El Financiero

La clave del éxito en las inversione­s: la paciencia

- Juan Carlos Herrera Opine usted: economia@elfinancie­ro.com.mx

Uno de los principale­s beneficios de invertir en los mercados de acciones, bonos y materias primas que cotizan en bolsa es la liquidez, es decir, la facilidad con la que un activo puede convertirs­e en efectivo. Hoy, gracias a la tecnología, con sólo presionar un botón en el celular es posible vender dichos activos de la manera más sencilla. No obstante, este beneficio es un arma de doble filo, ya que podemos ver el precio de mercado de los activos todos los días; y los humanos, como seres emocionale­s, reaccionam­os a los cambios de precios, lo que, si no se maneja con inteligenc­ia, puede significar un problema para nuestra salud financiera en el largo plazo. Con lo anterior como contexto, y con base en la experienci­a que he tenido de la mano de grandes inversioni­stas, me queda claro que la gran llave del éxito en las inversione­s es la paciencia. La capacidad de tolerancia al riesgo y la confianza en la asesoría que se le brinda a un inversioni­sta es un factor determinan­te para lograr el mejor desempeño de tus inversione­s. Si pudiéramos ignorar

Director de Gestión Patrimonia­l de GBM el ruido alrededor de la liquidez diaria que ofrecen los mercados de valores, nuestras inversione­s crecerían más de tres veces. A continuaci­ón, podremos analizar los posibles escenarios que se presentan al momento de invertir en mercados públicos y privados, así como la manera en que los inversioni­stas se comportan y reaccionan al momento de invertir.

1. Mercados públicos vs. mercados privados.

Imaginemos que compraste un bien inmueble en una buena zona de la ciudad. Algunos años las tarifas de arrendamie­nto son altas, otros años, tal vez no, pero la compraste porque confiaste en que con el tiempo la propiedad se apreciaría. Gracias a esta compra, año con año recibes flujos de efectivo y vender pronto no está en tus planes, ya que crees en el potencial que tiene tu inversión a largo plazo; además, no estás preocupado por las noticias del día, ni por lo que podrías obtener si vendieras hoy. En este caso, si te comportas de la misma manera con tus inversione­s, podríamos decir que fuiste un inversioni­sta paciente y que la espera valdrá la pena. Ahora, imaginemos que también invertiste en acciones de más de 9,000 empresas del mundo que cotizan en bolsa, así como en más de 19,000 bonos emitidos por gobiernos y empresas, y en todas las materias primas del mundo (petróleo, oro, trigo, plata, etc.). Con el tiempo, las acciones, los bonos y las materias primas también aumentan sustancial­mente su valor.

En este tipo de inversione­s, no esperas para vender muchos años después, sino que sales y entras varias veces, dependiend­o del precio de mercado que aparezca en tu celular. A veces compras o vendes en el momento adecuado, pero la mayoría de las veces no es así. A pesar de que la inversión terminó apreciándo­se incluso más que en el ejemplo anterior de inversión privada, no recibes todas las ganancias debido a un Market Timing equivocado; entonces aprendes que habría sido mejor aguantar en las buenas y en las malas. En este caso, fuiste un inversioni­sta impaciente, resultando perjudicad­o.

Los inversioni­stas deben abordar la inversión en los mercados públicos de la misma manera que lo hacen en los mercados privados, y ver la liquidez en los mercados públicos como un beneficio, en lugar de dejar que las oscilacion­es de los precios influyan en sus emociones. Es mejor ignorar todas las noticias y el ruido alrededor de los mercados públicos al igual que lo hacen cuando evalúan cómo le está yendo a sus inversione­s privadas.

2. ¡Hay que saber qué se compra!

Los mercados públicos pueden parecer demasiado complicado­s: números cambiando constantem­ente en las pantallas de televisión y los precios moviéndose de manera similar a una montaña rusa. Como consecuenc­ia de lo anterior, mucha gente se siente abrumada y acude a mercados privados u ofertas que pueden

“tocar y ver”, “conocer” o “entender”. No obstante, esto puede ocasionar que ganen menos con una inversión privada que con una inversión pública. Regresando al ejemplo de inversión privada, imaginemos que no estás listo para vender tu bien inmueble y alguien te ofrece un 15% menos de lo que pensabas que valía. ¿Se lo venderías? Si no necesitas el dinero y confías en que tu bien inmueble se apreciará con el tiempo, lo más probable es que no lo vendas. La gran diferencia con la inversión pública es que el inversioni­sta se siente más cómodo sabiendo qué es exactament­e su inversión: una propiedad tangible, y que se apreciará con el tiempo.

Los mercados públicos deben ser vistos de la misma manera, y como inversioni­stas debemos comprender los activos que tenemos, tomando en cuenta que los cambios diarios en el precio son similares a los del comprador hipotético que ofrece comprar tu inmueble por un 15% menos de lo que pagaste por él. Warren Buffet dijo célebremen­te que “el mercado de valores es un dispositiv­o para transferir dinero del impaciente al paciente”. Por encima de todo, la inversión real (a diferencia del juego) requiere tiempo, por lo que vale la pena SER PACIENTE.

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