El PRI en su laberinto
damente a rescatar al PRI y particularmente al cada vez más impresentable de su dirigente. Pero ayudar al señor Alito no es rescatar al PRI. El partido tricolor se está cayendo a pedazos y eso lo saben los priistas que han pasado por triunfos y derrotas. migración de priistas a Morena es tan incontenible como la que va para Estados Unidos. De los nuevos gobernadores de Morena destacan los que llevaban más de tres décadas de militancia priista, eso más los diputados y alcaldes. El éxodo parece no tener fin y el morenismo recibe a quien sea sin recato alguno. La crisis del PRI es delicada. Lo hemos dicho en repetidas ocasiones: les quedan tres gobiernos y dos estarán en juego el año que entra. No está bonito el panorama. A eso hay que sumarle ese ambiente histérico que traen con la alianza en el que se cree que los ciudadanos van a querer votar por una opción que tiene las caras de don Alito y de Marko Cortés. Se ve difícil.
Los partidos tradicionales están en crisis en todo el mundo. Hace poco, en las elecciones en Francia, el partido socialista, que gobernó hace unos cuantos años ese país y que lo hizo en repetidas ocasiones en la historia reciente, perdió el registro, prácticamente desapareció. Lo mismo con el partido tradicional de la derecha que sufrió una terrible debacle. Y claro, la caída de los partidos tradicionales va
La dirigencia panista se ha dedicado a rescatar al PRI y al impresentable de su dirigente
El problema para el PRI y para el PAN no es cómo no caer, sino como salir del bote de la basura
de la mano con que los discursos y las figuras tradicionales han terminado en el bote de la basura. El problema para el PRI y para el PAN no es cómo no caer, sino como salir del bote de la basura. Creen que juntos se va a poder.
De cualquier forma, hay que decir que la decisión de los exdirigentes priistas es lo más saludable que se ha escuchado de la vida de ese partido en mucho tiempo. Se sabe: la decadencia no tiene límite. Es momento de que la detengan si quieren ser un referente contra esa masa amorfa y gigantesca en que se ha convertido Morena. Salir del laberinto en que se ha metido la actual dirigencia priista no parece fácil, pero para hundirse más van por el buen camino.