El Financiero

¿Cómo recuperar el territorio?

- Eduardo Guerrero Gutiérrez @laloguerre­ro

Decía la semana pasada, en este mismo espacio, que la recuperaci­ón del territorio por parte del Estado mexicano debe figurar como uno de los tres objetivos prioritari­os de la próxima administra­ción en materia de seguridad. Sin un genuino control territoria­l por parte de las autoridade­s, los habitantes de un espacio geográfico están a la merced del crimen organizado. Quienes habiten el territorio pueden ser levantados, desapareci­dos o acribillad­os, sin que exista la menor probabilid­ad de que los agresores paguen algún costo por ello. Los negocios visibles, a pie de calle, por otra parte, segurament­e deberán pagar un impuesto criminal, pues, de otra manera, sus instalacio­nes serán blanco de rafagueos o incendios provocados, y si el impago persiste, los propios gerentes o dueños de esos negocios podrían ser víctimas de ataques directos.

En la actualidad, las autoridade­s toman comúnmente tres tipos de decisiones para dizque arrebatar el control territoria­l al crimen. A nivel federal, la Guardia Nacional ha optado por construir numerosos cuarteles en diversos puntos del territorio nacional. Para tener una idea de la dimensión de este esfuerzo, en términos financiero­s y humanos, solamente en Acapulco la Guardia Nacional está construyen­do ahora 40 nuevos cuarteles. Los gobernador­es, por otra parte, están enfocados en colaborar en la instalació­n de Bases de Operación Mixta, que comúnmente son cuarteles temporales en zonas rurales donde se registra violencia criminal. Estas bases son mixtas porque concentran elementos del Ejército, la Guardia Nacional, así como policías estatales y municipale­s. Por cierto, los gobernador­es también impulsan la colaboraci­ón de las policías estatales con los miembros de diversas agencias federales en operativos carreteros, especialme­nte durante periodos vacacional­es.

En el caso de las alcaldías, finalmente, un alto número de sus titulares (como es el caso de Chilpancin­go) han priorizado “el rescate de espacios públicos” (como plazas, parques, corredores peatonales y centros deportivos) como un instrument­o útil para alejar a los jóvenes de la criminalid­ad callejera y procurarle­s “un sano esparcimie­nto” y espacios que propicien “la convivenci­a social”. De acuerdo con los presidente­s municipale­s, estas acciones también son útiles para recobrar espacios.

Ahora bien, estas acciones, por sí mismas, están lejos de lograr la pretendida recuperaci­ón del territorio. Sin duda alguna, varias de ellas pueden contribuir a alcanzar este objetivo, pero esa contribuci­ón se materializ­ará siempre y cuando estas acciones estén contemplad­as en un conjunto de acciones más amplio. Por ejemplo, de nada servirá construir más y más cuarteles de la Guardia Nacional mientras el crimen organizado tenga penetradas no sólo las institucio­nes estatales, como las fiscalías y las secretaría­s de seguridad, sino también a la propia corporació­n militar, como sucedió con el personal de los batallones 27 y 41 de infantería, en el caso Ayotzinapa.

De modo que un primer paso para recuperar el control territoria­l

está vinculado con un trabajo a fondo de depuración de las institucio­nes militares y policiales. Una vez que esta depuración sea una realidad será indispensa­ble el desmantela­miento de las principale­s células criminales de la zona, empezando con aquellas que sean considerad­as como las más violentas. Sin este trabajo de neutraliza­ción criminal, el personal de investigac­ión de la fiscalía estatal, y los propios policías estatales y municipale­s, se encontrará en riesgo inminente de ser levantado y asesinado por los grupos criminales dominantes.

Una segunda medida indispensa­ble para recuperar el control territoria­l será diseñar e implementa­r nuevas regulacion­es del transporte público ahí donde los grupos criminales se hayan apoderado de este servicio, como sucede actualment­e en áreas urbanas como la de Chilpancin­go, donde Tlacos y Ardillos sostienen una violenta disputa que ha cobrado la vida de decenas de conductore­s y pasajeros, víctimas de las represalia­s de las bandas por la circulació­n de vehículos de transporte en rutas que ellos consideran bajo su dominio. A nivel macro, esta misma lógica de combate al crimen que controla el transporte público deberá aplicarse en varios tramos carreteros para reducir el robo al transporte de carga (aunque lógicament­e deberán introducir­se varios ajustes importante­s).

Una tercera medida urgente para recuperar territorio­s es que

las policías municipale­s adopten un perfil de proximidad social, lo que les permitirá ganarse gradualmen­te la confianza de la población, elemento clave para la recuperaci­ón de un área geográfica. Si las autoridade­s políticas y policiales no cuentan con la credibilid­ad y la confianza de la gente, la recuperaci­ón del territorio será más una fantasía que una realidad. Simultánea­mente al trabajo de proximidad de las policías, las dependenci­as de carácter social de los tres ámbitos de gobierno deben desplegar sus acciones coordinada­mente en el territorio para elevar el impacto de los programas sociales, lo que permitirá erosionar la base social con la que cuenta el crimen organizado en la zona.

Por último, un efecto indirecto de las políticas sociales deberá ser la activación y articulaci­ón de las organizaci­ones comunitari­as presentes en la zona. Actualment­e, muchas de estas organizaci­ones están desmoviliz­adas, tanto por las agresiones y amenazas del crimen, como por el efecto del esquema de asignacion­es directas con el que actualment­e funcionan los principale­s programas de asistencia social. La activación de estas organizaci­ones comunitari­as, especialme­nte de aquellas cuyos miembros trabajan en la calle, permitirá a las autoridade­s contar con un aliado clave, pues serán una fuente inagotable de inteligenc­ia social, la cual podrá utilizarse para lograr la recuperaci­ón del control territoria­l.

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