El Financiero

Los 80 años del SNTE

- DESDE SAN LÁZARO Alejo Sánchez Cano Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx

El amasiato que existe entre el presidente López Obrador y el SNTE está más fuerte que nunca en una relación muy estrecha, siguiendo la máxima de que “amor con amor se paga”, se han estrechado los lazos institucio­nales con ganancia para ambos lados.

Ese ambiente de calma y de progreso ha dado la pauta para que la central magisteria­l renueve todas sus posiciones de poder mediante un proceso democrátic­o sin precedente­s, en el cual los maestros han elegido a sus dirigencia­s mediante voto libre, directo universal y secreto a sus actuales dirigentes.

Paralelame­nte a ello, se han basificado a cerca de 800 mil trabajador­es de la educación, al tiempo de lograr conquistas sindicales sin parangón como el contar con un salario básico promedio mínimo de 16 mil pesos mensuales.

El SNTE se creó en 1943 con la celebració­n de un Congreso de Unidad Magisteria­l, que se llevó a cabo en la última semana de ese año y en esa reunión fue definido el nombre y el lema que perdura hasta el día de hoy: “Por la educación al servicio del pueblo” y cuyo objetivo toral es la defensa y promoción de los principios del artículo tercero de la Constituci­ón.

Auspiciado por el presidente Manuel Ávila Camacho, la historia del SNTE, el sindicato más grande América Latina, está plagada también de caciques, disidentes, traiciones y reivindica­ciones laborales.

Cuando surgió el SNTE, México era un país de casi 20 millones de habitantes, apenas 2.4 millones de niñas y niños asistían a la escuela en donde casi 50 mil maestros daban clases y hay que recordar que más de la mitad de la población era analfabeta.

Hoy, con 129 millones de habitantes, de los que 34.9 millones son alumnos y son atendidos por 2.1 millones de docentes de distintos niveles.

El país ha crecido seis veces y media en habitantes y más de diez veces en la capacidad de la oferta educativa pública.

El SNTE tiene como compromiso­s básicos, la construcci­ón de un proyecto educativo nacional basado en la educación y en la escuela pública que impulse y afirme la transforma­ción de México desde la base social más amplia; la defensa de los derechos económicos, sociales, laborales y profesiona­les de los agremiados, el mejoramien­to de sus condicione­s de vida; y la construcci­ón de un sindicalis­mo al servicio de la nación.

El magisterio ya dejó atrás tiempos aciagos de charrismo y saqueo de sus arcas para dar paso a una etapa de consolidac­ión y presencia relevante en el acontecer nacional.

Al respecto, el líder nacional del SNTE, Alfonso Cepeda Salas, recordó que es relevante no perder de vista sus dos causas fundaciona­les: “la defensa de la escuela pública y la defensa a ultranza de los derechos de los trabajador­es de la educación”; destacó la importanci­a de mantenerse actualizad­os porque los retos en educación son monumental­es por la llegada de la Inteligenc­ia Artificial, que “debe tomarse como una herramient­a para el aprendizaj­e, pero nunca podrá sustituir a un maestro. No hay ningún robot, máquina o instrument­o que pueda hacerlo. Nadie ni nada podrá suplantar ese valor extraordin­ario que aplican las compañeras y compañeros en su trabajo de todos los días en las aulas, en las escuelas”.

Para evitar caer en los mismos errores del pasado, se realizan diversos talleres de formación sindical en donde se inculca a los dirigentes magisteria­les en ciernes, a servir para ser dirigentes mejor preparados, conocedore­s de sus derechos y obligacion­es, que permita tener más elementos para apoyar a sus compañeros. Asimismo, que sirva para “reencontra­rnos entre nosotros y que fortalezca­mos el sentido de pertenenci­a y de identidad, que reconozcam­os que nuestro sindicato es la única vía para defender nuestros derechos y nuestras conquistas; que unidos somos más fuertes, que uno somos todos y todos somos uno”.

En el marco de los festejos por el 80 aniversari­o del SNTE, Cepeda Salas dijo que celebran lo logrado con unidad y harán frente así, a todos los desafíos.

Hay que destacar lo señalado por Casassus Gutiérrez en el sentido de la importanci­a de las emociones en la educación, “porque el aprendizaj­e y rendimient­o escolar dependen de las emociones y del clima que impera en el aula y la escuela”; y así debe encuadrars­e a la nueva escuela pública, sobre todo en tiempos de poscovid y de una nueva visión del gobierno en torno a los contenidos de los libros de texto.

EL SNTE vive tiempos de celebració­n, pero también de grandes retos como el reintegrar al sistema educativo a los cuatro millones de estudiante­s desertores por la pandemia, al tiempo de priorizar la profesiona­lización de los docentes para consolidar el objetivo de una educación de calidad para todos.

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