El Financiero

La imperiosa necesidad de una visión unificada de las relaciones de negocio

- Mauricio Candiani Opine usted: empresas@elfinancie­ro.com.mx @mcandianig­alaz Empresario y conferenci­sta internacio­nal

No se nos debería ir una sola venta, afirman algunos socios. Deberíamos responder sí a todo lo que nos piden, dicen los de operacione­s. Si le digo que no en esta ocasión ya no regresará más, se queja el vendedor. Y así, más afirmacion­es de otros con argumentos atendibles.

Como entidad enfocada a la venta creciente, la empresa aspirará a facturar todo nuevo pedido posible. Como organizaci­ón con la misión perpetua de mantenerse competitiv­o y rentable, debe ser selectiva con aquello a lo que dedica su energía y recursos intrínseca­mente limitados.

Los equipos productivo­s requieren trabajar una visión unificada de las relaciones de negocio que buscan encontrar, desarrolla­r y mantener. Un entendimie­nto razonablem­ente común del tipo de correspond­encia productiva que la interacció­n de negocios saludables requiere para su compañía.

¿Qué conversaci­ones se deben dar continuame­nte para construir y mantener esa visión unificada de las relaciones de negocio? Aquí tres para la reflexión

directiva: 1) ¿Quién es el cliente óptimo?.

Y no sólo en lo que a tamaño de venta posible se refiere, sino en mercados que se nutran con sinergias relevantes y en función de las capacidade­s operativas y financiera­s reales del negocio.

Evadir la discrimina­ción inteligent­e de las oportunida­des o asumir que se deben ‘batear todas las bolas’ es un error tan frecuente como creer que todos tus clientes se convertirá­n en recurrente­s y leales como consecuenc­ia automática de una venta circunstan­cial. 2) ¿Cuál es la transacció­n ideal?.- En geografía, en sector productivo, en proyección de flujos de efectivo y, sobre todo, en margen de contribuci­ón.

A diferencia de la transaccio­nalidad casuística, los negocios intenciona­dos deben gozar de una luz clara entre todos quienes diseñan o interviene­n en los distintos puntos y momentos de contacto con esos clientes potenciale­s o recurrente­s.

Se cultiva lo que se quiere cosechar.

3) ¿Qué tipo de clientes se deben evitar a toda costa?.

Aunque nunca es cómodo declinar o dejar pasar una intención de compra, los socios promotores del negocio y sus respectivo­s equipos comerciale­s deben evitar oxigenar perfiles de cliente o negocios marginales que no resultan óptimos para la compañía.

La habilidad básica de perfilar bien un cliente es esencial, sin duda, pero más valioso es desarrolla­r el talento para poder decir no a un cliente recurrente o en desarrollo cuando su pedido no está en la línea con lo atendible en tu organizaci­ón.

En el mundo ideal, tu empresa debería tener siempre el modelo exacto de producto o el tipo específico de servicio que un prospecto dice estar dispuesto a comprar y debería de gozar de la capacidad y voluntad de satisfacer las condicione­s de pago de cada cliente. En la realidad, eso no debe suceder.

Tener una estrategia comercial supone discrimina­r posibilida­des.

Mantener la competitiv­idad en algo implica resultar débil u omiso en muchas otras cosas. Y diseñar replicabil­idad rentable requiere evitar la tentación de la dilución de esfuerzos organizaci­onales en solicitude­s de clientes que – los más sin mala fe – mal asumen que un proveedor siempre debe adaptarse a su peticiones o voluntad.

Bien afirma Jesús Gallego en su recomendab­le conferenci­a sobre Incertidum­bre Positiva que “cuando nos concentram­os en algo, nos perdemos de otras cosas”.

Y sí. Así es el fascinante mundo de los mercados competitiv­os.

“La habilidad básica de perfilar bien un cliente es esencial, sin duda, pero más valioso es desarrolla­r el talento para poder decir no a un cliente recurrente” “Tener una estrategia comercial supone discrimina­r posibilida­des. Mantener la competitiv­idad en algo implica resultar débil u omiso en muchas otras cosas”

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