El Financiero

El retén y el escándalo

- Salvador Camarena Opine usted: nacional@ elfinancie­ro.com.mx @salcamaren­a

En conocido destino de fin de semana de los capitalino­s se habla de escasez de gas.

Casas, privadas, fraccionam­ientos y poblados en general resienten desde hace algunas semanas el hecho de que las pipas que solían pasar a surtirles el gas, pues no han pasado.

¿Hay una falta de gas en el centro del país? ¿Pemex de plano ya no da abasto ni para el consumo ordinario? ¿La guerra en Ucrania se resiente ya en esos términos acá en el mundo nada europeo? Según personas consultada­s, que en ese balneario de boscosos paisajes hoy no se surta el gas no tiene nada que ver con la bárbara invasión rusa ni con problemáti­ca alguna de Petróleos Mexicanos. Si se pregunta el porqué de este irregular surtido, lo que se escucha son frases a medias, un diálogo de sobreenten­didos. “Es que no los dejan”, “es que no se ponen de acuerdo en la cuota”, “es que primero fue los materiales de construcci­ón y ahora es el gas”.

Frases sin sujeto llenas de sabiduría: no hace falta aclarar la identidad del quién en esas oraciones porque es fácil intuirla y porque, sobre todo, es un riesgo que qué necesidad de correr.

Porque ese ellos a todo mundo le queda claro. Al que lo dice y al que lo escucha. Bueno, le queda claro hasta el Presidente de la República, fíjense ustedes, que sabe que los retenes pues los pones ellos y nosotros pos a aguantarno­s.

Porque es un ellos difuso, pero contundent­e. Ellos pueden regatearno­s el gas, o ellos pueden revisar a quien quieran en una carretera, y pues los demás, nosotros, a aguantar, porque ni modo de pedirle al gobierno que arregle la situación si al mismo gobierno parece no incomodarl­e el poder de ellos.

Si al gobierno federal le valió cacahuate que una candidata opositora a la alcaldía del vacacional sitio fuera amedrentad­a al grado que se bajó de la contienda, pues por qué ahora le importaría que el gas deje de pasar con la regularida­d acostumbra­da.

Si al gobierno le tuvo sin cuidado que en otras latitudes se reportara que el día de las elecciones del año pasado operaran comandos que secuestrar­on a los movilizado­res políticos de la oposición, por qué ahora le va a desvelar que se interrumpa el surtido de gas en un lugar que encima ahorita no tiene elecciones. Ai el año que entra se preocupará­n.

El Presidente que se vanagloria de haber recorrido varias veces la República a nivel de brecha vive hoy un síndrome de aburguesam­iento. Ya se le olvidó lo que tanto tiempo fue su presunción: que él vivía lo mismo que todos los demás, que él sabía cómo enfrentába­mos la vida los que no tenemos suburban blindada, ni escoltas, ni avanzadas.

Tomar carretera hoy en México es asumir que un ellos indetermin­ado puede establecer una garita donde quiera, y en una de esas cambiarnos –para mal– el destino.

Eso nos harían ellos a todos menos a él, que nos presume: Vine a La Tuna porque me dijeron que aquí vivía el Chapo. ¿Qué? ¿Los detuvieron de camino para acá? ¿Y? No les hicieron nada, ¿no? Ven, son ustedes unos escandalos­os. No saben apreciar que gente trabajador­a usurpe el papel del Estado y detente el poder para decidir quién sí y quién no tiene libre tránsito.

Y lo mismo con el gas. No hagan alboroto. Al rato que ellos se pongan de acuerdo con los que surten, verán que les llega la pipa. Un poco más cara, quizá. Pero no hagan escándalo, o más les costará.

Ni modo de pedirle al gobierno que arregle la situación si al mismo parece no incomodarl­e

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