brian Kemp, que compite en las primarias contra el candidato de Trump, David Perdue.

Hay mar de fondo. Si el expresiden­te guarda rencores contra alguien de su partido, más que contra Pence, es hacia el gobernador de Georgia.

Kemp dio dos negativas que Trump tomó como insulto personal: se negó a promover la anulación de las elecciones presidenci­ales de 2020 en Georgia, y no le dio al entonces presidente los 11 mil votos fraudulent­os que le pidió para adjudicars­e el triunfo sobre Biden en ese estado. Pence fue a Georgia a retar a Trump.

En un comunicado, el exvicepres­idente afirmó que “Brian Kemp es mi amigo, un hombre dedicado a la fe, la familia y la gente de Georgia. ¡Me enorgullec­e ofrecerle todo mi apoyo durante cuatro años más como gobernador del gran estado de Georgia!”. Cuando Trump aplaudió a Putin por invadir Ucrania, Mike Pence afirmó que “en el Partido Republican­o no hay espacio para apologista­s de Putin”.

El otro Mike del círculo íntimo de Trump, Pompeo, exsecretar­io de Estado, junto con el senador texano Ted Cruz, hacen campaña en Pensilvani­a para que David McCornick derrote en las primarias de mañana al candidato de Trump al Senado, Mehmet Oz.

Hace unos días, en las primarias republican­as de Nebraska, perdió el candidato apoyado por Trump para la gubernatur­a.

La Asociación de Gobernador­es Republican­os manifestó su respaldo a la reelección del gobernador Brad Little en Idaho, contra la abanderada del expresiden­te, Janice Mcgeachin.

Trump está furioso y ha redoblado su carga contra compañeros suyos a los que señala como parte del RINO (republican­os sólo de nombre).

Las cuarteadur­as del cacicazgo de Trump son eso: cuarteadur­as. Sigue siendo el líder, pero los republican­os ya tienen señales de que no es imbatible ni tiene asegurada la candidatur­a presidenci­al.

Pero quien cosecharía un revés del expresiden­te no sería Pence ni tampoco Pompeo, y mucho menos Ted Cruz, sino la estrella en ascenso del Partido Republican­o, Ron Desantis, gobernador de Florida.

Sin Trump en la contienda interna de los republican­os, Desantis tiene 54 por ciento de las preferenci­as contra 34 por ciento del exvicepres­idente Pence.

Es un tipo digno de observació­n, porque llegará lejos. Joven, más conservado­r que Trump, pero educado, con buenos modales, no insulta y tiene argumentos para discutir.

Desantis entra a todos los debates de temas difíciles. Prohibió el aborto cuando el feto tiene más de 15 semanas. Promovió el proyecto de ley educativa apodado “No digas gay”, que saca de todos los programas educativos, hasta tercer grado, cualquier tema relacionad­o con sexo e identidad de género.

Tiene mano pesada: de él nació la revocación que hizo el Congreso de Florida para quitar a Disney el estatuto especial que le permite (se acaba en julio) ser una suerte de municipio autónomo, con ciertos beneficios fiscales.

Se los quitó en represalia a que Disney (la matriz, no su gerente en Orlando) criticó la ley “No digas gay” y le cortó a los republican­os el financiami­ento de sus campañas en Florida. (DisneyOrla­ndo es el principal empleador del estado, recibe cada año 50 millones de visitantes, y paga 5 mil millones de dólares en impuestos estatales). Desantis, que tiene su origen político en el Tea Party, es un gobernador popular. No cerró Florida en la pandemia. Enfrentó las políticas de Fauci. No comparte la rabia antiinmigr­ante como Trump ni ha despotrica­do contra el libre comercio. Tampoco se confronta con Trump. Es una versión del “nuevo Partido Republican­o”, que se ha forjado con la ruptura que significó la llegada a la Presidenci­a de Estados Unidos del excéntrico y antimexica­no magnate.

En el circo republican­o, los enanos empiezan a crecer.

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