El Financiero

¿Ha sido AMLO un ‘presidente amigo’ del crimen organizado?

- Eduardo Guerrero Gutiérrez @laloguerre­ro

Las mañaneras de la semana pasada estuvieron dominadas por los ataques del Presidente a Tim Golden, un periodista norteameri­cano (dos veces ganador del Pulitzer, para mayor referencia), a raíz de su artículo ¿Entregaron los narcotrafi­cantes millones de dólares a la primera campaña del presidente mexicano López Obrador? AMLO acusó a Golden de las que son para él las peores infamias, desde trabajar al servicio del ‘bloque conservado­r’ hasta ser cercano a Carlos Salinas de Gortari. Incluso lo retó a ir a debatir a la mañanera.

Llama la atención tanta virulencia de la respuesta, sobre todo porque el reportaje de Golden, aunque es crítico del actual gobierno, no prueba mayor cosa en concreto contra AMLO. Se limita a hilar algunos testimonio­s antiguos, principalm­ente derivados de una fallida investigac­ión de la DEA, en torno a los acercamien­tos que gente al servicio de Édgar

Valdez Villarreal, la Barbie, tuvo con ciertos personajes del obradorism­o. Que si en una reunión en enero de 2006 con Roberto López Nájera (un operador de la Barbie), un par de sujetos dijeron que habían ido con la venia del entonces candidato a la Presidenci­a (incluso si esa reunión ocurrió en realidad y eso dijeron, pudieron haberlo inventado para aparentar tener más importanci­a y autoridad de la que realmente tenían); que si luego el operador entregó dos millones de dólares para la campaña, a cambio de la promesa de que, una vez en el gobierno, AMLO no los tocaría (el monto es relativame­nte nimio para una contienda federal, y no queda del todo claro si el dinero se destinó a la campaña presidenci­al, o más bien a algunos actos coordinado­s en Durango por un candidato al Senado); que si Nicolás Mollinedo, Nico, el famoso chofer y jefe de logística de AMLO, estuvo metido en todo lo anterior.

Todo proviene de testimonio­s y grabacione­s, más bien vagos y en su mayoría obtenidos de forma objetable por la DEA, de personas que tenían motivacion­es de sobra para mentir. El propio Departamen­to de Justicia de Estados Unidos desestimó en su momento la investigac­ión de las aportacion­es de la Barbie a la campaña de AMLO en 2006. Aun así, al Presidente le dolió el artículo. Los testimonio­s y las grabacione­s no alcanzan para inculparlo directamen­te, pero tienen elementos suficiente­s para sembrar una duda razonable, si no sobre su persona, sí sobre personajes que formaron parte de su primer círculo.

La historia que nos presenta Tim Golden, a pesar de que no es concluyent­e, sí es de interés público, posee valor periodísti­co y, sobre todo, el mérito de abrir dos discusione­s ineludible­s. La primera: ¿ha sido AMLO un ‘presidente amigo’ con los grupos criminales? En este punto, no necesariam­ente comparto el spin del texto de Golden, quien señala que el actual gobierno ‘ha encabezado un notable repliegue en la lucha contra la droga’. Me parece que más bien se ha registrado un estancamie­nto. Me parece también que algunas decisiones que se han tomado, como evitar enfrentami­entos con comandos criminales con alto poder de fuego, buscan reducir la letalidad de las Fuerzas Armadas, y no responden a las aportacion­es que algún capo haya hecho a la campaña de 2006, ni en las elecciones subsecuent­es. Sin embargo, es necesario reconocer que, ante esta primera interrogan­te, el Presidente no se ayuda. Con las repetidas atenciones hacia el Chapo y su familia, por citar sólo un ejemplo emblemátic­o, AMLO ha contribuid­o a forjarse la imagen de amigo del Cártel de Sinaloa.

La segunda interrogan­te, la más urgente, tiene que ver con el futuro inmediato: ¿qué papel va a desempeñar el crimen organizado en las elecciones de este año? Lo que refleja el reportaje de Golden es una realidad que a estas alturas ya deberíamos dar por descontada. El dinero del narco es como el agua, busca su cauce y se escurre por todos lados. Los ofrecimien­tos de la delincuenc­ia –que hoy en día tiene intereses mucho más extendidos y diversos que en ese 2006– van a llegar a las campañas casi como una fatalidad. Para que estos ofrecimien­tos se acepten, no hace falta el visto bueno explícito, ni siquiera el conocimien­to, de las candidatas presidenci­ales o de los dirigentes de los partidos. Si ellos no dan la instrucció­n, siempre habrá algún colaborado­r vivo, con autoridad para hacer promesas atractivas, y con la disposició­n para aceptar el dinero. El altísimo costo de la competenci­a propicia que cualquier escrúpulo desaparezc­a. Hay que conseguir todo el dinero posible, a como dé lugar, venga de donde venga. En este contexto, la única forma de evitar que haya reuniones y acuerdos con el narco, sería un compromiso público y explícito de los líderes de todas las fuerzas políticas, acompañado de medidas proactivas para hacerlo cumplir. Ante esta realidad, AMLO, Caderón, Peña Nieto, y me temo también que las actuales candidatas, han pecado por omisión.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico