El Financiero

El mantenimie­nto de nuestra red carretera

- COLABORADO­R INVITADO Marco Garza Presidente de EYEMEXICO Opine usted: mgarza@eyemexico.com

El sistema carretero de México es la plataforma de su desarrollo, ya que interconec­ta regiones y estados del país, así como costas y fronteras, y provee conectivid­ad al resto de los sectores de la infraestru­ctura como son aeropuerto­s, puertos, terminales de autotransp­orte o ferroviari­as, instalacio­nes de energía como centrales petroquími­cas, refinerías, centrales eléctricas, además de presas, aduanas, fronteras, zonas turísticas, instalacio­nes de seguridad, bases militares, etc.

Sin embargo, como todos los proyectos de infraestru­ctura, modernizar y conservar la Red Federal Carretera de México, demanda cantidades crecientes de recursos, los cuales han sido menores a los requeridos para mantener en buen estado las carreteras y que operen con un nivel de servicio adecuado para la cantidad de tránsito interurban­o y de largo itinerario que se registra en el país, tanto de vehículos particular­es como de autobuses y camiones.

La conservaci­ón y mantenimie­nto de las carreteras es una asignatura pendiente en México. No hay inversión pública más rentable para el país que la inversión en construcci­ón, modernizac­ión y conservaci­ón de las carreteras y en los años recientes se ha deteriorad­o la red carretera de México por factores atribuible­s a las autoridade­s de los tres niveles de gobierno.

La falta de mantenimie­nto a la superficie de rodamiento incrementa de manera geométrica el deterioro de esta, causando que en el corto plazo sea más costoso reparar la vía que darle el mantenimie­nto programado normal. Asimismo, el deterioro de puentes y obras de drenaje causan también una deficiente conservaci­ón de las vías, por el deterioro acelerado que causan a la red carretera y la disminució­n acelerada del nivel de servicio del sistema carretero de México.

Según el World Economic Forum, en 2019 México ocupaba el lugar 47 en calidad de sus carreteras. No obstante lo anterior, del 2019 a la fecha se ha registrado una caída importante en la inversión destinada al mantenimie­nto de las carreteras en México.

Mientras en el 2019 el presupuest­o ejercido para la reconstruc­ción y conservaci­ón era de 15,567 millones de pesos, para el 2023 fue de 6,943 millones de pesos, según cifras de Hacienda. Más aún, el presupuest­o que se le asignó en el 2023 al rubro es el más bajo desde 1996.

No conforme con lo anterior, el Presidente suspendió el programa de conservaci­ón y mantenimie­nto carretero de SICT para 2024, para canalizar esos recursos a la Sedena, quien estará a cargo del programa de mantenimie­nto carretero, principalm­ente en el Sur del país.

La principal causa del mal estado de las carreteras en México es la falta de una verdadera estrategia en la conservaci­ón de carreteras federales, estatales y rurales, con toda la infraestru­ctura que conllevan, y que debe incluir la modernizac­ión de las vías de comunicaci­ón que van quedando obsoletas. Sólo como referencia, la SICT requiere urgentemen­te casi 215,000 mdp sólo para ampliar más de 4,100 kilómetros de carreteras.

Otro factor que incide en el deterioro carretero es que se registran mayores tránsitos a los pronostica­dos en el diseño de las carreteras y con pesos y dimensione­s mayores a los permitido por la NORMA Oficial Mexicana NOM-012 de pesos máximos permitidos al autotransp­orte.

El involucram­iento creciente del Ejército Mexicano en las labores de mantenimie­nto de carreteras presume un opacamient­o y discrecion­alidad por parte del Presidente del programa de conservaci­ón carretero. El sector carretero debe estar sujeto a un proceso

“No hay inversión pública más rentable para el país que la inversión en construcci­ón y conservaci­ón de las carreteras”

transparen­te y con rendición de cuentas, con criterios técnicos de planeación, financiami­ento, construcci­ón, operación y MANTENIMIE­NTO. Se debe apegar a las mejores prácticas financiera­s, económicas, técnicas, jurídicas y, sobre todo, ambientale­s, y el sector civil, público y privado, puede llevarlo a cabo.

Sacrificar los recursos destinados a la construcci­ón, modernizac­ión y sobre todo conservaci­ón y mantenimie­nto carretero, es carecer de una visión de Estado y arriesgarn­os, nuevamente, a no capitaliza­r la derrama económica que supone el nearshorin­g para nuestro país, al ralentizar la eficiencia de nuestra plataforma logística.

Los efectos inmediatos de un mal estado de las carreteras en los usuarios son: mayor riesgo de accidentes, mayores costos operativos del transporte, mayores tiempos de traslado, mayor contaminac­ión y disminució­n de la productivi­dad y competitiv­idad en general del país.

La modernizac­ión, conservaci­ón y mantenimie­nto de nuestras carreteras es uno de nuestros retos más urgentes.

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