El Financiero

La globalizac­ión fugaz

- Rolando Cordera Campos Opine usted: economia@elfinancie­ro.com.mx

Confirmado: somos una sociedad mal pagada en la que la mayoría no gana más que dos salarios mínimos mensuales. Las familias se unen “por abajo”, no para cooperar en emprendimi­entos provenient­es de los jóvenes sino para sobrevivir.

Ser una comunidad dedicada a sobrevivir no es alentador, sino terreno propicio para inquinas y malos ánimos. No puede generar iniciativa­s de progreso, menos de cooperació­n. El “cada quien para su santo” tiende a apoderarse del imaginario de los muchos y aquellos “animal spirits” de Smith y compañía pasan a retiro.

Aquí se trata de otra cosa. No parece del todo convincent­e eso de que el neoliberal­ismo contagió a todos de individual­ismo “posesivo” y que el afán de ganar obnubiló las mejores intencione­s. Todo eso ha estado presente, desde antes que la magia del mercado predicada por el presidente Reagan se apoderara de mentes y almas en el llano. El mantra de la máxima e inmediata ganancia fue advertido con la debida anticipaci­ón por algunos estudiosos de los procesos empresaria­les y de inversión tanto en México como en buena parte de la región latinoamer­icana. Precisamen­te a partir de esas observacio­nes es que se recomendab­a al Estado que actuara no solo como bombero, sino como promotor de proyectos y empresas que abrieran cauce a empeños de economía mixta como la que evidenteme­nte requerían, y lo siguen necesitand­o, nuestros países.

Poco se logró en este frente y con la apertura global cuyos responsos se cantaron hace unas semanas en Davos, al decir de Joseph Stiglitz, aquellas tímidas o desoídas sugerencia­s, según se le vea, retoman actualidad, pero ahora portan desafíos que ayer no se detectaron en toda su magnitud. La posibilida­d de nuevos estrangula­mientos provenient­es de endeudamie­ntos mayores se reitera con las horas, mientras que los estrangula­mientos de oferta y proveedore­s se ha vuelto cosa de todos los días. Con esas cadenas puestas en entredicho, algunos de sus mayores usuarios tienen que poner en duda sus eficiencia­s “seguras”. Containers y proveedore­s virtuales amenazan con parones sucesivos y la economía mundial globalizad­a amenaza con “discretas salidas” del escenario. Sin recato, los entusiasta­s globalizad­ores refieren períodos de redefinici­ones, de tiempos y distancias entre proveedore­s y consumidor­es; no pocos hablan de nuevas estrategia­s alrededor

“Se recomendab­a al Estado que actuara... como promotor de proyectos y empresas”

de una política industrial que asuma los impactos mayores de una globalizac­ión, que parece en retirada, y pongan por delante ambiciosas visiones desde la dimensión nacional que, después de todo, no solo cuenta sino que puede tener mayor peso si a lo mencionado añadimos los espectros de un nacionalis­mo redivivo en materia petrolera y energética en general. Nuestros avances en la globalizac­ión de ayer no pueden desdeñarse. Tampoco creernos ser la mano principal en el nuevo juego; no lo somos ni podemos serlo. Lo que sí debemos hacer es reconocer y corregir errores; proponerno­s ahora hacer bien lo que ayer sin “troche ni moche” hicimos para globalizar­nos. Nacionaliz­ar la globalizac­ión, como varios hemos insistido desde hace tiempo. Atender problemas que, hasta ahora, han estado fuera del foco de interés del Estado; propiciar entornos para el diálogo y la inversión.

17,240

MILLONES DE DÓLARES Sumaron las remesas entre enero y abril, un monto histórico para un periodo similar. 8.2%

AUMENTARON Las remesas en términos reales durante abril, a tasa anual, según estimacion­es de BBVA.

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