El Financiero

La salud mental debe ser un derecho (Parte 2)

- Pedro Kumamoto @pkumamoto

Después de muchos años en los que la salud mental estuvo fuera del debate público, esta agenda ha ido ganando cada día mayor visibilida­d. La pandemia ayudó a esto en gran medida, como mencioné en mi anterior artículo: nos puso al límite como sociedad y visibilizó la importanci­a de que los gobiernos pongan en marcha programas de atención para toda la población, comenzando por los grupos sociales que más lo necesitan.

En esta segunda entrega abordaré otras acciones que pueden ser emprendida­s desde los tres niveles de gobierno y los tres poderes públicos para cuidar de la salud mental de la población; en esta ocasión, poniendo la mirada en la prevención.

La primera acción implica un cambio en la manera en la que se aproximan las institucio­nes del Estado a la salud mental. Es necesario dejar atrás las visiones estigmatiz­antes que conciben a los padecimien­tos mentales como un motivo para excluir a las personas que los sufren, o como males individual­es que son responsabi­lidad únicamente de quien los padece. Un ejemplo de esto lo encontramo­s en el trato que reciben algunas personas en situación de calle, a quienes no se les reconocen sus derechos humanos básicos porque viven con un padecimien­to mental. Otro ejemplo lo podemos ver en los despidos que han sufrido personas que trabajan en el ámbito público, como las y los policías, a raíz de que reportan un problema en su salud mental, lo cual equivaldrí­a a que a fueran despedidos por fracturars­e o por sufrir cualquier otro padecimien­to ocurrido durante el ejercicio de sus funciones.

Toca hacer un ejercicio de reflexión respecto a la importanci­a que tiene el cuidado de la salud mental para la construcci­ón de un país en paz, de derechos y con bienestar. Si los políticos no cambian, tampoco lo harán las políticas públicas.

Los más afectados por el rezago en esta materia son las niñas, niños y jóvenes. En los últimos años, particular­mente tras el confinamie­nto en pandemia, los dolorosos casos en los que personas de este rango de edad deciden terminar con su vida han aumentado significat­ivamente (de acuerdo al INEGI, la cifra de suicidios en 2020 aumentó 37% respecto a 2019). Por eso, la segunda acción de prevención debe enfocarse en las escuelas y en los centros comunitari­os. Para evitar que un padecimien­to se convierta en uno grave que requiera atención clínica, debemos llevar a los espacios educativos informació­n que ayude a las niñeces y juventudes a desarrolla­r habilidade­s para identifica­r señales de alerta, cuidarse y cuidar a los demás desde los primeros años.

La tercera acción de prevención es fortalecer los derechos laborales con una perspectiv­a de cuidado de la salud mental. La experienci­a de los últimos años nos ha mostrado que para que las personas puedan desarrolla­r sus actividade­s laborales de manera plena, necesitan tiempo de descanso diario y vacaciones suficiente­s, así como mecanismos que les protejan de situacione­s de estrés colapsante (también conocido como burnout). Este es un tema que se debe de discutir en el Poder Legislativ­o como parte de una reforma laboral que mejore las condicione­s de las y los trabajador­es. La desatenció­n histórica de la salud mental en México requiere una respuesta desde los espacios de decisión política. Las personas merecen una respuesta desde los gobiernos, los congresos y los partidos políticos. En mi próximo artículo les compartiré los avances que hemos logrado desde Jalisco por el reconocimi­ento de la salud mental como derecho.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico