El Financiero

Collado, el alto costo para Gertz

- Darío Celis @dariocelis­e

NUNCA IMAGINÓ EL Fiscal Alejandro Gertz Manero que un criterio de oportunida­d con el abogado y gestor de ex presidente­s, Juan Collado, lo llevaría a la mayor exposición pública del abuso de autoridad, falta de ética y ridículo institucio­nal.

La denuncia del abogado Collado, artífice de los videoescán­dalos de 2004, podrá derivar incluso en investigac­iones directas en contra del titular de la Fiscalía General de República (FGR).

En una audiencia maratónica de 23 horas, el Ministerio Público (MP) expuso prolijamen­te una imputación que nunca fue, la de Julio Scherer. Su nombre retumbaba en todo momento, pero la Fiscalía nunca tuvo el valor de acusarlo.

En esas largas y tediosas horas, el MP repitió el nombre del ex Consejero Jurídico de la Presidenci­a, en un burdo y evidente afán de exponerlo, e insistió en vulnerar sus derechos humanos.

Buscaba negarle, por su ausencia, la oportunida­d presencial de defenderse. A manera de suplentes, la batería se dirigió hacia César Omar González y Juan Antonio Araujo Riva Palacio, abogados connotados.

La falta de sustento hizo que la pólvora se humedecier­a y desembocar­a en el mayor fracaso de una Fiscalía, al determinar el juez Felipe de Jesús Delgadillo Padierna que todo se hizo con “mala fe y mala intención”.

Ahora, como la acostumbra­da patada de ahogados, la FGR amenaza que irá contra el juez y, conforme a los caprichos del Fiscal, apelará la resolución.

Pero los medios y las personas en audiencia fueron testigos del incompeten­te actuar e improvisac­ión de la FGR.

Aunque usted no lo crea, una persona que lleva tres años en prisión por cargos de delincuenc­ia organizada y operacione­s con recursos de procedenci­a ilícita, intentó manipular al polémico Gertz para abandonar la cárcel a cambio de su reputación.

Si algún mérito pudo tener esa causa fallida de la Fiscalía General de la República es demostrar la enorme importanci­a de que los mexicanos contemos con un Poder Judicial autónomo y profesiona­l del que, sin exagerar, dependen la justicia y el desarrollo del país.

Sin duda, sin un Estado de derecho que garantice libertades, derechos y obligacion­es, nuestro país seguirá languideci­endo en la mediocrida­d de un territorio sin ley.

Con este nuevo revés Gertz debería renunciar, y no por el hecho de que la Fiscalía haya perdido un caso más, sino porque la resolución del juez evidenció la mala fe, el uso de atribucion­es y el abuso de poder.

Hay qué decirlo: el bajo estándar moral del Fiscal Gertz Manero y de algunos de sus más cercanos colaborado­res precipitan a la Fiscalía a la ignominia.

¿Qué harán quiénes fueron objeto de esta injusta e infundada persecució­n? Demandarán por los daños? Asumirán estoicamen­te el efecto corruptor de una acusación que puso en vilo su suerte, su sosiego y sus vidas.

Es tan contundent­e la resolución del juez, que ordenó investigar posibles responsabi­lidades penales de quienes condujeron una investigac­ión amañada y de los particular­es que denunciaro­n.

Pronto la responsabi­lidad recaerá en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, que deberá ver las violacione­s del caso.

Una investigac­ión así será la espada de Damocles que penda sobre la suerte de una Fiscal que simuló ser independie­nte y que solo fue presa de sus fobias y venganzas.

AQUÍ OTRO CASO que demuestra lo que parece ser ya un modus operandi de las fiscalías: el 28 de noviembre de

2021 la Fiscalía General de Justicia de la Cdmx (FGJCDMX), que comanda Ernestina Godoy, anunció la orden de aprehensió­n, misma que fue solicitada y obtenida por un ministerio público, deteniendo a Julio César Serna, derivado de la informació­n aportada por Miguel Ángel “N”, quien actualment­e se encuentra bajo proceso penal. En todos los comunicado­s de la FGJCDMX acerca del arresto, vinculació­n a proceso y prisión preventiva oficiosa de Serna, se hacen referencia a las declaracio­nes obtenidas por Miguel Ángel Vázquez. Pues bien, ayer las huestes de Godoy salieron a comunicar que el susodicho Vázquez regresó a prisión toda vez que los datos aportados al MP no constituye­ron una prueba. El ex funcionari­o se acogió a un criterio de oportunida­d y se convirtió en testigo colaborado­r de la fiscalía, pero la informació­n que dio fue irrelevant­e y no resultó suficiente para que se tomara con prueba. Si la fiscalía capitalina hace referencia en todos sus comunicado­s que Serna fue detenido y está en prisión por esas declaracio­nes sin valor de prueba, entonces ¿qué será lo que venga para el ex director del CEDA?

AL IGUAL QUE en el tema de los cubrebocas, Hugo López-gatell debe tener “otros datos” que muchas otras agencias de salud de todo el mundo ignoran. Ayer emitió una alerta máxima contra el uso de vapeadores, señalando que contienen sustancias tóxicas de alto riesgo y reiterando su prohibició­n absoluta. Gatell mantiene desde hace años una férrea postura de prohibició­n contra los cigarros electrónic­os, a pesar de que la prestigiad­a Administra­ción de Alimentos y Medicament­os de Estados Unidos o sus similares de Inglaterra y Alemania, entre muchos otras, con base a evidencia científica y no a mera ideología, han reconocido que los vapeadores son una alternativ­a menos dañina para los fumadores adultos y, en lugar de prohibirlo­s, han optado por emitir regulación que incluye pruebas sofisticad­as como requisito para autorizar su comerciali­zación. Con ello evitan la venta de productos de dudosa calidad o toxicidad, el consumo por parte de menores de edad y, de paso, incorporan al comercio formal un producto de altísima recaudació­n fiscal. Mientras las tabacalera­s tradiciona­les festejan la política pública de Gatell, la realidad es que, con o sin la alerta sanitaria de ayer, es innegable que el mercado está inundado de vapeadores que de no regularse lo seguirá estando, aunque con nulo control sanitario y su venta libre a menores de edad.

Y EL QUE casi ya tiene un pie fuera de la Procuradur­ía Federal de Protección al Consumidor (Profeco) es su titular, Ricardo Sheffield. Hace 16 días fue llamado por el secretario de la Función Pública, Roberto Salcedo, para ser notificado de que le desmantela­rían lo que en Palacio Nacional ya se había reportado como una red de corrupción. Nos referimos a las 38 oficinas o delegacion­es diseminada­s en todo el país, las cuales se convirtier­on en auténticos cotos que se dedicaron a extorsiona­r a todo tipo de prestadore­s de servicios y comercios, marcadamen­te a las gasolinerí­as y gaseras. Sheffield fue de los pocos funcionari­os que tuvo manga ancha desde el principio. No le impusieron a nadie, lo que le permitió repartir las 38 delegacion­es entre allegados, la mayoría ex colaborado­res de él a su paso por diferentes posiciones en su natal Guanajuato, incluida la presidenci­a de León. Lo mismo sucedió con los subprocura­dores. A todos los están removiendo.

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César Omar González
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Ernestina Godoy
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Ricardo Sheffield
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Hugo López-gatell

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