La inteligencia de ‘Checo’… que no está en su cabeza
“El montón de datos que pueden levantarse cada vez que el coche está en la pista y muestra a qué temperatura exacta funciona mal el motor”
Pero la máquina debe complementar al hombre. Y quienes ven el coche del mexicano, leen las marcas que le apoyan en aquello que no es natural.
El software de esas compañías funciona en redes de telecomunicaciones, asistentes digitales personales, smartphones, computadoras… y en el automóvil llamado RB 18 de Fórmula 1, que condujo ayer Checo.
La relevancia de la inteligencia artificial y el aprendizaje automático o “machine learning” ascienden en esa competencia partiendo de algo muy básico: el montón de datos que pueden levantarse cada vez que el coche está en la pista y muestra a qué temperatura exacta funciona mal el motor. ¿Qué presión reciben las llantas en una curva, proveniente de la fuerza gravitacional, fuerza G? ¿Cómo reducirla a partir de un cambio en el amortiguador?
“Ambas áreas, con la cantidad de datos que generamos, la forma en que simulamos, van a desempeñar un papel clave en nuestra toma de decisiones, ya que el tiempo en pista es cada vez menor”, dijo el año pasado el director del equipo Red Bull, Christian Horner, respecto a la necesidad de considerar la inteligencia artificial y el “machine learning”. Eso de los tiempos más rápidos es muy serio. El gran campeón Ayrton Senna narró alguna vez el trance que lo llevó a otra dimensión para marcar un récord de 1:23.98 en el circuito de Mónaco, durante una vuelta de clasificación que el mundo celebró en 1988.
Este sábado, antes de su victoria, Pérez marcó 1:13… que le alcanzó apenas para arrancar tercero en la carrera que a la postre ganó ayer. Las diferencias de una décima de segundo en Fórmula 1, equivalen a un gol en el futbol. Un segundo, a un partido.
La inteligencia artificial parte de la ciencia de datos, de capturarlos y ordenarlos, informar lo que entregan y luego, tomar decisiones a partir de ellos.
Hoy sirven para todas las relaciones entre humanos y de estos con los animales y las plantas, literalmente.
La semana pasada, la empresa china Huawei entró a la selva yucateca. Lo hizo con decenas de cámaras digitales automáticas enlazadas, que fueron instaladas en árboles de Dzilam de Bravo, al norte de la península.
Están “entrenadas” para registrar jaguares. Se activan solamente cuando detectan la especie, con la ayuda de computadoras que enlistaron características de los felinos en cuestión, a partir de imágenes que las computadoras reconocen como filas de ceros y unos.
Cada imagen que capturen se sumará a otra y esa colección, en datos: hora, coordenadas, número de animales, temperatura… información recopilada por unos 20 alumnos de la Universidad Politécnica de Yucatán, que trabajan en afán de salvar a esos animales.
Carreras de coches, número de animales, de niños, de alumnos, de clientes, alimento, agua, todo puede ser convertido en datos que con el uso de la ciencia, soluciona problemas.
Ayer a Checo le ayudó a resolver el lío de ganar en Mónaco. Eso de la inteligencia artificial es un gran negocio en el que hasta ahora, no hay empresas mexicanas que destaquen.
Director General de Proyectos Especiales y Ediciones Regionales de El Financiero