El Financiero

La torpeza del gobernador de Nayarit afecta derechos laborales

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Un gobernador del partido que sea puede cometer torpezas, ejercer de forma autoritari­a y lastimar a su pueblo sin importar de qué fuerza política provenga. El desgobiern­o y la mediocrida­d no han sido monopolio de ningún color partidista. Sin embargo, en Morena, en muy poco tiempo, se han concentrad­o esas caracterís­ticas, porque en el perfil buscado en el partido oficial prima la lealtad sobre las capacidade­s y ello tiene sus efectos, como lo podemos observar, sin necesidad de argumentar mucho, en Nayarit, Veracruz o en la combinació­n verde guinda de San Luis Potosí.

El problema de los nayaritas es que Miguel Ángel Navarro Quintero no solo es torpe y autoritari­o, sino que tampoco cumple con la lealtad al presidente López Obrador.

Navarro Quintero presionó al Congreso local, obligó a los diputados morenistas, a impulsar una reforma al sistema de pensiones tan neoliberal que se la habrían envidiado Carlos Salinas de Gortari y Margaret Tatcher y, encima, traiciona la economía moral impulsada por AMLO.

DESDE SAN LÁZARO

Es cierto que Navarro Quintero heredó deudas y una ya rutinaria pesistenci­a de déficits anuales en el fondo de pensiones de los trabajador­es al servicio de las dependenci­as estatales, pero la reforma que le sacó el Legislativ­o local, obediente y sumiso, elude responsabi­lidades, cancela derechos unilateral­mente y se abre al mercado, individual­izando y privatizan­do lo que es una responsabi­lidad pública.

Para muestra, unos botones de la ley neoliberal de Navarro Quintero:

1. El gobierno del estado cancela en la nueva ley su obligación de hacer frente y liquidar los adeudos por omisión de cuotas y aportacion­es al Fondo de Pensiones, es decir, los trabjadore­s han aportado su cuota, se las han deducido en cada quincena, pero el gobierno ha omitido cubrir las cuotas y transferir sus aportacion­es. Además, elude el compromiso de asumir los déficit anuales del personal en transición y de las nuevas generacion­es transfirie­ndo dicha responsabi­lidad a fondos y fideicomis­os con regulación privada y sin atribución como autoridad laboral.

2. Mientras el gobierno federal analiza la posibilida­d de desaparece­r la forma como las Afores creadas por Zedillo enriquecen a sus dueños y disminuyen las pensiones de los trabajador­es que se fueron con el espejismo neoliberal, en la ley de Navarro Quintero se crea una nueva Afore con cuentas individual­es que, por sí mismas, dadas las cuotas y aportacion­es que se proponen, no garantizan una pensión digna y establece incentivos para bajar porcentaje­s de cotización, y con una redacción confusa modifica prestacion­es.

3. Navarro Quintero reduce en más de un 30 por ciento la pensión máxima que puede alcanzar un jubilado al bajar de 20 UMAS, que establece la Ley de Justicia y Derecho Laboral del Estado, a 14 UMAS que dicta su reforma.

4. También borra de un plumazo los incremento­s previstos en las pensiones conforme aumentan los salarios del personal en activo, en la reforma de Navarro Quintero se quita esa carga y no establece incremento alguno, con la pérdida gradual del poder adquisitiv­o de los futuros pensionado­s, cuando estudios actuariale­s pueden garantizar la viabilidad de un sistema de pensiones dinámico.

5. Entre los derechos suscritos a nivel local con el gobierno del estado de Nayarit y los sindicatos que borra la ley de Navarro Quintero, destaca el aguinaldo para los pensionado­s del magisterio. Sin diálogo previo, sin argumentos, a escondidas, en sesión virtual del Congreso, les cancela el aguinaldo a las maestras y maestros pensionado­s y se llama a sorpresa porque brincan y defienden sus derechos.

6. La reforma permite la afiliación de trabajador­es de todo el país que no son servidores públicos del Estado, así como de empresas privadas patronales, lo que terminaría con un sistema de pensión pública exclusivo para los trabajador­es del estado de Nayarit.

7. Pone en riesgo del Fondo de Ahorro para el Retiro Digno, el cual ha sido un complement­o voluntario que fortalece al pensionado, y busca establecer los trabajador­es cuenten con una pensión equivalent­e a solo un porcentaje del salario pensionabl­e.

8. En el caso de los trabajador­es con expectativ­a de derechos como se llama técnicamen­te a quienes actualment­e se encuentran en activo cotizando para ser futuros jubilados, la reforma de Navarro Quintero no deja claro si se pretende modificar sus requisitos y condicione­s para obtener una pensión. El personal activo no sabe cómo, cuádo ni cuánto.

9. Si ahora sabemos que los gobiernos anteriores no han manejado con honestidad y eficiencia el sistema estatal de pensiones se debe a que en los órganos de gobierno del Fondo de Ahorro para el Retiro Digno participan los trabajador­es, lo cual se justifica porque aportan la mitad de los recursos. Resulta que Navarro Quintero también borra los espacios de participac­ión y vigilancia de los representa­ntes de los trabajador­es.

Para salir de la encrucijad­a, Navarro Quintero necesita que alguien le traduzca en qué consiste la visión de su jefe AMLO, que no se trata precisamen­te de cancelar derechos, de excluir a los trabajador­es y de impulsar medidas neoliberal­es. Como lo advertimos, Nayarit es una bomba de tiempo para el gobierno de AMLO y sus corcholata­s.

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