Guerrero está podrido
El apoyo público del presidente Andrés Manuel López Obrador para la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, es inexplicable. Pero es aún más inconcebible porque intramuros la considera una incompetente a la que todos los problemas la rebasan. La gobernadora es tratada por Palacio Nacional como una figura de ornato, porque quien lleva las riendas del estado es su padre, el senador Félix Salgado Macedonio. Los temas importantes no son tratados con ella, sino con él, de manera no directa sino indirecta, y es a quien hacen responsable del control y el manejo de la crisis permanente que vive la entidad.
Guerrero se ha vuelto un tema de preocupación real en Palacio Nacional y el Presidente le autorizó al fiscal general, Alejandro Gertz Manero –que hace las veces de jefe de Oficina y secretario de Gobernación en la sombra– para que hablara con el senador sobre la problemática en el estado, en particular por la cercanía incómoda que tienen los Salgado con el crimen organizado. El detonante fue un reporte que le entregó Gertz Manero a López Obrador donde mencionó que sólo este año han sido asesinadas, con violencia extrema, 10 personas cercanas a la gobernadora.
El Presidente esta metido, aunque no lo quiera ver o reconocer, en la contradicción de sus propios errores, al impulsar a Salgado Macedonio a la candidatura para la gubernatura de Guerrero, que cuando se frustró por violar las leyes electorales, pese a tener opciones y recomendaciones de sus más cercanos, optó por su hija Evelyn, para que el poder quedara en manos de la familia y sus cercanos.
Uno de ellos, Ludwing Marcial Reynoso, fue impulsado por el senador para ser el fiscal estatal, pero los anticuerpos en el gobierno federal se le cruzaron por su presunta responsabilidad en pactos oscuros con los Beltrán Leyva cuando era secretario del ayuntamiento de Acapulco, encabezado en ese entonces por Salgado Macedonio. No obstante cayó como secretario general de Gobierno, a través de quien manda el senador.
La reacción dentro del gobierno permitió que llegara a la fiscalía del estado Sandra Luz Valdovinos, teniente coronel del Ejército, a quien el gobierno estatal la ha bloqueado, sin darle apoyo ni recursos. El envío de una fiscal militar pretendía desmantelar la red de protección que se tejió durante el gobierno de Héctor Astudillo, cuando se impulsó como la organización criminal predominante a Los Tlacos, se contuvo a La Familia Michoacana en una parte de la Tierra Caliente, colindante con el Estado de México, y se negoció con Los Ardillos.
Desde la Ciudad de México respaldaron a Valdovinos y se obtuvieron, por primera vez, órdenes de aprehensión contra los jefes de Los Tlacos, Onésimo el Necho Marquina, que anda huyendo; de Los Ardillos, Celso Ortega Jiménez, y contra los hermanos Johnny y José Alfredo