El Financiero

Ajustar la regulación bancaria para disminuir las presiones a migrar

- Rafael Fernández de Castro Opine usted: opinión@ elfinancie­ro.com.mx

Los flujos migratorio­s de México, Centroamér­ica y de muchas otras latitudes del planeta siguen saturando la frontera sur de Estados Unidos y provocan roces entre nuestro gobierno y Washington.

Los funcionari­os mexicanos deben aprovechar la crisis permanente en que se ha convertido la frontera entre ambos países para trabajar con sus homólogos estadounid­enses e iniciar un diálogo renovado en torno a los principale­s motores económicos de la migración y aumentar la fuerza de las redes financiera­s entre ambos países.

Una infraestru­ctura financiera sólida entre México y Estados Unidos es fundamenta­l para los negocios transfront­erizos con el mayor socio comercial de México. La banca correspons­al es parte de esa importante infraestru­ctura. Las relaciones entre las institucio­nes financiera­s mexicanas y estadounid­enses permiten el retorno físico de pesos o dólares utilizados en el extranjero. También facilitan que personas y familias se envíen dinero en efectivo a través de remesas.

Según el Banco de México, aproximada­mente 6 mil 300 millones de dólares se movieron a través de nuestra frontera común como transferen­cias masivas de dinero en efectivo el año pasado: dólares de turistas y remesas enviadas por trabajador­es mexicanos empleados cerca de la frontera.

La banca correspons­al es un pilar fundamenta­l de la relación económica de México con Estados

Unidos. Sin embargo, el descenso marcado en estas relaciones bancarias transfront­erizas durante la última década ha creado obstáculos en los negocios y ha hecho que los envíos de dinero sean más costosos para las poblacione­s desfavorec­idas que dependen de ellos. Además, hay que sumar los impactos económicos del Covid-19, la interrupci­ón de las cadenas de suministro y la alta inflación mundial. De manera que hay una tormenta perfecta de fragilidad económica que, junto con otras causas, está impulsando la emigración.

Es momento para que los reguladore­s mexicanos investigue­n los problemas que explican el rápido declive de las relaciones bancarias correspons­ales y, consecuent­emente, tomen acciones para encontrar soluciones prácticas. México ha sufrido durante dos décadas el impacto de las políticas de “reducción del riesgo”, implementa­das por las institucio­nes bancarias de Estados Unidos. Estas políticas iniciaron a raíz de los ataques terrorista­s de 11 de septiembre de 2001 y paulatinam­ente han llevado a una caída drástica en las relaciones bancarias correspons­ales entre ambos países.

En la actualidad, sólo dos bancos estadounid­enses pueden participar en transaccio­nes bancarias correspons­ales, a pesar de los rigurosos esfuerzos reconocido­s internacio­nalmente por las institucio­nes financiera­s mexicanas para implementa­r y hacer cumplir estrictame­nte regulacion­es que se alinean y cumplen con las normas bancarias aceptadas en Estados Unidos.

Aunque alguna vez fue necesaria una estricta regulación en torno a la banca correspons­al para aportar transparen­cia al mercado, la política de Estados Unidos debería ajustarse para reconocer un entorno bancario más seguro, transparen­te y protegido.

La migración crea roces en la relación bilateral y añade tensiones económicas y particular­mente políticas en la administra­ción Biden.

La carencia de estabilida­d financiera y de oportunida­des económicas es factor clave de la migración centroamer­icana y mexicana a Estados Unidos. La reducción de las relaciones bancarias correspons­ales entre nuestro país y el vecino del norte ha tenido un impacto directo en el empleo a través de incidir en flujos comerciale­s más lentos.

Estados Unidos es el gran epicentro de las remesas hacia nuestro país. Representa­n más de 95 por ciento del total. Éstas constituye­n la fuente principal o, al menos, una fuente relevante de los ingresos en más de 60 por ciento de los hogares mexicanos que las reciben.

EL ANÁLISIS

El reciente análisis económico realizado por el doctor Robert Shapiro, exsubsecre­tario de Comercio para asuntos económicos y asesor de políticas económicas de las administra­ciones Clinton y Obama, evidencia que la regulación y la reducción de riesgos centrada en los bancos mexicanos en la última década se asocia con una mayor lentitud en los flujos anuales de inversión extranjera directa y el crecimient­o del PIB en ambos lados de la frontera. Se calcula que, en promedio, la inversión extranjera directa de Estados Unidos a México se contrajo en mil 400 millones de dólares cada año entre 2012 y 2018. Esta investigac­ión también muestra que la sobrerregu­lación actual de la banca correspons­al perjudica a nuestros connaciona­les de bajos ingresos.

Si bien el descenso de las relaciones bancarias ha afectado a ambos lados de la frontera, no se puede ignorar la presión sobre el empleo, las oportunida­des laborales y la estabilida­d económica en el lado mexicano. El fomento de la banca correspons­al segurament­e tendrá un impacto positivo en revitaliza­r las perspectiv­as económicas en México y eventualme­nte en reducir ciertas presiones para migrar.

Es hora de revisar la regulación obsoleta sobre la banca correspons­al, pues representa una medida tangible para mejorar la economía de la frontera y de México.

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