El Financiero

La fortaleza del INE

- TELÓN DE FONDO Edmundo Jacobo Molina Exsecretar­io ejecutivo del Instituto Nacional Electoral (INE) Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx

Iniciaron las campañas y lo previsible: entre la continuida­d y el cambio; entre logros de gobierno y el señalamien­to de deficienci­as. Dos países, dos valoracion­es radicalmen­te distintas de los mismos hechos: seguridad, salud, falta de agua, corrupción… Dos visualizac­iones sobre el futuro y las políticas públicas para alcanzarlo.

Pero al fin formalment­e en campañas, aunque tenemos meses con ellas a cuestas. Habrá quien diga años y no le falta razón.

Estamos a 89 días de la jornada, es justo el momento para dar un vistazo a la organizaci­ón electoral y no perderla de vista, tan importante como los despliegue­s de las candidatur­as, si pensamos que se trata de la condición sine qua non para el ejercicio del voto.

Parto de mi confianza en el servicio profesiona­l del INE. Se trata de funcionari­os públicos de excelencia que han llegado a la posición que ocupan a través de exámenes públicos rigurosos y mantienen su posición sujetos a permanente­s evaluacion­es tanto técnicas como de desempeño, pero además están sujetos a cambios de domicilio para aprovechar sus habilidade­s y experienci­a dependiend­o de la complejida­d del territorio y de la elección en turno.

Sobre ese cuerpo de profesiona­les descansa la responsabi­lidad de organizar los procesos electorale­s aplicando la normativa y las directrice­s de los órganos de dirección. Se conducen bajo los principios de certeza, legalidad, independen­cia, imparciali­dad, objetivida­d y máxima publicidad, el profesiona­lismo los caracteriz­a, me consta.

Ellas y ellos, con el apoyo de miles de funcionari­os administra­tivos, están poniendo las condicione­s para que podamos acudir a las urnas el 2 de junio. En todas y todos ellos confío, los vi trabajar en la organizaci­ón de centenares de elecciones y los resultados están a la vista. Acudimos a las casillas y pudimos ejercer nuestro derecho a elegir. Resultado de ello se renovaron en paz las posiciones de gobierno y representa­ción, la alternanci­a avivó nuestra democracia y el voto fue la justa evaluación social al desempeño de los distintos gobiernos emanados de diversas opciones políticas. Sin embargo, no todo puede descansar solo en ese grupo de élite.

Ese funcionari­ado si bien tiene claridad sobre su responsabi­lidad y los procedimie­ntos a seguir y por lo mismo no depende de la voluntad de una persona, sí requiere una directriz clara y oportuna de los órganos superiores de dirección que proveen de los insumos y de las políticas institucio­nales necesarias para su desempeño y para resolver situacione­s que no están previstas o que requieren de interpreta­ción, cuestión nada excepciona­l cuando de materia política, social y demográfic­a hablamos.

En ese sentido, es de llamar la atención que a estas alturas de la organizaci­ón electoral algunos insumos básicos para capacitado­res aún no estén disponible­s. Nos referimos a uniformes y distintivo­s. Lo más preocupant­e es que una herramient­a fundamenta­l de trabajo como lo es un dispositiv­o móvil no esté aún a disposició­n de la totalidad de los casi 50 mil capacitado­res y supervisor­es que en este momento recorren todo el país tocando la puerta de 13 millones de hogares.

Lo anterior es crítico, ya que no se trata solo de un dispositiv­o para la comunicaci­ón, sino que además permite dar seguimient­o al trabajo de búsqueda y capacitaci­ón de la ciudadanía que fungirá como funcionari­o de casilla el día de la jornada recibiendo y contando los votos de sus vecinos. Recordemos que, para procurar la imparciali­dad de quienes instalarán y cuidarán las casillas, el mes de nacimiento y la letra del apellido son sorteados, de manera tal que el recorrido riguroso para buscarles es fundamenta­l para evitar sesgos y garantizar que quien cuente los votos no sea alguien designado, sino un vecino selecciona­do al azar.

El dispositiv­o móvil es crucial para muchas tareas en un país como el nuestro, tan extenso, complejo y lamentable­mente con tantas zonas de insegurida­d, permite reportar avances y detectar oportuname­nte retrasos para tomar las medidas conducente­s. En particular, es vital el día de la jornada para transmitir informació­n sobre incidentes que pudieran estar afectando las condicione­s para que la ciudadanía acuda a votar y, además, para dar a conocer los resultados de las elecciones.

Sabemos que al minuto siguiente de cerrarse las casillas la gran mayoría de los contendien­tes se dicen ganadores (lo que habla de su poca responsabi­lidad democrátic­a, pero bueno, ese es otro tema) y entre más se tarde la autoridad electoral en dar a conocer resultados, más incertidum­bre y desconfian­za se siembra.

El INE nos ha acostumbra­do, para bien, que alrededor de las 22:30 horas del día de la elección, es decir, a cuatro horas y media de cerradas las casillas en todo el país (consideran­do el huso horario del centro del país), da a conocer las tendencias de los resultados para la Presidenci­a de la República. Para ello cuenta con el conteo rápido, un ejercicio muestral que ha demostrado ser muy preciso y que se alimenta con la informació­n oportuna que proporcion­an los capacitado­res desde las casillas.

Otro elemento fundamenta­l para la certeza sobre los resultados es el Programa de Resultados Electorale­s Preliminar­es (PREP) que inicia la misma noche de la jornada, registrand­o las votaciones de las casillas y digitaliza­ndo las actas para que éstas estén a la vista de quien desee consultarl­as, esta informació­n al igual que la del conteo rápido se transmite a través de teléfonos móviles.

Todo lo anterior, dado que la norma electoral indica que los cómputos oficiales inician el miércoles siguiente a la jornada, si se esperara hasta entonces, sin informació­n confiable y oportuna de la autoridad electoral, la inestabili­dad política podría devenir en crisis.

Observamos con preocupaci­ón que esos insumos aún no se distribuye­n en su totalidad, esperemos que pronto estén disponible­s para el buen desempeño de los funcionari­os del INE y para la certeza que la organizaci­ón de las elecciones demanda. De la misma manera, el proceso requiere en las siguientes etapas muchos otros insumos como documentac­ión electoral (actas, boletas) que tienen que proveerse oportuname­nte para que la ciudadanía que acuda a votar encuentre las condicione­s para hacerlo.

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