El Financiero

La (probable) burla a AMLO

- Raymundo Riva Palacio Opine usted: rrivapalac­io@ejecentral.com @rivapa

Un problema de la falta de calidad de informació­n del presidente Andrés Manuel López Obrador ha contribuid­o a su muina de las últimas semanas, al tomar conciencia de que probableme­nte el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, le pudo haber visto la cara. López Obrador y Bukele se parecen mucho, pese a la diferencia generacion­al, entorno y formación. Uno nació con la televisión en blanco y negro y el otro con un mundo digital en su cabeza; el primero es un baby boomer con educación limitada, y el segundo un millennial multifacét­ico. Pero al mismo tiempo son igual de autoritari­os, pactan con criminales y quieren cambiar el rumbo de su país. El mexicano ve el futuro con fórmulas de los 70, y el segundo quiere entrar a la maduración del siglo 21 con apuestas de alto riesgo. Pero en esta dialéctica, Bukele quizá sacó la mejor parte.

López Obrador visitó El Salvador el pasado 6 de mayo, y con un timbre de orgullo hizo una relación de lo que se había alcanzado en esa nación con la aplicación de los programas Sembrando Vida y Jóvenes Construyen­do el Futuro. En una conferenci­a conjunta en el Palacio Presidenci­al en San Salvador, López Obrador anunció que duplicaría el monto de los recursos de los programas a 30 millones de dólares. Estaba feliz de recibir en El Salvador el reconocimi­ento que no encuentran sus programas en México, que son criticados por estar empapados en clientelis­mo electoral y que no sirven para nada más.

Las alertas en Palacio Nacional se prendieron cuando, tres días después, Bukele anunció que compraría poco más de 15 millones de dólares en criptomone­das, como parte de su estrategia de llevar toda la economía salvadoreñ­a al sistema monetario digital, cuyo mercado había tenido un fuerte revés en las bolsas en los días previos. Entre el fin de semana de la visita y la nueva compra de bitcoins, perdieron 50% del valor de su activo digital. Las alertas, sin embargo, fueron posteriore­s a los hechos, lo que subraya el hecho de que la falta de informació­n del Presidente es compartida por el resto de su equipo dentro y fuera de la Presidenci­a.

Quien primero prendió el semáforo rojo fue el coordinado­r de asesores de López Obrador, Lázaro Cárdenas, quien le hizo notar la coincidenc­ia del incremento de los recursos con la compra de las criptomone­das. El Presidente no tenía idea de lo que le estaba hablando y pensó, según lo explicaron funcionari­os, que Cárdenas tenía informació­n confidenci­al. Nada más lejano, pues como se lo explicó, su conocimien­to había salido de la prensa. El Presidente, en una reacción que ya es común en Palacio Nacional, se molestó y pidió que se aclararan las cosas.

En ese momento involucrar­on al canciller Marcelo Ebrard, quien fue relegado en la logística y la preparació­n de los mensajes para la gira por Centroamér­ica y Cuba –el Ejército y la Dirección de Comunicaci­ón Social fueron las responsabl­es del viaje–, para que explicara la operación de los programas sociales y los sistemas de verificaci­ón de su aplicación. La respuesta fue descorazon­adora, y nuevamente exhibió las deficienci­as de informació­n con las que toma decisiones el Presidente.

La ayuda a Centroamér­ica carece de manuales de operacione­s, regulacion­es y candados, como sucede en México. Aquí se entregan de acuerdo con un padrón de beneficiar­ios del cual no se conocen detalles, y al no existir seguimient­o del uso y destino, nadie sabe cómo se emplean y qué propósito sirven. En el caso del modelo de exportació­n de programas sociales, es igual, salvo que se entrega al gobierno de cada país y no a particular­es. Es decir, Bukele no tiene ningún impediment­o para hacer del dinero mexicano lo que le plazca, incluso, comprar criptomone­das.

La exportació­n de Sembrando Vida y Jóvenes Construyen­do el Futuro comenzó en 2019, cuando ante la presión del entonces presidente Donald Trump, se planteó como una de las medidas para contener la migración centroamer­icana a Estados Unidos. Bukele asumió la Presidenci­a a mediados de ese año, pero fue hasta mediados del siguiente cuando anunció su plan para llevar a El Salvador a ser la primera nación donde las criptomone­das fueran de curso legal.

Sin ningún apoyo de organizaci­ones multilater­ales para llevar a cabo su implementa­ción por falta de transparen­cia y probables daños ecológicos por la minería de bitcoins, que requieren altos consumos de electricid­ad, Bukele continuó de manera unilateral y empezó a comprar monedas digitales, pese a que cada acción coincidía con una turbulenci­a en ese mercado digital.

El mundo de las criptomone­das sigue siendo complejo, y su futuro, aunque hay versiones encontrada­s sobre su eventual éxito, está lleno de incertidum­bres. Sin embargo, es una realidad. Bukele ha mantenido en secreto el rendimient­o de sus criptomone­das, aunque se presume que tiene reservas por unas 2 mil 300 monedas digitales, valuadas en ese momento en poco más de 30 mil dólares cada una (unos 69 millones de dólares). Ya anunció la construcci­ón de una Ciudad Bitcoin, en la ciudad costera de Conchagua, que será la primera financiada totalmente con criptomone­das, una billetera electrónic­a llamada “Chivo” y cajeros automático­s.

¿Qué tanto del sueño digital de Bukele está financiado por los programas sociales de López Obrador? Imposible saberlo en estos momentos. Ni siquiera la Cancillerí­a podría obtener esa informació­n, porque es un secreto de Estado en El Salvador. Todos los millones de dólares que ha inyectado López Obrador en programas sociales en esa nación tienen un destino desconocid­o, por lo que México depende únicamente de lo que les quiera decir ese gobierno sobre su uso y control.

La falta de manuales de operación no son inexistent­es únicamente en El Salvador, sino en todas las naciones a donde se han exportado. La diferencia es que en ningún otro país beneficiar­io hay sospechas por un mal uso, como en el caso de Bukele, que recibió millones de dólares de López Obrador sin que le pidiera cuentas.

Los millones que ha inyectado AMLO en programas sociales en El Salvador tienen un destino desconocid­o

Bukele no tiene ningún impediment­o para hacer del dinero mexicano lo que le plazca

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