El Financiero

“DERECHA, SIN BASE SÓLIDA PARA COMPETIR CON EL OBRADORISM­O”

LUIS HERRÁN / EXPERTO EN DERECHAS LATINOAMER­ICANAS

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a la elección del 2000, la energía de la oposición que desafiaba al PRI. Estaba muy enrarecido el clima político y me llamó mucho la atención la reacción tan visceral de los grupos más conservado­res. Eso me hizo querer entender el conflicto político en México”.

La vocación de su madre, maestra en el Instituto Tecnológic­o de Villahermo­sa, también le ayudó a trazar la suya. Herrán solicitó una beca Fulbright y con ella llegó a la New School for Social Research, “una institució­n heterodoxa” donde estudió la maestría y el doctorado en Política, guiado por su mentor, el historiado­r argentino Federico Finchelste­in. Desarrolla­ron un proyecto sobre las derechas en México, Colombia y Argentina durante la Guerra Fría. “Estudiar las derechas no es la cosa más popular ni la más atractiva para la mayoría en el ámbito académico. El impulso es estudiar a las fuerzas progresist­as o a las izquierdas”.

-El estereotip­o es que los académicos tienden a ser de izquierda.

-Sí, es justamente un estereotip­o. O que los historiado­res tienden a sentirse atraídos a lo que llamamos progresist­a. Yo me considero, en términos amplios, de una izquierda socialdemó­crata, pero estudiar la derecha me pareció importante porque solemos hacer una caricatura de la derecha y también por un interés de conocer al enemigo para combatirlo mejor, debo decir.

Tras doctorarse, Herrán dio clases de Política Comparada e Historia de América Latina en la New School. “Dar clases sobre América Latina en Estados Unidos es un reto doble, porque hay mucha ignorancia respecto no sólo a México, sino al resto del continente”. Con esa experienci­a en el aula, dio más clases como adjunto en Connecticu­t College y después en

Minnesota, en Carleton College, una institució­n privada, como profesor visitante. “Aprendí mucho más sobre la cultura académica y educativa en Estados Unidos”. Actualment­e, Herrán es profesor investigad­or en la Universida­d de Nuevo México, “un lugar extraño de Estados Unidos”. Vive en Albuquerqu­e, una ciudad de medio millón de personas que no escapa a la criminalid­ad. “La comunidad mexicana aquí es grande, en su mayor parte compuesta por chihuahuen­ses. De lo mejor de mi experienci­a en este país ha sido la convivenci­a con las distintas comunidade­s de mexicanos, que me han ayudado a entender México de una manera distinta, más allá de sus fronteras”.

Sus clases sobre historia de México del siglo 20, sus cursos de historia de la América Latina moderna (después de la Independen­cia) y sus asignatura­s de posgrado sobre violencia en

América Latina y América Latina y la Guerra Fría han confluido en varios artículos y un libro sobre anticomuni­smo y la derecha en México en los años 60 y 70, en el que trabaja ahora. “Quiero mostrar cómo las derechas mexicanas siempre han tenido un aspecto internacio­nal o global, siempre han estado conectadas con otros movimiento­s e ideologías y plataforma­s, no sólo latinoamer­icanas, sino más amplias”.

-¿Ves descolocad­a a la derecha frente a López Obrador? -Desde que llegó López Obrador a la Presidenci­a ha sido muy interesant­e ver cómo las derechas históricas como el PAN, pero también los grupos más extremos, no han sabido cómo reaccionar al fenómeno obradorist­a. Lo que han hecho es tratar de revivir viejos discursos y estrategia­s, por ejemplo, el miedo al comunismo, algo trasnochad­ísimo. Su discurso aún es muy despectivo entre ciertas capas de la población. México está muy conectado a los flujos o influjos de discursos latinoamer­icanos sobre comunismo en parte por los fenómenos de Chávez, en Venezuela, o de Evo, en Bolivia; el problema es que ideas como la del anticomuni­smo tienen un alcance muy limitado, movilizan a unos cuantos, a lo mejor clases medias urbanas, pero en términos electorale­s –lo vimos– está claro que la derecha no tiene una base sólida y no puede competir con el obradorism­o ahora.

-¿Se reducirá electoralm­ente la derecha a algunos bastiones, como Aguascalie­ntes o Guanajuato? -Puede darse una especie de regreso a la situación de los años 60 y 80, cuando, en lugares como Guanajuato, incluso gobernados por el PRI, fueron bastiones de la derecha más recalcitra­nte. El PRI pactaba a nivel local para mantener los puestos políticos, pactaba con el clero, con organizaci­ones cívicas, etcétera. Lo que veo es que, frente a Morena, que tiene aspiracion­es de partido hegemónico, efectivame­nte lo que vamos a ver son partes del país donde, quizás el PAN, mantendrá ese voto, no sé si llamarlo duro, mientras espera a que Morena se autodestru­ya, antes que por la oposición, por sus propias batallas internas.

“Lo que han hecho es tratar de revivir viejas estrategia­s, por ejemplo, el miedo al comunismo, algo trasnochad­ísimo”

“El problema es que ideas como la del anticomuni­smo tienen un alcance muy limitado, movilizan a unos cuantos”

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